El insomnio es un trastorno de sueño consistente en la incapacidad o dificultad para dormir, de manera que produce cansancio y afecta a la vida diaria de las personas que lo padecen. Se trata de un problema muy habitual entre la población, siendo más frecuente en mujeres, ancianos y personas con problemas psicológicos como ansiedad y depresión.
Las causas más frecuentes son las alteraciones emocionales y aquellas situaciones que se acompañan de intensa ansiedad, preocupación, tensión psíquica, angustia, miedo o tristeza y que pueden afectar a la persona. Estos insomnios tienden a cronificarse, según explica el portal 'Cinfasalud'.
Pero también puede haber causas médicas: enfermedades o problemas físicos que pueden perjudicar el sueño por no permitir la relajación previa al momento de dormirse, por interrumpir el sueño durante la noche, producir dolor o sensaciones molestas como picores, escozor, etc. Aquí se incluyen también las enfermedades psiquiátricas (ansiedad, depresión, esquizofrenia, etc.), así como otras enfermedades del sueño que contribuyen a dormir menos o peor (síndrome de piernas inquietas, síndrome de apnea del sueño, parasomnias, etc.).
También existen causas externas, que suelen implicar factores ambientales que influyen de modo negativo sobre el sueño: malos hábitos de sueño, uso y abuso de sustancias y medicamentos, trabajo por turnos o viajes frecuentes. Además, hay insomnios relacionados con la toma de sustancias como estimulantes, tranquilizantes o alcohol.
Según todas estas causas y la duración en el tiempo del insomnio, podemos hablar de:
El insomnio puede producir graves alteraciones en la vida cotidiana y la salud de muchas personas afectando a su calidad de vida y su entorno familiar y laboral. Las manifestaciones más habituales de este trastorno del sueño, vinculadas todas ellas a la falta de descanso adecuado, son:
-Disminución de la concentración.
-Falta de energía física y fatiga.
-Alteraciones del comportamiento y de las emociones e irritabilidad.
Además, en función de su severidad podemos hablar de:
La mayoría de los casos de insomnio tiene un inicio agudo, coincidiendo con situaciones de estrés, y tienden a cronificarse en numerosos casos debido a malos hábitos de sueño o temores psicológicos (a no dormirse) desarrollados por el episodio de insomnio.