¿Qué es lo que no debes decirle nunca a una persona que ha sufrido una violación?
Noelia tiene 25 años y fue víctima de una violación: "Me diagnosticaron Trastorno de Estrés Postraumático y todavía me quedan secuelas"
Jamás debes forzar a una víctima de violación a hablar del tema, y mucho menos juzgar su comportamiento
Anualmente se registra una media de 1760 denuncias por agresión sexual en España según el último informe del Ministerio del Interior. Se trata de una realidad que se sucede ante nuestros ojos mientras nosotros los cerramos, apartamos la mirada e incluso responsabilizamos a las víctimas.
A los casi dos mil casos debemos sumar todos aquellos que nunca fueron llevados a los tribunales. Algunas de estas mujeres no consideraron su situación suficientemente grave. Otras tenían miedo de que no se les creyese. Fuese cual fuese la razón, vivieron el trauma de una violación en silencio.
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Las secuelas de una agresión sexual
Ansiedad, recuerdos angustiosos recurrentes, culpabilización, incapacidad para experimentar emociones positivas, irritabilidad, insomnio, pesadillas, reacciones de sobresalto y miedo… Estas son solo algunas de las posibles secuelas tras una agresión sexual. Y si de por sí la situación es difícil de gestionar, los prejuicios de la gente todavía pueden empeorarla.
Noelia tiene 25 años y en octubre de 2019 fue víctima de una violación. Denunció por insistencia de su hermana y ese mismo día encontraron al agresor. El proceso legal fue duro, pero tiene claro que lo más difícil fue enfrentarse a las opiniones de la gente.
“Vivo en una ciudad muy pequeña donde todos te conocen y cuando pasó esto, la gente se fue enterando”, recuerda. “La mayoría me miraban con pena, pero no se atrevían a decir nada. Luego estaban los que me preguntaban «si era yo». Así tal cual. Y no hablo solo de amigos. Hablo de gente con la que igual me había cruzado solo una vez en mi vida”.
Noelia recibió asistencia psicológica durante seis meses, recibiendo el diagnóstico de Trastorno de Estrés Postraumático. “Me afectó mucho. No podía subirme a un coche, porque fue dónde pasó todo. Iba andando a cualquier sitio, aunque estuviese en la otra punta de la ciudad y tuviese prisa”, confiesa. “Todavía me quedan secuelas y en cuanto pueda volveré a la psicóloga. No puedo intimar con chicos, ni siquiera soy capaz de tontear. Y sigo teniendo problemas para dormir”.
De su situación, lo único que saca en claro es que la sociedad debe cambiar. “Hay algunas frases que ninguna víctima de violación debe escuchar”.
10 frases que jamás debes decir a una víctima de una violación
Al preguntar a Noelia por las frases o preguntas que jamás se deben hacer, su respuesta es concisa:
- No fuerces a la persona a hablar del tema solo para satisfacer tu morbo. “Lo primero es que no debes sacar el tema si la otra persona no se siente cómoda. No me parece mal si mi madre, mi hermana o algún amigo muy cercano me pregunta, pero cuando lo hace un desconocido es incómodo”.
- No preguntes por la ropa que llevaba o por lo que hacía antes de sufrir la agresión. “Tampoco está bien preguntarme si llevaba cascos, si era muy tarde, si había bebido o si iba sola. ¿Qué más da? ¿Soy más culpable si iba borrachísima? ¿No merezco empatía si iba a mi bola escuchando música por un callejón?”
- No des consejos a posteriori. “Otra cosa que duele mucho son las frases que empiezan por «deberías haber hecho…». Yo soy la primera que se repite una y otra vez las cosas que tenía que haber hecho de otra forma. No es necesario que me lo diga más gente”.
- No utilices argumentos machistas. “Me da mucha rabia cuando sin venir a cuento me empiezan a hablar de violaciones a hombres o de denuncias falsas. Si quieres hablar sobre esto, hazlo con tus amigos, pero no con una víctima de una violación”.
- No intentes conocer los detalles. “Para mí es muy difícil hablar de lo que ocurrió. Es horrible cuando te preguntan si te violaron de verdad o si solo hubo tocamientos. Para empezar, no hay violaciones de mentira. En mi caso hubo penetración, pero eso no significa que otro tipo de agresiones no sean igual de horribles. No hay víctimas de primera y de segunda categoría”.
¿Cómo puedes ayudar a una víctima de violación?
Ahora que sabemos lo que no hay que hacer, Noelia nos da varias recomendaciones lo que en su caso fue de ayuda. “Si eres amigo de la víctima, con estar ahí basta. Yo creo que un abrazo ayuda mucho más que cualquier frase hecha”, comparte.
“También me ayudó que no evitasen el tema. Con mi mejor amiga hablé de cosas muy duras. No solo del momento de la violación, sino de las pruebas médicas de después y de mis secuelas. Hablar de esto es incómodo, pero yo necesitaba hacerlo”, reflexiona. “Pero también hay mujeres que prefieren no hablar del tema. No me parece correcto forzarlas porque a lo mejor a ellas no les ayuda como a mí”.
Por último, Noelia recomienda a los conocidos y desconocidos de las víctimas no inmiscuirse. “Cuando alguien con quien no tienes confianza te intenta ayudar es muy violento. En mi opinión, es mejor evitarlo y actuar con normalidad”.