La Universidad de Navara desarrolla un sistema de fotodesinfección nasal para frenar los contagios de coronavirus
La Universidad de Navarra trabaja para reducir al mínimo el riesgo de contagio por coronavirus con una terapia de fotodesinfección
Consiste en aplicar una terapia fotodinámica dirigida a la mucosa nasofaríngea para eliminar la carga viral
La mucosa nasofaríngea es el principal reservorio del coronavirus
La comunidad científica sigue entregada en la lucha contra el coronavirus y la covid-19 cuando la variante ómicron no deja de multiplicar los contagios en todo el mundo. En España, con la incidencia disparada, todavía se espera incluso el pico derivado de Navidad y Nochevieja.
Mientras las autoridades sanitarias se afanan en acelera el ritmo de vacunación, tanto en los niños como en la administración de las dosis de refuerzo o ‘terceras dosis’, numerosos investigadores luchan por hallar nuevas fórmulas para luchar contra la transmisión del SARS-CoV-2.
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El sistema de fotodesinfección nasal de la Universidad de Navarra
En este sentido, desde la Universidad de Navarra parece que la ciencia abre una puerta que podría permitir acortar la duración de los confinamientos; un nuevo tratamiento que reduciría al mínimo el riesgo de contagio.
Concretamente, desde allí están realizando el ensayo de un sistema de fotodesinfección nasal que, si bien no curaría la enfermedad, eliminaría el virus de las fosas nasales evitando su propagación.
Así, desinfectándolas y destruyendo el virus que queda en la nariz, defienden que disminuiría, y mucho, la capacidad de contagio: “Consiste en aplicar una terapia fotodinámica dirigida a la mucosa nasofaríngea, que es el principal reservorio del coronavirus, con la intención de erradicar o eliminar la carga viral”, explica Alejandro Fernández Montero, investigador del ensayo en la Clínica Universidad de Navarra.
Cien pacientes contagiados con covid se someterán a este tratamiento
Al eliminar esa carga viral no solo se podría rebajar el contagio, sino que se está comprobando si también se reduciría la gravedad de la enfermedad. Para ello, cien pacientes contagiados se someterán a este tratamiento y durante dos semanas se vigilará su evolución:
“Estos pacientes se aleatorizan a dos grupos: un grupo de intervención donde se aplica el tratamiento y un grupo placebo en donde se simula el tratamiento, para así comparar realmente la eficacia de este tratamiento”.
Los beneficios son claros: reducir las cuarentenas y el tiempo de recuperación después del contagio.