La meningitis es una enfermedad muy temida, especialmente teniendo en cuenta que, aunque en algunos casos puede no ser grave, en otros supuestos puede desembocar en el peor desenlace. Consiste en una inflamación del líquido y las membranas (llamadas meninges) que rodean el cerebro y la médula espinal, y suele tener su origen en una infección, ya sea viral, bacteriana, parasitaria o micótica. ¿Cómo identificarla a tiempo para actuar con rapidez? ¿Cuáles son los síntomas de la meningitis?
Una de los motivos por los que la meningitis es una enfermedad tan temida es por el hecho de que puede poner en riesgo nuestra vida y requerir tratamiento de emergencia, aunque no siempre es así: a veces la meningitis mejora sin tratamiento en pocas semanas, tal y como aclara Mayo Clinic. En cualquier caso, si sospechas que sufres esta enfermedad, acude a un médico cuanto antes.
Dentro de las meningitis de causa infecciosa (las más frecuentes), encontramos las producidas por virus, o bien por bacterias, hongos... Las meningitis víricas son benignas y suelen desaparecer por sí solas. La cosa se complica cuando se trata de una meningitis bacteriana: su gravedad es mayor y es necesario tratamiento urgente con antibióticos.
En cuanto a los síntomas de la meningitis, tal y como explica Clínica Universidad de Navarra, los más frecuentes son dolor de cabeza, fiebre, náuseas y vómitos, fotocopia y rigidez en la nuca. También puede aparecer alteración del nivel de conciencia, crisis epilépticas y otros síntomas y signos neurológicos.
La meningitis puede resultar especialmente difícil de detectar en niños menores de dos años: si existe fiebre alta, somnolencia o irritabilidad excesivas, inactividad, llanto constante y rechazo de la alimentación, acude a un médico rápidamente. Además, en los más mayores, es posible que no aparezca fiebre ni rigidez en la nuca, por lo que no descartes una posible meningitis si aparecen el resto de síntomas.
La meningitis puede confundirse con otras enfermedades, como una simple gripe (fiebre, dolor de cabeza, malestar general..) Una forma de sospechar es la cefalea intensa, así como los llamados vómitos 'en escopetazo' y la rigidez de los músculos del cuello
Por último, recuerda que la meningitis puede prevenirse mediante la vacunación. Además, la quimioprofilaxis es otra forma de prevención en caso de que exista un contagio cercano: consiste en la administración de un antibiótico durante cortos periodos de tiempo a las personas que han estado en contacto con un paciente diagnosticado de meningitis.
Los contactos cercanos de pacientes con meningitis meningocócica tienen mayor probabilidad de contraer la enfermedad en los 7 días siguientes, por lo que en estos casos es probable que esté indicada la quimioprofilaxis. Entendemos por contacto estrecho haber tenido un contacto prolongado (8 horas o más) y próximo (90 cm es el límite general para la diseminación de gotitas de gran tamaño). También haber estado directamente expuestos a las secreciones orales del paciente (por ejemplo, al besar en la boca, realizar maniobras de reanimación boca a boca, etc.) durante la semana previa al inicio de los síntomas y hasta 24 horas después del comienzo del tratamiento antibiótico.