Los virus respiratorios son los responsables de una serie de infecciones respiratorias agudas que son extremadamente frecuentes en la población, especialmente en niños pequeños. Suelen circular entre la población en los meses de otoño e invierno (algunos virus también en primavera) y otros se presentan a lo largo de todo el año.
Entre los virus respiratorios que infectan con mayor frecuencia al ser humano se encuentran los rinovirus, el virus respiratorio sincitial (VRS), metapneumovirus, parainfluenza, adenovirus, bocavirus, coronavirus y el virus de la gripe, según apunta The Conversation.
Las enfermedades que producen son generalmente leves, como es el caso del resfriado común o la faringitis. Pero en determinadas circunstancias, generalmente relacionadas con la situación clínica de base del individuo, pueden dar lugar a complicaciones más graves.
Por ejemplo, el VRS y algunos virus parainfluenza son responsables de muchas bronquiolitis y cuadros graves en niños de corta edad. Por su parte, los coronavirus SARS, MERS-CoV o SARS-Co-V2 pueden producir afecciones respiratorias graves como neumonía, insuficiencia respiratoria aguda y fallo multiorgánico.
En todos los casos, lo mejor que se puede hacer es acudir al médico para que valore el cuadro clínico y ofrezca directamente las recomendaciones de tratamiento.
Los rinovirus, adenovirus, bocavirus se presentan a lo largo de todo el año, pero su incidencia es mayor al principio de otoño y en la primavera. Los coronavirus y el virus respiratorio sincitial se dan en otoño, invierno y primavera. Por último, la gripe provoca epidemias estacionales durante los meses de invierno, con un pico de incidencia aproximadamente a las cuatro semanas de su inicio. Suele producirse entre finales de diciembre y finales de enero.
Una particularidad de estos virus respiratorios es que producen un cuadro clínico muy parecido, con síntomas comunes en las diferentes infecciones respiratorias. Por eso, su diagnóstico clínico es muy difícil.
Para que llegue a conocerse el agente causante de la enfermedad respiratoria es necesario realizar un diagnóstico microbiológico. Es decir, que se "le ponga un nombre" al episodio clínico. No se hace en todos los casos porque no es necesario para hacer un diagnóstico clínico y poner un tratamiento adecuado.
Sin embargo, si en determinados casos le ponemos nombre ayudará a vigilarlo y a conocer la epidemiología de ese virus. Es decir, saber cuándo y cómo se presentan entre la población. Esta información es esencial para establecer medidas que favorezcan el control de los distintos episodios clínicos.
La gripe es uno de los virus respiratorios en los que se conoce mejor estos aspectos porque su vigilancia está muy desarrollada en todo el mundo. Ha sido así porque, en contra de la opinión de gran parte de la población, la gripe no es una enfermedad leve sino que da lugar a un número elevado de hospitalizaciones, complicaciones y muertes cada año.
Además, la gripe es capaz de producir pandemias entre cada 10 y 40 años. De hecho, la mayoría de la población actual ha conocido alguna de las tres que se han producido durante el siglo XX. Por ejemplo, la de 1918-19 o la de 2009 con la emergencia del virus A (H1N1) pdm09. Estas dos características han hecho de la vigilancia de la gripe un objetivo prioritario de Salud Pública en todos los países de nuestro entorno.
Las comunidades autónomas se están preparando para responder al desafío de vigilar gripe y covid-19 en la temporada 2021/22 que acaba de empezar.
Tras la relajación de las medidas de mitigación de la covid-19 y la disminución de la incidencia de este nuevo virus pandémico, los virus respiratorios parece que vuelven a encontrar un camino adecuado para volver a circular entre nosotros.
Por tanto, es la primera ocasión en la que es probable que circulen entre la población ambos virus respiratorios a la vez (covid-19 y gripe), además de otros virus respiratorios mencionados anteriormente.
La vigilancia centinela de IRAs e IRAG tiene como objetivo dar información útil en esta nueva situación epidemiológica. Pero la información no serviría de mucho sin la ayuda esencial de las medidas preventivas que tenemos a nuestro alcance: la vacunación frente a covid-19 que ha demostrado ser muy efectiva, especialmente en la protección de complicaciones graves y muerte.
Y la vacuna frente a la gripe que, si bien ofrece una efectividad limitada para prevenir la infección, puede reducir las complicaciones derivadas de la infección gripal, incluidas la hospitalización y la muerte.