Los test de anticuerpos, también llamados serológicos, son la base del estudio de prevalencia que según ha anunciado el Gobierno comenzarán a finales de abril y se harán en 36.000 hogares. Será uno de los primeros estudios de inmunidad a gran escala en un país y no se basará en una única muestra, sino en varias.
Por ahora, los estudios de seroprevalencia que ya han publicado resultados se han hecho en grupos poblacionales mucho menores y sobre todo con fines de investigación, no para la toma de decisiones. Sus resultados indican que aún falta mucho para llegar a la inmunidad de grupo, incluso en poblaciones con alta incidencia de la infección. En ningún caso se alcanzaba siquiera el 15 % de la población inmunizada.
Margarita del Val, viróloga e inmunóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en un webinar público organizado por la Sociedad Española de Inmunología (SEI), estimó que "alrededor del 60 % de la población tendría que ser inmune para que se pare la pandemia y aún falta bastante para eso".
La propia Del Val iniciará una investigación con empleados del CSIC para estimar qué porcentaje tiene ya anticuerpos capaces de bloquear la infección, según ha informado SINC.
Pero determinar el grado de inmunidad frente al virus, tanto a escala individual como poblacional, es un desafío más complejo de lo que puede parecer. Estos son algunos de los problemas que plantea.
Todavía no está claro si haber pasado la infección impidevolver a contagiarse y transmitirlo a otros. Se sabe lo que ocurre con los coronavirus más parecidos al de la actual pandemia, como el SARS y el MERS. En ambos casos se siguió durante varios años a personas que pasaron la infección y se comprobó que, en efecto, mantenían su protección contra la enfermedad.
Con el SARS-CoV-2 podría ocurrir igual. Y, en cualquier caso, de haber una segunda infección “sería más leve”, dijo Del Val. El problema es que en ese caso, el individuo seguiría transmitiendo la enfermedad.
Pero ni siquiera es fácil determinar si se ha superado la infección sin síntomas y si se tienen defensas contra ella. Menos aún con un simple test rápido.
Los test rápidos en uso en España son serológicos, también llamados de anticuerpos. En unos minutos pueden detectar, moléculas que el organismo ha producido contra el virus (los anticuerpos). Sin embargo, no son útiles para diagnosticar en todos los casos, porque alguien que se acabe de infectar dará negativo.
Los anticuerpos "comienzan a producirse a partir del sexto día del inicio de síntomas, a la vez que se observa un descenso de la carga viral", explica el ministerio de Sanidad en un documento del 7 de abril. “A los siete días, casi la mitad de los casos tiene anticuerpos totales y a los quince días casi el 100 %, tanto en los casos leves como los graves”. Es decir, "las técnicas de anticuerpos ofrecen la posibilidad de detectar enfermedad activa de varios días de evolución", pero no un contagio reciente.
Otro punto relevante es que no todos los test rápidos detectan el tipo de anticuerpos asociados a una respuesta inmunitaria a largo plazo.
Además, a ello se le añade que la OMS recomienda el uso de los test rápidos de anticuerpos solo para investigación, ya que muchos han dado problemas y han resultado inútiles al detectar menos de la mitad de las infecciones.