Una vez más, la realidad ha superado la ficción. Si no que se lo digan a los agentes de la Policía Local de Vilagarcía de Arousa, Pontevedra, cuando pararon a un hombre por beber cerveza mientras conducía por las calles del pueblo y descubrieron que el coche que manejaba había sido robado.
Tras el alto de los agentes, el individuo, aunque se resistió, fue sometido a una prueba de alcoholemia para ver la tasa en sangre que tenía. El resultado fue positivo: 0,6 mg/l. Justo el límite para no incurrir en un delito penal -por lo que el infractor puede enfrentarse a una pena de hasta entre 3 y 6 meses de prisión- y que solo sea administrativo, teniendo que hacer frente al pago de una multa y la sanción de varios puntos del carné de conducir. Algo que al infractor, un hombre de 46 años y vecino de la localidad de Forcarei, no debía importarte mucho, puesto que no tenía permiso de conducción, según recoge La Voz de Galicia.
Pero lo más sorprendente vino después. Tras el positivo en alcohol del conductor, los agentes procedieron a retirar el vehículo de la vía. La Policía le pidio las llaves del coche al infractor y este reconoció que no las tenía, por lo que los agentes le interrogaron para saber cómo había conseguido arrancarlo. Finalmente, confesó: lo había hecho mediante un puente en el cableado del motor, con el que logró ponerlo en marcha sin necesidad de introducir la llave.
Tras la confesión, los agente introdujeron la matrícula del vehículo en el sistema y descubrieron que había sido robado. Una historia díficil de creer, pero cierta, que, sin duda, a sorprendido a todos los vecinos de Vilagarcía de Arousa.