La Generalitat de Cataluña toma cartas en el asunto de las hermanas bengalíes que iban a ser obligadas a casarse en su país y quita a los padres la tutela legal al ser menores de edad. Los padres de las menores que iban a ser obligadas a casarse en Bangladesh ya no tienen su tutela. La administración catalana se ha hecho cargo de ella para protegerlas.
Una de estas jóvenes fue la que denunció ante los Mossos d'Esquadra que sus padres la querían obligar a casarse con un hombre de su país. Desde ese momento, la joven quedó bajo protección en un piso de la Generalitat.
Según han publicado varios medios, la chica que puso la denuncia lo hizo en la comisaría del barrio del Raval en Barcelona, donde explicó que hacía unos años que vive en la ciudad con su hermana de 15 años y tres hermanos más pequeños nacidos en España.
La joven narró a los agentes que su familia había acordado un matrimonio de conveniencia con un hombre de Bangladesh que no conocía y que la familia se iba a desplazar a ese país en junio, a pesar de su negativa a casarse, y que había recibido amenazas.
Fuentes del Departamento de Derechos Sociales han informado que la administración catalana ha aplicado la situación de desamparo efectivo a las dos hermanas, como protección y tutela. Así pues, los padres de estas dos jóvenes ya no tienen la tutela legal sino que esta depende de la DGAIA, ya que las dos son menores de edad.
La policía catalana dispone de un protocolo para la prevención de los matrimonios forzosos, un delito que está perseguido por el Código Penal, y los grupos de atención a la víctima de los Mossos asesoran a estas mujeres, en muchas ocasiones menores de edad.
La Generalitat ha confirmado que en lo que va de año se han producido tres denuncias en los que se alerta de los matrimonios forzosos a menores de edad y una en la que era una joven adulta la que estaba obligada por sus familiares a casarse. Las niñas suelen ser las víctimas de estos delitos en los que sus propios progenitores las entregan a hombres mucho mayores que ellas a cambio de dinero. Las víctimas se suelen percatar cuando sus padres organizan un viaje de forma repentina a su país de origen.