{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Volver con un ex es para muchas personas como ir otra vez a un restaurante del que saliste con diarrea y náuseas. Algo te sentó fatal, pero no sabes si fue un mal día, un virus que te pegaron en el trabajo o que la comida te provocó indigestión, sin embargo, te arriesgas y vuelves a probar. El resultado puede ser que descubras un restaurante maravilloso que habías demonizado injustamente, o que acabes otra noche pegado a la taza del váter. Con el amor sucede algo parecido.
Cuando rompemos con un ex nos vemos arrastrados por los remordimientos. Incluso cuando la relación fue un horror, algo dentro de nosotros nos dice “¿Y si estás cometiendo un error?”. Cuesta acallar esa vocecita interna, pero el tiempo, la paciencia y el amor propio obran milagros. Y de repente un buen día sin esperártelo conoces a otra persona, te enamoras y comienza una película romántica digna de Disney.
Todo parece ir bien hasta que vuelve a ir mal, y tú, frustrado, con la guardia baja y con muchas inseguridades en tu maleta emocional, decides que es una buena idea llamar a tu ex. Pero, ¿de verdad es tan buena idea?
La situación que acabamos de describir puede parecer ficticia, pero sucede más de lo que nos gustaría creer, y el mejor ejemplo –o al menos el más visible– lo podemos encontrar en el reality de 'La última tentación'. Sirva de ejemplo el caso de Marina y Jesús, que podrían haber vuelto otra vez después de que la sevillana empezase una apasionada relación con Isaac Torres ('Lobo'), que no duró mucho ya que este acabó saliendo con Lucía Sánchez.
Si eres fan del programa seguro que has intentado crear un mapa mental de quién ha estado con quién, y es que es muy habitual que, tras su paso por la isla, los concursantes sufran desamores (como cualquier persona de a pie) y que por despecho vuelvan con un ex (también como cualquier persona de a pie). El resultado es un popurrí de amoríos dignos de telenovela.
Sin embargo, lo que pasa en Republica Dominicana también pasa en las calles de Madrid, de Almería o de Pontevedra. En otras palabras, no es tan raro que una persona vuelva con su ex por despecho cuando su nueva pareja le es infiel o le decepciona.
Eso es lo que le sucedió a Sergio, un joven de 23 años que apostó y perdió en el amor cuando dejó a su anterior pareja por otra chica. “Conocí a una persona y me enamoré, y antes de poner los cuernos preferí dejarlo todo claro”, explica. Sin embargo, tras seis meses de relación, su nueva pareja le fue infiel. “Me quedé muy tocado y necesitaba estar con alguien que no me hiciese daño, en plan alguien en quien confiar”, así que volvió a hablar con su ex, que todavía no había superado la ruptura, y tras un par de semanas retomaron la relación.
Un año después Sergio y su nueva –o vieja, según se mire– pareja volvieron a romper, esta vez definitivamente. “Me equivoqué, no puedes salir con alguien para que te suba el ego cuando otra persona te lo ha destrozado”, reflexiona el joven.
La decisión de volver con un ex no es un error, las segundas oportunidades sí pueden funcionar. El error es hacerlo por los motivos equivocados.
1. Intolerancia a la soledad
El primer gran error por el que muchas personas vuelven con un ex es porque no saben estar solas.
Cuando se acaba una relación necesitamos más que nunca apoyo social y rodearnos de nuestros seres queridos, pero eso no significa que tengamos que pasar las 24 horas del día con gente, y mucho menos si se trata de una nueva pareja.
Las rupturas duelen y es necesario atravesar ese proceso de duelo para entender qué es lo que queremos, definir nuestro valor y tener claro lo que no estaremos dispuestos a tolerar en una nueva relación.
¿Significa eso que si conoces a alguien increíble y te enamoras tras una ruptura debas dejarlo pasar? No. Una cosa es que surja una nueva relación y otra que la vayas buscando incansablemente.
2. Recomponer una autoestima herida
Tras una ruptura es normal sentirnos inseguros, sobre todo si ha habido alguna traición, infidelidad o falta de respeto de por medio.
En ese momento somos más vulnerables que nunca, y nuestra cabeza nos puede a pedir reaseguración. Es decir, rodearnos de gente que nos haga sentir queridos y deseados. ¿Quién mejor que un ex para lograrlo?, cabría pensar.
El problema es que un ex no va a curar tu autoestima, solo será un parche pasajero. Te sentirás bien momentáneamente, pero los problemas de autoestima seguirán surgiendo con más fuerza.
3. Necesidad de admiración
Las relaciones deberían basarse en la igualdad, pero desgraciadamente esto no siempre sucede así, y lo peor de todo es que hay quienes se aprovechan de dicha desigualdad.
Salir con tu ex porque sabes que está enamorado locamente de ti aunque tú no sientas lo mismo es jugar con sus sentimientos, utilizándole como si fuese tu admirador y no tu igual. A la larga lastimarás su autoestima y la relación sobrevivirá únicamente por la existencia de una gran dependencia emocional.