En algún momento de su vida, Verónica Blume reconoce que llegó a preguntarse ¿por qué no puedo ser superficial y simplemente surfear las olas sin que las cosas me afecten? A priori, ese camino de superficialidad se antojaba como el más fácil para una top model de veintipocos años que triunfaba en las pasarelas de todo el mundo. Sin embargo, Verónica Blume se decidió por el camino difícil: tuvo la valentía de escuchar a su corazón y se atrevió a ir hacia dentro…y ahí dentro descubrió que la esencia de la vida no está en lo superficial, sino en lo más profundo.
El camino de vuelta a ella misma comenzó hace ahora 18 años. La práctica del yoga durante su embarazo, junto a la decisión de vivir la experiencia de la maternidad con toda su intensidad, reconectó a Blume con su verdadero ser…el mismo ser que da título a su primer libro: Ser, el camino de vuelta a ti (Diana, 2021)
No piensen que Verónica Blume se ha subido de repente a la moda del yoga, la meditación, el bienestar y el desarrollo personal…ella lleva recorriendo su camino de espiritualidad casi la mitad de su vida. Es ahora cuando ha sentido la necesidad de compartir en este libro su viaje personal: un viaje que la ha llevado de las pasarelas de Nueva York o París hasta la esterilla desde la que enseña yoga.
Pregunta: ¿Quién sería la Verónica Blume de hoy sin ese pasado como modelo?
Respuesta: Justamente, haber estado tan en la superficie, ha sido mi camino para ir hacia dentro. Todas las piezas encajan sobre todo cuando miras por encima del hombro hacia atrás y dices: "ah vale; esto tuvo una razón de ser". De hecho, mis amigos, la gente que me conoce desde pequeña, todo el mundo, me decía, ¿cómo vas a ser modelo tú, con lo tímida que eres, con lo insegura que has llegado a ser? Pero tuve que llevarme hasta esa perspectiva para darme cuanta de que eso no era para mí. Yo, cuanto más lujo, más viajes o a más hoteles de 5 estrellas iba, más ganas tenía de cogerme con mi amiga Tina la furgoneta e irnos a la montaña. Los extremos creo que me hacen ver el verdadero valor de las cosas (…) El personaje de modelo nunca ha sido el personaje con el que me he sentido mas cómoda, creo que eso queda muy claro en el libro, y ha sido justamente el conocer ese extremo lo que me ha llevado a este otro extremo. También me ha ayudado mucho el tener una familia con unos valores muy naturales, una familia en la que hay una espiritualidad también en el día a día.
P: ¿Todavía muchos siguen viéndote con ojos del pasado?
R: Es curioso cómo marca una profesión como la que yo tuve durante muchos años, que es la profesión de modelo: cómo eso encaja a las personas en un cajón y claro después parece que dicen: "se ha cambiado al yoga; ahora hace ejercicio y es muy flexible"…pero todo el proceso personal, el por qué me dedico al yoga, el por qué funciono como funciono, a veces como que no entra en el cajón de una modelo.
P: Todavía hay mucha gente que ve el yoga como una manera de hacer ejercicio físico, quitándole toda la parte espiritual -que es en realidad su esencia- y que es de lo que hablas en tu libro…
R: Al yoga mucha gente llega a través de la necesidad de hacer ejercicio, de sentirse el cuerpo por alguna lesión, porque ya no pueden correr…bueno, por mil razones, pero hay un camino personal que ocurre cuando la práctica es dedicada. Y ese descubrimiento personal es la espiritualidad dentro del yoga. Tampoco es un libro en el que hable de la espiritualidad en unos términos muy abstractos…de yo aquí como la gurú hablando al pueblo, no. Hablo desde mis experiencias muy personales, con muchísima transparencia. Una de las cosas que más me gusta ver es cuando la gente se inicia en yoga como una práctica física, pero poco a poco, aunque sea en un canal inconsciente o subconsciente, ocurren cambios espirituales y empieza a cambiar la relación con uno mismo, la relación con el otro. Y ese, para mí, es el verdadero camino del yoga, no es “uy, ahora ya puedo poner los dos pies detrás de la cabeza, soy una súper yogui”…No, no tiene nada que ver con eso.
P: Hay gente que deja de practicar yoga precisamente por eso, por esa auto-exigencia, por ver que no son capaces de conseguir una postura…
R: Hay tanto de ego en el yoga, tanto de "pues no lo voy a hacer porque qué vergüenza, porque soy muy poco flexible"… y yo siempre lo digo: la flexibilidad no es un requisito para hacer yoga, es el resultado de una práctica y de que el cuerpo se va abriendo. Lo más bonito es que el corazón y la mente también se van abriendo con la práctica. Lo que pasa es que eso no lo podemos medir, ni fotografiar, ni colgar en Instagram.
P: Es que en las redes sociales, la mayoría de la gente solo enseña la parte bonita de su vida. Sin embargo, tú, en tu libro, muestras abiertamente tu vulnerabilidad...
R: Nos pasamos el día midiéndonos de alguna manera con las personas que seguimos en Instagram, con realidades filtradas de Facebook…estamos constantemente siendo bombardeados por realidades filtradas, ficticias que no son la realidad. En Instagram, ¿quién saca la cámara en un momento feo?…si yo estoy discutiendo con mi hijo, no voy a sacarle una foto y colgarla, voy a colgar la foto en la que estamos en el campo corriendo entre las flores…Yo siempre digo: rodéate de gente que te inspire, no te rodees de gente que te haga ver tu propia realidad como menos, porque todos tenemos nuestra vulnerabilidad. Para mí, la postura de profesora de yoga es algo que me enseñó mucho de la vulnerabilidad de las personas y de cuánto podemos aprender cuando vemos la realidad de las personas. Como profesora, lo que veo es que la persona entra al centro de yoga, se queda en mallas, descalza sobre la esterilla y ahí ves todo…es de una transparencia. Y yo siempre digo que la auténtica alumna en las clases, no son ellos, soy yo. Y ese es un regalo de verdad: poder ver a una persona que se siente vulnerable, eso inspira mucho. La máscara nos llena de complejos e inseguridades que no sirven para nada.
P: ¿Cómo ve Verónica Blume al ser humano del siglo XXI?
R: Yo creo que estamos en un momento que tiene un potencial brutal justamente por eso, porque nos hemos perdido totalmente y a veces hace falta perderse del todo para poder encontrarse; a veces hace falta rompernos y llegar a un momento de decir "vale, ya no sé ni quién soy ni dónde vivo ni qué es lo que me llena, porque estoy todo el día buscando algo que me llene por Instagram, algo que me llegue por la tele o algo que me pueda comprar rápido online"…pero no acabamos de llenar nunca ese vacío. Y este es un momento con un potencial muy grande que puede ir hacia un lado o hacia otro lado. Creo que estamos en un punto de inflexión. El mundo de la espiritualidad cada vez tiene más gente, más interesados, pero a la vez hay más gente que se pierde totalmente.
P: ¿En qué sentido pude ayudar la práctica del yoga a una persona que está perdida?
R: En el centro de yoga yo veía a la gente entrar con su traje del personaje que son durante el día, trajeados o con sus tacones. Y cuando las personas empiezan a venir y venir, cada vez más y no saben lo que es, pero empiezan a estar mejor, a dormir mejor, con la pareja….Lo que nos da esto es claridad. Es muy común que cuando empiezas a practicar se empiezan a producir cambios en tu vida, en tu círculo de amistades…se da una mayor claridad. Y necesitamos claridad porque es muy difícil tener claridad en un mundo en el que estamos constantemente siendo bombardeados de "necesito esto o lo otro, mira lo que tiene el otro, mira lo que tú no tienes…miedo, miedo, miedo"…necesitamos tener claridad sobre quiénes somos ¿quién soy, dónde me ubico, de quién me rodeo? Esto es, hoy en día, esencial (…) Yo empecé con el yoga hace 18 años y de repente se ha puesto como muy de moda, pero creo que cuando hay una moda así, es porque hay una necesidad y no creo que sea una moda pasajera. Hay una necesidad muy grande de mirar hacia dentro.
P: Hace un año cerraste tu centro de yoga, ahora has escrito este libro…¿Qué planes de futuro tienes?
R: Mi centro lo cerré después de 5 años. Llegó el momento de cerrar ese ciclo y lo cerré dos semanas antes de que empezara la pandemia, el 28 de febrero. He estado un año entre lo del libro, la pandemia y el cierre de mi centro de yoga y ha sido todo como un poco intenso y ahora, con el nuevo nacimiento de la primavera, estoy empezando a planear nuevos retiros, talleres, tengo muchas ganas de volver a compartir, creo que hoy en día se pueden hacer combinaciones de presencial en petit comité y online para llegar a más gente, que es muy bonito. Y me gustaría escribir otro libro muy diferente, tengo que definirlo todavía, porque el ejercicio me ha gustado mucho, ha sido muy mágico. También quiero continuar compartiendo yoga, compartiendo lo que es mi propio camino de crecimiento…continuar creciendo, aprendiendo y compartiendo.