Uno de los momentos más esperados del año para niños y adultos son los viajes del verano, pero a veces llegar al destino no es todo lo tranquilo que nos gustaría. Si tiendes a sufrir mareos te vendrá bien conocer estos siete trucos para evitarlos y disfrutar de las vacaciones como mereces.
Llamamos mareo a un abanico de síntomas que incluyen desvanecimiento, aturdimiento, sensación de estar movimiento o de que el entorno se mueve, de inestabilidad o ‘vértigo’ o incluso náuseas. Suelen empeorar cuando nos ponemos en pie o nos movemos, ya sea en el coche, un avión o un barco.
En los viajes los más propensos a sufrir mareo suelen ser los niños y las personas mayores, aunque cualquier persona es susceptible de padecerlos. Toma nota de estos trucos para evitar marearte en la medida de lo posible:
Mirar a un punto fijo dentro del coche, autobús o el medio por el que nos estemos desplazando confunde a nuestro cerebro, que recibe información que no concuerda. Por un lado percibe que estás quieto, puesto que te estás fijando en una pantalla fija, y por otro percibe el movimiento, ya que nos estamos desplazando. Esto puede provocar sensación de desequilibrio y hacer que nos mareemos.
Si vas a desplazarte en tren, autobús o barco, quizá haya asientos mirando hacia un delante y otros mirando hacia detrás. Para las personas propensas a marearse en los viajes lo aconsejable es elegir una plaza que mire al sentido de la circulación, nunca de espaldas.
En el coche, el asiento donde sentiremos menos mareo, además del conductor, es el del copiloto. Cuanto más miremos hacia el sentido de la marcha (adelante) y menos al paisaje, menos probabilidad tendremos de sufrir mareos.
Si viajas por carretera, hazlo a una velocidad moderada para prevenir los mareos. Esto es importante especialmente si vamos a desplazarnos por una carretera con muchas curvas, como puede ser un puerto de montaña.
No esperes a sentir mareo para abrir la ventanilla. Si no puedes abrir porque el medio de transporte no te lo permite, opta por activar el aire acondicionado para que se renueve el aire del interior. Además es importante recordar que las paradas durante los viajes largos son fundamentales antes de que aparezca la fatiga, y más en verano, puesto que hace calor.
Cuando el trayecto es corto y sabemos que es bastante posible que nos mareemos en algún momento, lo mejor es no comer antes de ponerse en marcha. En cambio, cuando se trata de un viaje largo lo mejor es comer y beber de forma ligera, sin darse atracones. De esta manera es menos probable que nos sintamos mal durante el viaje.
Parece obvio, pero merece la pena incluirlo en la lista. Cuando cerramos los ojos y nos relajamos la sensación de inestabilidad o aturdimiento es menor, y si conseguimos dormirnos evitaremos la ‘cinetosis’, que es el trastorno que sufre nuestro cuerpo con el movimiento.
Como última opción, si ninguna de las anteriores te funciona y tienes por delante un viaje largo, siempre puedes recurrir a la medicación con el consejo de un especialista. La más popular desde los años 60, cuando muchas familias empezaron a tener coche, es la Biodramina. Generalmente se toma media hora antes de empezar el trayecto y se toma cada cuatro horas si es necesario. Por supuesto, nunca debe tomarse antes de conducir, puesto que uno de los efectos secundarios que pueden aparecer es la somnolencia.