7 señales que te avisan de que están sufriendo acoso laboral y cómo actuar
¿Hemos normalizado la precariedad y las prácticas abusivas? El acoso laboral o mobbing es cada vez más frecuente, sobre todo entre los jóvenes
A menudo, el maltrato laboral comienza de forma muy sutil: 7 señales de alarma para saber si eres víctima de acoso
Sufro mobbing, ¿y ahora qué hago? Te explicamos paso a paso cómo actuar y a quién pedir ayuda
El acoso laboral o mobbing es cada vez más frecuente, sobre todo entre trabajadores jóvenes. Desgraciadamente, este tipo de situaciones no se suelen denunciar. La víctima asume el acoso como algo normal y aguanta hasta que no puede más. En ese momento o bien deja el trabajo, o bien cambia de empresa, pero en cualquier caso vive lo ocurrido en silencio.
No es fácil reaccionar ante una situación de acoso laboral, sobre todo en una sociedad que considera el trabajo como algo sagrado e incuestionable. Haber vivido varias crisis laborales ha cambiado nuestra concepción de la vida laboral, llevándonos a soportar prácticas intolerables e incluso ilegales: horas extras no remuneradas, salarios basura, contratos abusivos y, en la punta del iceberg, humillaciones, violencia psicológica y burnout inducido.
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Cómo identificar el acoso laboral: 7 red flags
El acoso laboral o mobbing se produce cuando uno o varios trabajadores ejercen algún tipo de violencia sobre ti. A veces el maltrato se produce entre compañeros, pero también puede darse entre un superior y tú, o incluso con un cliente.
Lo más habitual es que el mobbing comience de una forma muy sutil. La víctima se enfrenta a conductas violentas tan discretas que no sabe si es percepción suya y está exagerando, o si realmente está sufriendo acoso. Por eso es importante aprender a identificar estas señales de alarma o red flags.
- Te hacen el vacío. Puede ser en persona o a través del chat, emails, videollamadas o grupos de WhatsApp. Si hablas, nadie contesta. Tienes que ir detrás de la gente para quete hagan caso, así que cada vez te cuesta más expresarte porque sabes que vas a ser ignorado.
- Bromas hirientes recurrentes. Si un comentario irónico o “gracioso” te incomoda, la otra persona debe parar y no volverlo a repetir porque está cruzando tus límites. En cambio, si sigue e incluso hace partícipes a otras personas de la broma para ridiculizarte, estamos ante una situación de acoso.
- Exceso de presión. Tú tienes una cantidad normal de trabajo: la que te da tiempo a realizar y la que figura en tu contrato. Aun así, te asignan muchas más tareas, algunas no son ni siquiera de tu competencia, y te exigen que las hagas en poco tiempo. El objetivo es someterte a un nivel de estrés insostenible para que acabes renunciando.
- Te ocultan información relevante. Para poder trabajar correctamente necesitamos ciertos datos, documentos o contactos. En casos de mobbing es frecuente que los superiores o compañeros pongan trabas para que no accedas a esta información o incluso te la ocultan, y después te acusan de negligencia por no haber realizado bien tu trabajo.
- Control excesivo. El acosador vigila a qué hora llegas y te vas, cuántos descansos te coges, si vas al baño en horario laboral, si miras el móvil, si hablas con algún compañero, etc. Después utiliza esa información en tu contra.
- Te violentan a tus espaldas. Sospechas que utilizan un mote para referirse a ti, que te critican cuando no estás, que comparten detalles de tu vida privada y que difunden rumores falsos sobre ti.
- Luz de gas. Tú sabes perfectamente que un compañero ha dicho o hecho algo, pero cuando lo dices, él lo niega y todos se unen. Puede ser un comentario hiriente o incluso algo relativo al trabajo. El problema es que cuando lo comunicas te convencen de que todo es fruto de tu imaginación, y a veces hasta dudas de ti mismo.
Sufro acoso laboral, ¿qué puedo hacer?
Muchas víctimas de acoso laboral se resisten a pedir ayuda porque creen que les van a ignorar, porque el acosador es un superior o porque han tenido malas experiencias con el departamento de recursos humanos. Al final acaban renunciando al puesto y cambiando de empleo, y aunque es una decisión totalmente respetable (y en muchos casos la más saludable), deberíamos considerarla como el último recurso. Antes de llegar a ella, es aconsejable:
- Recopilar copias de las pruebas si las hay. Por ejemplo, emails o notas de papel amenazantes.
- Asesorarte a través de un abogado laboralista. Algunas organizaciones ofrecen orientación a precios reducidos o de forma gratuita vía online, pero es importante ponerte en buenas manos ya que es un tema serio.
- Pedir por escrito a tu empresa que intervenga. De esta forma, dejas constancia de que has puesto en conocimiento del departamento la situación de acoso. ¿A quién acudir? El departamento de recursos humanos, el departamento de riesgos laborales o a la dirección de la empresa.
- Ponerte en contacto con el representante de los trabajadores en caso de que tu empresa cuente con uno y comunícale todo lo ocurrido. También puedes acudir al sindicato de tu empresa. Ellos te pueden asesorar y ofrecer apoyo laboral y psicosocial.
- Denunciar. En caso de que tu empresa te ignore y no haga nada para solucionar el acoso, ponte en contacto con la Inspección de Trabajo para que realicen una inspección a la empresa. En última instancia puedes interponer una denuncia ante los tribunales.