La ansiedad generalizada no solo se manifiesta con ataques de pánico: otros síntomas muy comunes
La ansiedad generalizada no solo no evita que nos preparemos para el peligro, sino que nos hace perder el tiempo de las formas más enrevesadas posibles
Los ataques de pánico no son el único síntoma: Bea Cepeda, cómica, guionista y redactora de Yasss, ha compartido en sus redes sociales las señales que le indican que está sufriendo ansiedad
¿Qué hacer si tienes algún síntoma de ansiedad? Una psicóloga propone varias recomendaciones para gestionar esta emoción y reaccionar si se vuelve un problema más serio
Cuando hablamos de ansiedad es muy importante diferenciar la emoción, algo que todos sentimos de vez en cuando, y el trastorno psicológico. No son lo mismo, aunque muchas veces los confundimos.
La ansiedad como emoción aparece cuando anticipamos un peligro real. Por ejemplo, una oposición, una entrevista de trabajo o una cita con nuestro crush de Tinder. Esa sensación nos moviliza para prepararnos ante el inminente riesgo, y una vez lo afrontamos desaparece.
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En cambio, la ansiedad generalizada surge cuando vivimos con una sensación de peligro constante. No sabes qué es lo que va mal, pero en tu cabeza hay una voz que te dice que en cualquier momento vas a tropezar, así que intentas prestar atención a todo lo que te sucede para evitar ese invisible accidente que nunca llega.
¿La ansiedad nos prepara para lo peor?
Como acabamos de ver, la ansiedad, como emoción, tiene un objetivo: hacernos conscientes de nuestras limitaciones y prepararnos para asumir ciertas situaciones inciertas. Siguiendo los ejemplos de antes, antes de una oposición estudiaríamos, antes de una entrevista de trabajo revisaríamos nuestro currículum ‘de pe a pa’, y antes de una cita con nuestro crush de Tinder nos pondríamos un outfit resultón.
La ansiedad generalizada no solo no evita que nos preparemos para el peligro, sino que nos hace perder el tiempo de las formas más enrevesadas posibles. ¿Tienes que volver al trabajo después de vacaciones? No te preocupes, tu ansiedad generalizada te regalará un ataque de ansiedad, una noche de insomnio y una diarrea explosiva cuando estás en el metro de camino a la oficina.
Pero ojo, porque muchas personas pecan de tener una visión estereotipada de la ansiedad generalizada, asumiendo que el único síntoma son los ataques de pánico. Y sí, es muy habitual experimentarlos, pero ni todas las personas que tienen ansiedad generalizada experimentan ataques de pánico, ni todas las personas que experimentan ataques de pánico tienen ansiedad generalizada.
Hay vida más allá de los ataques de pánico: otros síntomas de la ansiedad
La ansiedad generalizada es tremendamente compleja y reducirla a los ataques de pánico es un error, ya que aunque son muy incapacitantes y molestos, no son el único síntoma ni mucho menos. Es por ello que la cómica, guionista y redactora de Yasss Bea Cepeda, más conocida como Perra de Satán, compartió en su Instagram una publicación en la que visibilizaba su experiencia con la ansiedad, evidenciando que los ataques de pánico siempre han sido la menor de sus preocupaciones.
Su testimonio animó a sus seguidores a compartir esos síntomas de ansiedad que muchas veces pasamos inadvertidos o incluso normalizamos, pero que en realidad indican que algo va mal. Por ejemplo, aislarse, descuidar los hábitos alimenticios, criticar nuestro cuerpo con más dureza, sentirnos inseguros en el trabajo, posponer tareas sencillas o tener pensamientos suicidas. Pero, ¿por qué sucede esto?
La ansiedad generalizada nos hace priorizar las recompensas inmediatas, aunque sean negativas para nuestra salud física y mental.
Las conductas que nos ayudarían psicológicamente requieren un esfuerzo a corto plazo pero un gran beneficio a largo plazo, y los pensamientos, acciones y sentimientos que nos hunden son muy sencillos de llevar a cabo a corto plazo —en otras palabras, nos salen solos—, pero a la larga son tremendamente perjudiciales.
Por ejemplo, tú sabes que estarías más tranquilo y animado si salieses a dar un paseo y quedases con tus amigos, prefieres quedarte en casa tirado en el sofá con el móvil pegado a las manos mientras cotilleas los stories que suben esos amigos con los que no has quedado. También sabes que un refresco te va a provocar insomnio por la noche, lo que aumentará tu ansiedad, pero el cuerpo te pide esa dosis de azúcar y cafeína. Y lo mismo sucede con los atracones de comida, con la procrastinación, con la impaciencia o con cualquier otra conducta autodestructiva.
Tengo ansiedad, ¿y ahora qué?
El autoconocimiento es poder y conocer la manera en la que la ansiedad generalizada nos afecta puede ayudarnos a afrontarla mejor y a evitar que se agrave o que se mantenga en el tiempo. Por eso es importante pararnos, escuchar a nuestro cuerpo e incluso apuntar en un papel o en las notas de nuestro móvil todos esos síntomas que hasta ahora minimizábamos pero que en realidad son una señal de que algo va mal.
El siguiente paso es pedir ayuda si no lo hemos hecho ya. No tienes que pasar por esto solo y tampoco es bueno para ti que esperes a que la ansiedad desaparezca sola, ya que es posible que se agrave y te empieces a sentir peor. Un psicólogo puede ayudarte a entender lo que estás viviendo, a validar tus emociones y a aprender herramientas para gestionar la ansiedad.
Finalmente, hablar de la ansiedad sin tapujos puede ayudarte a normalizar tu experiencia. Conocerás a gente que está pasando o ha pasado lo mismo que tú, ayudarás a quienes todavía no han puesto nombre a lo que les ocurre, y desestigmatizarás los problemas de salud mental.