Las manchas en la piel preocupan a muchas personas, no solo por sus posibles efectos en la salud, sino por sus implicaciones estéticas. Especialmente cuando llega el verano, toca prevenir e intentar evitar la aparición de estas pequeñas imperfecciones que, con el tiempo, pueden derivar en un problema de salud. Una vez finalizada la temporada estival, llegan las consecuencias de la falta de cuidado o simplemente de una mayor exposición al sol y una predisposición a sufrir este problema: por eso el otoño suele ser el momento preferido para iniciar tratamientos que eliminen las manchas aparecidas durante los meses de más calor. Sin embargo, antes de elegir un método de prevención o de actuar para eliminar el daño causado, es importante preguntarse qué tipos de manchas en la piel existen. También cuáles son los síntomas de cada tipo de mancha en la piel
Tal y como recuerdan desde Biotherm, las causas de las manchas en la piel pueden ser muy variadas. Aunque las manchas provocadas por el sol son quizás las más conocidas, también pueden deberse a causas como fallos auto inmunes, alteraciones hormonales o factores genéticos. Por eso hay que conocer qué tipos de manchas hay y cómo diferenciarlas para elegir el tratamiento adecuado. Normalmente será mejor que acudas a un dermatólogo para asegurarte, o que pidas asesoramiento a tu farmacéutico.
El factor común entre todas ellas es la aparición de una pigmentación cutánea, que puede ser más clara o más oscura. Por eso nos encontramos con manchas marrones en la piel (hiperpigmentación) o manchas blancas (hipopigmentación). De hecho, esta es la primera clasificación de las manchas cutáneas.
Centrándonos en las manchas por hiperpigmentación, encontramos las siguientes:
Son las manchas más comunes y también las más fáciles de identificar. Suelen ser pequeñas y oscuras, y se deben a microlesiones por la acumulación de pigmento. Las pieles claras son más propensas a su aparición y no suponen ningún problema para la salud. Pueden tener su origen en la exposición solar o en una mutación genética en el cromosoma 4.
En este caso, se trata de neoformaciones de melanocitos (célula cuya principal función es la producción de melanina). Existe un ‘amontonamiento’ de estas células y puede existir también relieve. También varía su tonalidad, que suele ser marrón o parda e incluso negra. Algunos están ahí desde que nacemos y otros aparecen con el paso del tiempo, especialmente por factores hormonales (suelen dispararse con la pubertad y con el embarazo). Deben ser revisados por un dermatólogo, especialmente cuando notemos algún cambio, ya que pueden evolucionar a un melanoma. Suelen tomar la forma de manchas redondas en la piel, aunque no tiene por qué ser así.
El simple paso del tiempo puede derivar en anchas en la piel, en este caso, también oscuras y parecidas a las pecas, pero de mayor tamaño y parecidas a una lenteja. Su tamaño puede alcanzar hasta dos centímetros y no suelen provocar riesgos para la salud, aunque es conveniente que un dermatólogo las revise. Su origen se encuentra en una alteración hormonal que puede acentuarse por exposiciones solares excesivas y otras fuentes de luz ultravioleta.
Estas manchas en la piel, también tienen forma de lenteja, son muy similares a las manchas de la edad pero su razón es el sol. Son planas pero con el borde muy nítido y marrones claras. Pueden confundirse a veces con las pecas por su tamaño y lo primordial para evitar su aparición es la protección solar alta.
Las mujeres son las que más sufren este tipo de manchas (en torno a un 90 por ciento de los casos son femeninos), que consisten en variaciones planas, irregulares y pardas. Muchas veces aparecen con el embarazo; otras pueden ser temporales y resolver tras el parto. Si persisten tras el parto, pasarán a ser un melasma, que puede ser de tres tipos: melasma epidérmico, melasma dérmico o melasma mixto. Los anticonceptivos orales también influyen en la aparición de este tipo de mancha.
En cuanto al tratamiento de las manchas, aunque creamos tener claro de qué tipo de mancha estamos hablando, lo primero es acudir al dermatólogo para que analice de qué tipo de mancha se trata y aconseje el mejor tratamiento. Existen cremas comerciales (algunas preventivas, otras despigmentantes) así como tratamientos como peelings químicos, láser o luz pulsada. También es posible que tu médico te recete un exfoliaste y despigmentante específico para tu tipo de piel. En cualquier caso, una adecuada protección solar durante todo el año es clave para evitar nuevas lesiones.