Shi Zhengli puede tener más claves que nadie del coronavirus, Es la mujer Batman en China. Cuando los trabajadores de la salud alarmados enviaron muestras de lo que parecía ser un nuevo virus a la "mujer murciélago" para hacer pruebas urgentes a finales del año pasado, la reconocida viróloga admitió que era escéptica. No se creía lo que le decían. Lo desvela New York Post.
Los funcionarios de salud estaban muy preocupados por las muestras que enviaron el 30 de diciembre de 2019 a su laboratorio. Mostraron un nuevo coronavirus que había provocado neumonía atípica en dos pacientes de Wuhan. Lo peor podía ser real. La misión para ella, dentro de la más estricta confidencialidad, era demostrar que lo peor era cierto. Se da la paradoja de que fue otra mujer, la profesora Li Lanjuan, toda una heroína en Wuhan, la encargada de cerrar toda una ciudad ante el asombro del mundo para salvar vidas.
No todos los científicos fueron tratados de igual forma. Algunos de ellos alertaron de los peligros y fueron cuanto menos ignorados y amenazados. Algunos recuerdan aún al médico mártir, Li Wenliang. Pero cuando las pruebas llegaron a Shi las autoridades chinas ya eran conscientes de que el problema que tenían entre manos era mundial. Ahora diferentes informes señalan que China calló para acaparar material sanitario ante lo que se avecinaba.
Desde 2004, Shi ha estado estudiando virus en murciélagos en el sur de China. La investigación comenzó para comprender el brote del Síndrome Respiratorio Agudo Severo o SARS, la primera gran epidemia del siglo XXI, que comenzó a propagarse en 2002.
Durante años, los murciélagos que Shi había estudiado en su trabajo de campo fueron capturados de cuevas en las regiones subtropicales de China en el sur, no en las partes más frías del país, según confesó ella misma a Scientific American en una entrevista publicada en marzo.
En 2013, cuando recolectó una muestra de heces de murciélago de una cueva en la provincia de Yunnan encontró que contenía un virus que era 96.2 por ciento idéntico al SARS CoV-2. Era el virus que causó COVID-19. El equipo de Shi trabajó para alterar partes del coronavirus para analizar si podían transmitirse de una especie a otra. Dos años después, en 2015, en una investigación realizada en conjunto con la Universidad de Carolina del Norte, el laboratorio de Shi llegó a la conclusión de que el virus similar al SARS podía saltar de murciélagos a humanos y que no había un tratamiento conocido.
Ahora, el mismo laboratorio donde trabaja Shi está en el centro de un informe que acusa al gobierno chino de encubrimientos sobre la transmisión del coronavirus de humano a humano, y que acusa a las autoridades chinas de mentir sobre la rápida propagación del virus.
El informe también acusa a Beijing de encerrar a los médicos que denunciaron por primera vez el nuevo virus y de blanquear puestos en mercados al aire libre en Wuhan, donde se dice que se originó el coronavirus.
El dossier de 15 páginas preparado por la alianza "Five Eyes", una coalición de inteligencia de Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, también sugiere que el coronavirus podría haber escapado del laboratorio de Shi. El informe de inteligencia, que se filtró recientemente al Australian Daily Telegraph, cree que la falta de protocolos de seguridad en el laboratorio de Wuhan podría haber causado que el virus escapara al mundo exterior.
"Prometo con mi vida que el virus no tiene nada que ver con el laboratorio", dijo Shi en un comunicado el 2 de febrero. Y la OMS cree su versión al decir que el virus no fue creado en un laboratorio sino que proviene de los animales. Pero la realidad es que la mujer batman trabaja con animales, y nadie la acusa de crear el virus a conciencia. Ella misma un mes después admitía que no podía dormir. "¿Podrían haber venido de nuestro laboratorio?" desvelaba en su entrevista con Scientific American, refiriéndose al coronavirus.
Durante años, los diplomáticos y científicos estadounidenses que visitaron el laboratorio de Wuhan advirtieron a la administración estadounidense sobre la falta de protocolos de seguridad entre los científicos que estudian patógenos mortales. El laboratorio, que está afiliado a la Academia de Ciencias de China, almacena más de 1. 500 cepas de virus mortales.
A pesar de las investigaciones de inteligencia sobre si su laboratorio pudo haber sido responsable del brote, la Dra. Shi sigue adelante con su investigación. Considera que es más importante que nunca para prevenir una nueva pandemia y, de hecho, planea encabezar un proyecto nacional para muestrear sistemáticamente virus en cuevas de murciélagos. Ella estima que hay más de 5.000 cepas de coronavirus "esperando ser descubiertas en murciélagos a nivel mundial". "Los coronavirus transmitidos por murciélagos causarán más brotes", confesó a Scientific American. "Debemos encontrarlos antes de que nos encuentren a nosotros".