La primavera puede ser complicada por los altísimos niveles de polen. Muchas personas sufren desde hace semanas irritación de ojos, de la garganta, dificultad puntual para respirar o la molesta tos, que puede hacernos temer un contagio por covid-19 a menos que sepamos cómo diferenciarla de la tos alérgica. Las causas y el tratamiento en cada caso, además, tienen poco que ver.
El ambiente está cargadito de polen este año más que otros (sobre todo el de gramíneas y urticáceas), impulsado por un invierno que, además de ‘Filomena’, trajo consigo algunos chaparrones que han ayudado a la polinización. Y eso, claro, no está sentando muy bien al organismo de los alérgicos.
La tos se produce porque existe una estimulación mucosa de los bronquios, la tráquea o la laringe, que puede surgir por sequedad, por enfriamiento, sustancias químicas… O por alergia, ya sea al pelo de gato, al polvo o el polen.
En una entrevista con Infosalus, la doctora Ana Pérez Montero, jefa del servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, recuerda que los síntomas más evidentes de la covid-19 con la fiebre, tos, dolor de cabeza y dificultad para respirar. Por el contrario, los alérgicos suelen acudir a consulta, dice, con estornudos, mucosidad nasal líquida, tos y, en ocasiones, sensación de falta de aire, unos síntomas que generalmente mejoran en casa y empeoran a la hora de salir a la calle.
Un caso delicado es el de los asmáticos. “Estos pacientes tienen su bronquio inflamado y cualquier infección puede empeorar su clínica. Por eso es tan importante que no dejen de ponerse los inhaladores que les hemos pautado”, recalca.
Así están actualmente los niveles de pólenes en España, siendo las gramíneas las que presentan una mayor concentración a mediados de junio:
El tratamiento varía según la gravedad que presenta el paciente y la causa de la tos. Los médicos distinguen entre tos aguda, subaguda y crónica. Si dura menos de 4 semanas, estamos hablando de la primera categoría, entre 4 y 8 semanas, de la segunda, y por último está la crónica que se prolonga más de dos meses.
Si la tos no excede las 8 semanas estará relacionada seguramente a una infección, sin embargo cuando sobrepasa este tiempo puede ser síntoma de una rinitis alérgica, de una sinusitis crónica, una apnea del sueño, alteraciones de las cuerdas vocales o reflujo gastroesofágico. En el caso de los alérgicos la tos es un mecanismo para eliminar la mucosidad de los pulmones.
Normalmente la tos alérgica se trata con antihistamínicos, que ayudan a fluidificar esas mucosidades. También ayuda beber mucha agua no solo para evitar la deshidratación sino también para mantener hidratada la mucosa faríngea, lo cual disminuye su sensibilidad y por tanto evitará que tosamos tanto.
No obstante, hay que recordar que la mejor medida para prevenir la molesta tos alérgica es el evitar la exposición a la fuente de esa alergia. En el caso de los alérgicos al polen la mascarilla es el mejor aliado, puesto que filtra el aire.