Vitamina C, un antídoto natural para paliar los efectos de las enfermedades respiratorias cada día más vital
La vitamina C es una de las sustancias a las que acudimos para evitar o paliar los efectos de resfriados y gripes: ¿Qué es y por qué la necesitamos?
Es probablemente una de las sustancias más fáciles de reconocer cuando se trata de cuidar nuestra salud, especialmente cuando llega el frío y nos enfrentamos a posibles gripes y resfriados. Ahora, con la crisis sanitaria por coronavirus impregnándolo todo, volvemos a darle importancia a su consumo: la vitamina C, en todas sus formas y versiones, es un elemento muy importante que debe estar presente en nuestra dieta diaria. ¿Qué es y por qué es tan necesaria la vitamina C
¿Qué es la vitamina C?
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La vitamina C es una vitamina mucho más útil de lo que parece a simple vista: sus usos van mucho más allá de la prevención ante enfermedades respiratorias, ya que se trata de una sustancia necesaria para el crecimiento y desarrollo normales, interviniendo en la reparación de tejidos en todas las partes del cuerpo.
La vitamina C se utiliza, por ello, para sanar heridas y formar tejido cicatricial; para reparar y mantener el cartílago, los huesos y los dientes; para ayudar a la absorción del hierro; así como por sus propiedades antioxidantes, bloqueando parte del daño causado por los radicales libres, que se producen cuando el cuerpo descompone el alimento o cuando se está expuesto al humo del tabaco o a la radiación.
También se utiliza mucho en cosmética, ya que la acumulación de radicales libres con el tiempo es ampliamente responsable del proceso de envejecimiento. De hecho, los radicales libres pueden jugar un papel muy importante en el desarrollo del cáncer, así como de enfermedades del corazón y trastornos como la artritis.
¿Por qué es tan importante consumir vitamina C?
Nuestro cuerpo no produce la vitamina C: debe obtenerla de los alimentos. Además, al tratarse de una vitamina hidrosoluble, ésta tampoco se almacena, expulsándose la cantidad que nuestro cuerpo no absorbe a través de la orina, el sudor... Ello se traduce en que es muy importante consumirla diariamente, y también de forma repartida, para no ‘desperdiciarla’ consumiendo una cantidad muy elevada en una sola ingesta.
El uso más tradicional o asociación más directa de la vitamina C con la salud ha sido en relación con resfriados y gripes y, en general, con las enfermedades respiratorias. Esto es así porque su consumo ayuda a reducir la duración de estas dolencias, así como sus síntomas. No conseguirá curarnos ni evitará que nos contagiemos, pero sí mejorará nuestras defensas y nuestra respuesta en caso de sufrir una de estas dolencias. Así, la vitamina C parece mostrar eficacia sobre el sistema inmune en diversos estudios, especialmente junto con beta-glucanos (setas, cereales, algas...)