Sufrir alergias es algo bastante común entre los españoles y lo cierto es que el por qué de determinadas reacciones es aún un misterio para la medicina. Ahora se añade el dilema de que pueden ser confundidas con el coronavirus. Algunas resultan tolerables, otras pueden resultar mortales, y todas ellas tienen en común resultar bastante molestas para quien las experimenta. ¿Cuáles son las alergias más comunes? ¿Qué tipos de alergias existen y cómo podemos paliar sus efectos?
Los síntomas de una alergia suelen ir desde picor en los ojos, en la piel o en la garganta hasta estornudos, mucosidad o tos, pasando por inflamaciones leves y, en los peores casos, diarrea, vómitos y náuseas; hinchazón en boca, labios y lengua o rostro (a veces incluso en los dedos de las manos); mareos; desmayos y dificultad para respirar o asfixia.
Estos síntomas se deben a las reacciones que genera nuestro sistema inmunitario ante la presencia del elemento que provoca la alergia, llamado alérgeno. Así, cuando un alérgeno entra en nuestro organismo, éste crea anticuerpos específicos listos para combatirlo, que se unen a los mastocitos y a los basófilos (dos tipos de células relacionadas con la respuesta alérgica).
Estos dos tipos de célula entran en contacto con el alérgeno y se desencadena entonces toda clase de reacciones químicas, a través de sustancias específicas como las citrinas, histaminas o leucotrienos. Cada vez que nos expongamos al mismo alérgeno, nuestro cuerpo liberará las sustancias que generan los síntomas de la alergia, incluso aunque la sustancia en cuestión no sea dañina. Es decir, muchas veces se trata de una reacción 'exagerada' de nuestro organismo frente a un elemento que considera extraño y perjudicial.
Existen muchísimas sustancias que pueden convertirse en alérgeno para el ser humano, algunas más comunes que otras. Por ejemplo, la alergia a los ácaros del polvo, a los gatos, al polen, a determinados alimentos, a las picaduras de insectos, al moho, al sol... son bastante frecuentes.
Eso sí, el por qué una sustancia causa alergia en unas personas y en otras no (o por qué aparecen alergias en ciertos momentos vitales y luego desaparecen) sigue siendo un misterio, aunque cada vez se avanza más en el conocimiento de algunas de ellas. Por ejemplo, se sabe que un organismo poco expuesto a agentes infecciosos o muy acostumbrado al uso de antibióticos puede ser más propenso a sufrir alergias, ya que su organismo tenderá a reaccionar de forma exagerada ante elementos extraños cuando éstos entren en contacto con él.
En cuanto a los tipos de alergia más comunes, tal y como asegura Mayo Clinic, los causantes más frecuentes de procesos alérgicos son los siguientes:
Por último, es importante saber que, en general, serás más propenso a sufrir una alergia si tienes antecedentes familiares de asma o alergias, como rinitis alérgica (fiebre del heno), urticaria o eccema. También los niños son más propensos a sufrirlas, así como quienes ya padezcan asma u otra afección similar.
También hay que conocer de primera mano qué síntomas provocan las alergias que sufrimos, sobre todo cuando éstos puedan ser peligrosos. Es el caso de la anafilaxia, un tipo concreto de reacción alérgica potencialmente mortal que se produce en todo el cuerpo y que sucede casi inmediatamente después de exponernos al alérgeno. La linberacónb de histamina y otras sustancias provoca, en este caso, una constricción de las vías respiratorias que puede resultar mortal.
Otras complicaciones que debemos evitar son el asma, una reacción del sistema inmunitario que afecta las vías respiratorias y a la respiración y que suele desencadenarse a raíz de alérgicos presentes en el aire, inducida por la alergia. Lo mismo se aplica a a sinusitis o a posibles infecciones de los oídos o pulmones. Cuando existe asma, el riesgo de experimentar estas complicaciones resulta mayor.
A modo preventivo, en general, se recomienda evitar aquellas sustancias que nos provoquen alergia (sobre todo si generan en nosotros síntomas peligrosos), así como llevar con nosotros la medicación adecuada (en caso de ser necesario) y, en caso de posibles reacciones graves, portar una pulsera de alerta médica en la que se identifique qué tipo de alergia grave sufres y qué medidas deben adoptarse.
Además, si sufres síntomas alérgicos pero no eres capaz de identificar la causa, puedes llevar un diario en el que anotes todo lo que consumes y a qué elementos te estás exponiendo, así como los momentos en que sufres alergia y los síntoma concretos que experimentas. De esta forma te será más sencillo conocer qué alérgeno te está molestando y podrás aportar esta información tu médico para facilitarle la tarea.