Admitámoslo, la generación millennial hemos crecido con una imagen de la amistad muy idealizada. Tal vez influyó la utópica relación de los protagonistas de 'Friends', pero todos nos hemos imaginado viviendo puerta con puerta frente a nuestro mejor amigo, quedando todos los días y disfrutando de una relación totalmente funcional.
A la hora de la verdad, esto no es así. Como en cualquier relación, la amistad también sufre altibajos, sobre todo con esas personas a las que conocemos desde el colegio. Cada uno toma un camino diferente y lo que antes eran semejanzas, ahora son opiniones totalmente diferentes sobre la vida y sobre el futuro.
¿Significa eso que una amistad con problemas está abocada al fracaso? ¡En absoluto! Y es que son precisamente esos conflictos los que pueden fortalecer la relación, pero para lograrlo hay que saber identificarlos y ceder por ambas partes. La dificultad surge cuando siempre eres tú el que da su brazo a torcer.
Una relación con esta forma de desigualdad puede resultar agotadora y por eso muchas personas deciden cortar por lo sano. A menudo, poner distancia de por medio puede ayudarnos, pero no es la única solución.
Salvar una amistad tóxica es posible, y el primer paso es identificar qué es lo que tanto nos molesta de nuestro amigo o amiga.
Seguro que conoces a una persona que siempre está soltando comentarios hirientes y cuando le paras los pies repite como un loro que “solo son bromas”.
Las bromas son algo saludable siempre y cuando estén consensuadas. Cada persona tiene un umbral diferente para el humor e incluso una misma persona puede partirse de la risa con un comentario puntual, pero sentirse ofendida en otra situación o cuando la broma se repite.
¿Qué hacer para gestionar esta amistad?
El amigo Guadiana es como el río. Aparece y desaparece cuando más le conviene. Cuando tú necesitas hablar con él porque estás pasando una mala racha, no da señales de vida. Siempre está muy liado, tiene mucho curro o ha hecho otros planes. Pero cuando él es el que te necesita, ya puedes encontrarte en medio de un apocalipsis zombie que dará igual.
¿Qué hacer para gestionar esta amistad?
¿Alguna vez has sentido que un amigo juzga todo lo que haces o dices? No es que sea demasiado sincero, es que es un poco maleducado.
Si hablas de feminismo, te lleva la contraria hasta en las cosas más obvias. Si te gusta una película de superhéroes, te hace un test de 100 preguntas sobre los cómics de DC o Marvel. Si consigues el trabajo de tus sueños, saca todos los contras en vez de darte la enhorabuena. Si tienes una bronca con tu pareja y te sientes fatal, te repite una y otra vez tus cagadas. Es como si tuviese la necesidad de cuestionar tus gustos, tus éxitos y tus fracasos.
¿Qué hacer para gestionar esta amistad?
El amigo victimista siempre es el que sale perdiendo en todas las situaciones. Admitámoslo, o es la persona con más mala suerte de todo el planeta, o exagera un poquito para no salir del rol de víctima.
El problema de este tipo de amistad es que cuando tenéis un problema, la culpa siempre es de los demás. Os hace creer que estáis en su contra y que comentarios o situaciones totalmente normales en realidad son ataques.
¿Qué hacer para gestionar esta amistad?
¿Has tenido coronavirus? Él también y casi pierde la vida. ¿Has suspendido una asignatura? Él cuatro. ¿Has ligado anoche? Él se hizo un trío. ¿Has tenido una bronca con tu novia? Él te cuenta la discusión que tuvo hace un mes porque es más importante que tu aburrida historia. Da igual el problema que le cuentes, él habrá vivido lo mismo o algo todavía más impactante.
Los amigos protagonistas tienen la habilidad de minimizar todo lo que nos sucede, como si su experiencia fuese más importante.
¿Qué hacer para gestionar esta amistad?