Si las aplicaciones para ligar siempre han sido un éxito, en los últimos años se han posicionado en la cima de la pirámide que rige el noble arte de ligar. El confinamiento, las limitaciones de ocio y la ajetreada vida laboral han hecho que recurramos más a apps como Tinder para ligar, a veces con éxito y otras con lágrima y ansiedad de por medio.
Según la empresa de análisis de datos Netquest, un 5% de las mujeres y un 9% de los hombres españoles tiene la aplicación de Tinder instalada en su móvil, siendo los picos de edad entre 20 y 34 años. Si bien estas cifras son altas de por sí, según la propia aplicación el confinamiento disparó el número de descargas y de usuarios. Pero, ¿qué consecuencias ha traído esta nueva forma de ligar?
En primer lugar, una mayor disponibilidad. Al ligar cara a cara el coqueteo se limita a un momento en concreto. Todo es en vivo y en directo. Sin embargo, con móviles de por medio siempre estamos accesibles. “Es un poco agobiante tener que responder al minuto para que la otra persona no se enfade”, reflexiona Gonzalo, de 26 años. “He conocido a gente por Tinder que me ha acusado de hacerme el interesante o de ser un borde por tardar… ¿Una hora? En contestar. Yo tengo un trabajo, a veces quedo con amigos o veo a mi familia, o simplemente no me apetece estar en Tinder”.
Por otro lado, la forma de vivir nuestra sexualidad también ha visto un cambio drástico en detrimento de las relaciones cara a cara. “El sexting lo ha petado en 2020”, comparte entre risas Carolina, de 25 años, “y oye, tiene su gracia un poco de cerdeo, pero ya se ha acabado el estado de alarma, podemos salir, están vacunando a la gente… ¡Yo quiero sexo en persona y no a través de una pantalla!”, explica irónicamente la joven.
A estas dos nuevas secuelas de la era Tinder se suma un enemigo que a todos nos resulta conocido: el ghosting. Todos hemos sentido una fuerte conexión con alguien que de la noche a la mañana desapareció de la faz de la tierra, pero admitámoslo, es más fácil hacer ghosting desde el móvil que cara a cara. “Me ha pasado de todo”, confiesa Sandra, de 29 años y usuaria de la aplicación desde 2017. “Mis situaciones favoritas son cuando alguien te pide el WhatsApp y después desaparece. ¿Para qué quieres mi número si luego no vas a escribirme nunca? Para eso no me lo pidas, tío… O los que te enganchan y estáis hablando hasta las cinco de la mañana todos los días, pero de repente te dicen que tienen novia y están pasando un mal momento, y que sólo querían aclarar sus ideas. Esos son lo peor”, relata.
Aunque Tinder puede convertirse en un entretenimiento pasajero y una vía para crear relaciones estables, como hemos visto su uso continuado también provoca una sobrecarga psicológica.
Este agotamiento emocional es especialmente notable en las personas que llevan más tiempo utilizando la aplicación, independientemente de si buscan algo serio pero no lo han conseguido, o de si simplemente quieren relaciones esporádicas. ¿La razón? Lidiar diariamente con la incertidumbre que genera Tinder y con la irresponsabilidad afectiva de otros usuarios.
Para Daniela, de 23 años, este agotamiento emocional llegó a pasarle factura. “Tinder me ha provocado auténticos ataques de ansiedad. Yo creo que la gente se olvida de que detrás de la pantalla hay una persona, y mira, aunque tú sólo la conozcas de un par de conversaciones, hay unos mínimos de empatía y educación. Pero dejando de lado toda la gente que al principio ya tiene unas red flags más rojas que la bandera de China, lo peor es cuando alguien te gusta”, explica la joven. “¿Por qué a alguna gente le cuesta tanto dar el paso de desvirtualizarse con alguien que le gusta? Real que he conocido a gente increíble y aun siendo recíproco ese sentimiento, nunca han querido dar el paso. No sé si es por acojone o porque les mola simplemente el rollo online, pero cuando llevas ya tanto tiempo en Tinder te cansa sólo hablar por chat, buscas algo más”.
Si estás viviendo una situación similar a las que acabamos de ver, es probable que te sientas cansado, psicológicamente hablando. Algunas recomendaciones para gestionar ese estado son: