Aunque las complicaciones neurológicas de la COVID-19 en los niños son poco frecuentes, en contraste con los adultos, son varios los estudios que señalan que la afección en menores
La revista 'The Lancet' recogió recientemente uno de estos estudios, el mayor realizado hasta la fecha sobre las manifestaciones de la COVID-19 en el sistema nervioso central (SNC) en niños.
En él descubrieron que "las manifestaciones por neuroimagen de la infección por COVID-19 en niños podían variar de leves a graves y que las afecciones preexistentes solían estar ausentes. La atención a los efectos neurológicos de la COVID-19 y el reconocimiento de las manifestaciones de neuroimagen que pueden encontrarse en los niños pueden facilitar un diagnóstico correcto y oportuno, mitigar la propagación de la enfermedad y prevenir una morbilidad y mortalidad significativas", explicaba una de las autoras, Susan Palasis, del Hospital Infantil Ann & Robert H. Lurie de Chicago y profesora asociada de Radiología de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern (Estados Unidos).
Para comprender los hallazgos de neuroimagen encontrados en el contexto clínico, los investigadores dividieron los casos en cuatro categorías de enfermedad basadas en los síntomas de los niños y los hallazgos de laboratorio. De este modo, pudieron evaluar un gran número de casos simultáneamente e identificar patrones de neuroimagen recurrentes en las fases aguda y postinfecciosa de la enfermedad.
En muchos de los casos se observó un realce anormal de las raíces nerviosas de la columna vertebral en la resonancia magnética. Este hallazgo de neuroimagen es típico del síndrome de Guillain-Barré (SGB), una enfermedad autoinmune postinfecciosa. El estudio demostró que el SGB asociado a COVID-19 puede presentarse como un proceso parainfeccioso agudo en lugar de la típica lesión neuronal postinfecciosa.
Otra observación significativa fue que el realce del nervio craneal también estaba presente con frecuencia. "Observamos que el realce anormal de los nervios no siempre se correlacionaba con los correspondientes síntomas nerviosos. Esto indica que los neurorradiólogos deben realizar búsquedas específicas de anomalías insospechadas, ya que podrían ser la pista de que la COVID-19 es la causa subyacente de la enfermedad", apunta Palasis.
Otros hallazgos que se observaron con frecuencia fueron áreas de anormalidad en la resonancia magnética dentro de un área específica del cerebro, el esplenio del cuerpo calloso y la inflamación muscular. Éstas se identificaron con mayor frecuencia en el síndrome inflamatorio multisistémico infantil (MIS-C), una complicación grave de la COVID-19.
La mielitis, una afección infecciosa o postinfecciosa desmielinizante de la médula espinal, también fue un patrón de enfermedad frecuente. La mayoría de los casos entraban en el espectro de un proceso postinfeccioso y los niños eran normales en el seguimiento o tenían síntomas residuales leves. Un niño desarrolló una mielitis severa y finalmente quedó tetrapléjico.
Un estudio de la Asociación Española de Pediatría confirma que la infección por SARS-CoV-2 se comporta de manera leve en niños y menos del 0,02 por ciento diagnosticado, tanto en Atención Primaria como hospitalaria, precisó ingreso en una UCI pediátrica.
La investigación, coordinado desde el Instituto de Investigación del hospital 12 de Octubre y que lleva activa nueve meses, constata que el 34 por ciento de los menores hospitalizados presentó en el momento del ingreso enfermedad leve con un cuadro similar al gripal o catarro de vías altas, con fiebre y sin un foco infeccioso aparente.
Los datos del estudio, elaborado con un registro de más de un millar de niños con covid atendidos en hospitales de toda España y más de 600 ingresados, sitúa la edad media en 4,5 años y un mayoría de varones, el 57 por ciento.
El estudio ha contado con la colaboración de la Fundación de la Asociación Española de Pediatría, que integra a 76 hospitales de todas las comunidades autónomas, lo que ha permitido conocer cómo cursa la enfermedad del covid en pacientes pediátricos de todo el país.
Según datos de la investigación, el 30 por ciento fue diagnosticado inicialmente con un síndrome broncopulmonar, mientras que el 14 por ciento lo hizo con un síndrome inflamatorio multisistémico y el 10 por ciento con síndrome gastrointestinal.