En playas de toda España a los socorristas les toca reinventarse. Con la pandemia se han establecido nuevos protocolos y ya nada es como antes. “Otros años él mismo socorrista de la embarcación valoraba y, si tenía que empezar RCP, empezaba. Este año queremos evitar el máximo contacto posible”, comenta Patricia Vía, socorrista en Chiclana.
Ramsés Martí, profesor y asesor en servicios de vigilancia, salvamento y socorrismo, explica cómo las administraciones deben proteger a los socorristas y, por tanto, a los bañistas esta temporada. Lamenta la falta de existencia de equipos de protección individual adaptados al agua. Esto comporta que los socorristas deban evitar el contacto con la boca y la nariz del bañista mientras lo rescatan del mar y lo asisten en la arena después, cosa que afectará a la eficacia de todo el rescate porque el contacto no se hará de la manera adecuada.
Además, el socorrista, que normalmente realiza sus tareas tan solo protegido con un bañador, "no comprobará de manera directa si la persona respira ni podrá realizar ni compresiones torácicas ni ventilar al ahogado ya que ello comportará una proximidad peligrosa a boca y nariz". Para ello, deberá esperarse a "un equipo secundario”, que debe ir equipado con un buzo de manga larga con capucha, mascarilla, pantalla y guantes para que le asista.
Normalmente, los servicios de salvamento y vigilancia de playas cuentan con mecanismos para evitar posibles contagios de enfermedades en la práctica del boca a boca cuando esta es necesaria. Es el caso de las mascarillas con filtro antirretorno, que permiten que el socorrista insufle aire, pero no que respire el exhalado por el ahogado. Sin embargo, la alta capacidad de contagio del COVID-19 "hace que estas mascarillas sean insuficientes" y no se deban usar, por lo que las opciones de rescate se reducen.
Todo ello hace más necesario todavía equipar a estos segundos equipos con EPIs, de acuerdo con este experto. También que los socorristas dispongan del resto de elementos necesarios que permitan asistir al bañista y hacerlo con seguridad para ambos porque, de lo contrario, "comportará un detrimento en las posibilidades de supervivencia de la persona ahogada y un riesgo inasumible para el socorrista".
Elena Migoya, enfermera, nos muestra el respirador que utilizan ahora, similar a los de las UCI, “porque al hacer la maniobra de RCP pueden producirse aerosoles. Damos por hecho que cualquier paciente puede ser sospechoso de COVID”.