¿Alguna vez te has comido un plato inmenso de pasta y te has sentido fatal justo después? Imagínate vivir eso cada día de tu vida. Sentir que un impulso irrefrenable recorre tu cuerpo pidiéndote darte un atracón y, en ocasiones, obligándote a compensar todo lo que has comido. Mirarte al espejo y no reconocerte. Evitar ir de compras con tus amigos, comer en público o ponerte un bikini en la playa. Esto es lo que viven las personas con un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).
En España, 400.000 personas padecen un TCA, sobre todo jóvenes de entre 12 y 24 años. De esta cifra, el 90% son mujeres, tal y como revela la Fundación FITA. Sin embargo, la presión social para estar delgados y la evolución de las redes sociales está provocando que cada vez más hombres padezcan un trastorno alimenticio.
Cuando pensamos en un TCA, todos tenemos una idea preconcebida en la cabeza: una chica muy delgada que representa a la anorexia y una chica que come y vomita compulsivamente representando a la bulimia.
Estos estereotipos no solo son falsos, sino que pueden afectar a todas aquellas personas con un TCA pero que no entran dentro del “prototipo”. Por eso y con motivo del día internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, celebrado el 30 de noviembre, hemos recopilado varios mitos o datos que no conocías.
Cuando una persona va al psicólogo o al psiquiatra, no es fácil ofrecer un diagnóstico. En terapia no podemos hacer una analítica que revele a la perfección lo que le sucede al paciente. Por eso nos basamos en criterios diagnósticos o, en palabras más sencillas, definiciones de diferentes problemas psicológicos.
La anorexia nerviosa está definida por:
Como acabamos de ver, el primer criterio deja claro que debe darse un peso bajo. Pero, ¿significa esto que alguien con normopeso o sobrepeso no puede tener anorexia? ¡Para nada!
Los manuales de psiquiatría también valoran la posibilidad de que una persona tenga anorexia, pero sin cumplir el criterio del peso muy bajo. Esto se conoce como anorexia atípica y pese a ser muy habitual, no suele diagnosticarse ya que muchas personas que la padecen, no piden ayuda porque no creen tener un problema.
Si crees que tienes una mala relación con la comida o con tu cuerpo, pide ayuda independientemente del peso que marque la báscula.
Durante el mes de noviembre, se ha celebrado en Oviedo el Congreso Internacional de Psicología Clínica y de la Salud en Niños y Adolescentes. Uno de los estudios más prometedores ha sido el encargado de analizar la influencia de Instagram en los trastornos alimentarios.
Gloria García e Inés Piedra, sus autoras, han estudiado cómo las redes sociales afectan a 350 adolescentes. Concretamente sus actitudes respecto a la comida y su imagen corporal. Los resultados han sido bastante desmotivadores para todos los fans de Instagram, ya que esta red social provoca:
En conclusión, el uso de Instagram puede ser un factor de riesgo de los temidos trastornos alimentarios. Para evitarlo, ten siempre presente que una fotografía no refleja la salud, la felicidad y el atractivo de una persona. En la era de los filtros, la aceptación es una revolución.
Para poder diagnosticar bulimia nerviosa deben cumplirse dos requisitos: atracones y conductas compensatorias. Pero cuando hablamos de conductas compensatorias, debemos tener claro que no son solo vómitos.
Algunas formas de compensar los atracones muy habituales en la bulimia son:
Desgraciadamente las dietas, el ayuno y el ejercicio extremo muchas veces no son considerados algo negativo, pero si recurres a ellos para no sentirte culpable por un atracón, debes ponerte en manos profesionales.
Según un estudio del instituto DYM, el 65% de los españoles están preocupados por llevar una vida saludable. En muchos casos, gestionan dicha preocupación vigilando rigurosamente lo que comen, controlando las cantidades o contando calorías.
La cultura de las dietas está totalmente instaurada en nuestra sociedad. Muestra de ello es que cada mes surge un nuevo remedio milagroso para adelgazar en poco tiempo. El problema es que estas pautas suelen ser restrictivas y peligrosas para la salud.
Algunos datos según Isaac Amigo Vázquez, experto en psicología de la salud, son que:
Por eso es fundamental aprender a comer de forma saludable, sin renunciar a ningún alimento y sin sentir ansiedad cuando un día de la semana nos damos un capricho.
Los trastornos alimenticios no solo afectan al peso. También pueden desajustar toda la vida emocional de quienes los padecen.
Las personas con anorexia o bulimia nerviosa tienen una probabilidad enorme de padecer depresión, síntomas obsesivo-compulsivos, trastornos de ansiedad, adicción a drogas o trastornos de personalidad. Además, un 3% acaban quitándose la vida.
Sin embargo, el suicidio no es la primera causa de muerte, sobre todo en personas con anorexia. El 10% de las pacientes fallecen por déficits nutricionales o fallos orgánicos, tal y como describe el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).
Si te has sentido identificada o identificado con un TCA, hay salida. Es un camino duro, pero no tienes porque realizarlo en solitario. Pide ayuda a quienes te rodean, pero también a un profesional.