¿Trabajas mucho o eres un 'workaholic'? Aprende a identificar sus síntomas y a evitar esta adicción
Ser adicto al trabajo o un 'workaholic' puede lastrar tu vida personal y afectar a tus vínculos y relaciones
Es importante encontrar un equilibrio y reservar tiempo para cuidarnos, así como para atender a los nuestros
Vivir pensando en el trabajo es, además, contraproducente: necesitamos estímulos externos para pensar de forma más creativa
Es frecuente que nos quejemos por lo mucho que trabajamos, por la cantidad de horas que debemos dedicar a ello, por lo difícil que es tratar con ciertos compañeros o superiores... pero lo cierto es que muchas veces somos los principales responsables de ese círculo vicioso en el que entramos cuando nuestra vida laboral parece ocuparlo y tocarlo absolutamente todo.
A veces no es tanto la presión externa la que provoca esta adicción, sino nuestro propio ego: somos incapaces de delegar y creemos que nadie va a hacer las cosas que mejor que nosotros. Por eso es importante conocer cuáles son los síntomas de la adicción al trabajo, o lo que es lo mismo, distinguir entre trabajar mucho o ser un 'workaholic'. La clave está en encontrar un equilibrio sano entre todas las facetas de nuestra vida.
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¿Trabajas mucho o eres un 'workaholic'? Síntomas de la adicción al trabajo
Existen determinadas señales o banderas rojas que pueden indicarte que te has convertido en un adicto al trabajo. Normalmente no sucede de un día para otro, y muchas veces llegamos a este punto de la mano de una situación laboral estresante, de una gran presión empresarial por ser más productivos, del miedo a un posible despido...
También es frecuente que nos volvamos adictos al trabajo si estamos desarrollando una idea de negocio propia, o si somos (o nos consideramos) una pieza clave en el entramado empresarial y nos sentimos (o nos gusta sentirnos) imprescindibles.
Sea cual sea el motivo, vivir centrados de forma absoluta en nuestro trabajo es siempre negativo, y está en nuestra mano situarnos por encima de todas estas circunstancias y marcar nuestras líneas infranqueables, evitando que nuestra vida laboral interfiera en todo lo demás y termine marcando el rumbo de nuestra vida.
Estas son algunos síntomas de la adicción a trabajo que pueden indicar que te has convertido en un 'workaholic':
- Buscas excusas para no descansar. Si siempre hay algo más importante que descansar, pasar tiempo con tus amigos o con tu familia... y estar tiempo desconectado de la oficina te genera cierta ansiedad, es probable que seas adicto al trabajo. Las personas adictas al trabajo evitan incluso estar de baja cuando están enfermos, y pueden mostrar poco interés en las vacaciones porque las asocian con una etapa de pérdida de control sobre lo laboral. A veces sencillamente somos incapaces de parar, aunque existen remedios para evitarlo.
- No desconectas. Es sano marcar unos límites a tu jornada laboral y, además, se trata de un derecho para cualquier trabajador, por mucho que la tecnología parezca obligarnos a permanecer siempre alerta. Si permaneces pendiente del trabajo todo el día aunque estés fuera de la oficina, es importante que revises este comportamiento. Debes ser capaz de abandonar tu teléfono las horas que sea necesario y dedicarte a cualquier otra tarea sin sentir el peso de conectarte o consultar tu correo constantemente.
- Solo hablas de trabajo. O hablas de ello casi en exclusiva. Tu vida laboral es importante, pero también lo es equilibrar esta faceta con el resto de tu vida y no dejar de lado tus aficiones, ni a tus seres queridos. Además, vivir centrado en una sola cosa te hará ser menos creativo y entrar en un bucle poco productivo cuando tengas que hacer frente a retos y desafíos que requieran cierta dosis de 'pensar fuera de la caja'.
- Te cuesta delegar. A veces la adicción al trabajo tiene que ver con el hecho de que estamos convencidos de que nadie podrá hacer nuestro trabajo mejor que nosotros mismos. Por eso nos cuesta delegar y preferimos asumir tareas sin fin, porque ello nos hace sentir bien, útiles y validados. Pero todo debe tener un límite y sobrecargarse inevitablemente lastrará otras áreas de tu vida.
- Te alimentas mal, evitas hacer ejercicio... Es un síntoma que puede tener que ver con muchas otras cosas pero, cuando el trabajo es lo primero para ti, es posible e incluso probable que comas sin tener en cuenta tus necesidades nutricionales y que no saques tiempo para hacer deporte, pasear... Si el trabajo lo absorbe todo, también termina por afectar a tu salud. Necesitamos reservar un tiempo a cuidarnos, y no convertirlo en la última tarea de la lista.
- Tu vida social y familiar se resiente. Si te has convertido en esa figura ausente que siempre aparece cansada y con poca energía para compartir tiempo de calidad con los demás, algo está fallando en tu vida y probablemente debas quitar peso a tus tareas laborales para compensar la balanza. Esta situación puede terminar con tus relaciones de todo tipo si no dedicas tiempo y mimo a cuidarlas y mantenerlas.
Si te reconoces en este pequeño listado de síntomas frecuentes, es probable que necesites reordenar tus prioridades y cambiar tu gestión del tiempo, así como reubicar la importancia que le das al trabajo para otorgarle un lugar y un espacio menos prevalente. Esto trucos pueden ayudarte en el área de gestión del tiempo, pero es importante que reconozcas primero que la importancia que das a tu trabajo es excesiva y no resulta saludable.
Además, es bueno que comiences a introducir en tu rutina actividades que disfrutes y que te hagan sentir bien: cuidar más tu alimentación, leer, hacer ejercicio, dar paseos, desconectar completamente durante el fin de semana, preparar reuniones especiales con amigos o con tu familia... En algunos casos puede ser necesario acudir a un especialista que te ayude a reducir tu dependencia, trabajando en aspectos como tu ansiedad, tu autoestima, tu nivel de estrés, tu capacidad para delegar...