Islas Baleares se prepara ya para la temporada alta. Con la entrada de junio y un calor veraniego anticipado, arranca un escenario que tiene como una de las fechas clave en el calendario el fin del curso académico, momento al que aguardan multitud de jóvenes para dar inicio a sus tradicionales fiestas y celebraciones.
Palma de Mallorca, como el resto de las islas, espera ya la llegada masiva de turistas británicos, y por eso desde esta misma semana el Gobierno balear desplegará un amplio dispositivo de seguridad.
El objetivo es claro: evitar el turismo de borrachera y los ya famosos ‘balconing’; los saltos más peligrosos que se repiten año tras año protagonizando tragedias. De hecho, ya el balance del mes de mayo es de dos fallecidos, –uno por balconing y otro por saltar desde un acantilado–, y dos heridos graves.
Para evitar que esas cifras sigan creciendo y mantener el orden, el Gobierno de las Islas Baleares confía en su plan contra el turismo de excesos. Esta semana llegará un notable refuerzo policial, con 700 efectivos, –300 agentes de la Policía Nacional y 400 de la Guardia Civil–, que actuarán en todas las islas.
Aparte de actuar en aeropuertos, carreteras y zonas turísticas, actuarán sobre todo en zonas calientes, como la famosa Magaluf.
En la zona, los vecinos que asisten cada año a este tipo de sucesos temen lo que pueda ser este año, tras dos años ‘moderados’ por la pandemia.
“Es una combinación de un poco de todo: gente joven, alcohol, drogas… Si esto está ocurriendo en mayo, no quiero pensar lo que puede ser la temporada de julio o agosto”, explica una vecina, mientras otro recalca: “No es justamente el turismo que estamos buscando”.
Por eso, estos meses patrullarán las calles esos 700 efectivos de las fuerzas del orden, algo que muchos reciben como una buena noticia, aunque otros consideran que no será efectivo porque tal cantidad de turismo escapa al control.
“Invertir más recursos de la isla en controlar un turismo que no podemos controlar me parece perder el tiempo”, señala un joven.
Con todo, el objetivo marcado es minimizar al máximo posible el turismo de borrachera.
Mientras tanto, en paralelo, el Proyecto de ley de circularidad y sostenibilidad turística, que llega al final de su tramitación parlamentaria algo más de tres meses después de la aprobación y entrada en vigor vía decreto, se debatirá y votará en el pleno del Parlament este mismo martes.
Entre otras medidas, esta ley contempla el bloqueo de todas las plazas turísticas, vacacionales y hoteleras en las cuatro islas, dado que, en palabras de la presidenta del Govern, Francina Armengol, hay que destacar la necesidad de que la mejora del modelo turístico apueste "por la calidad más que por la cantidad".
En este sentido, el Govern considera que el éxito del modelo "no puede depender de la llegada de millones de turistas", y apuntan que la norma es un buen punto de partida tanto para avanzar en la protección del territorio como para luchar contra la precariedad.