Los cereales son una excelente opción para nuestros desayunos y meriendas porque son una fuente de fibra, vitaminas y minerales, pero también de carbohidratos. Por ello, si lo que buscas es controlar tu peso, estos son los seis cereales bajos en carbohidratos que te ayudarán en tu propósito.
Los carbohidratos son moléculas de azúcar, estrictamente hablando. Junto con las proteínas y las grasas, son uno de los tres nutrientes principales que se encuentran en alimentos y bebidas.
Nuestro cuerpo los descompone en glucosa, y al hacerlo nos aporta energía, por eso no todas las personas requieren de la misma cantidad de carbohidratos. Si haces mucho deporte necesitarás darle a tu cuerpo un mayor aporte que si llevas una rutina sedentaria, por ejemplo. También depende de otros factores como la edad, sexo, el estado de salud y si estás tratando de bajar o subir de peso.
Las mejores fuentes de carbohidratos son las legumbres, los cereales, los vegetales y los granos enteros. Pero, como decimos, si el objetivo es bajar o mantener el peso no todos los alimentos son igual de recomendables. Elige los siguientes cereales bajos en carbohidratos:
La avena es un cereal muy completo. Contiene fibra, vitaminas, proteínas y minerales como el magnesio, hierro, cobre y el zinc... Y es baja en calorías por su bajo contenido en carbohidratos.
Puedes tomarla calentita en forma de 'porridge', fría, en tortitas o en granola. Hay quien la acompaña con fruta y frutos secos o yogur. Te aconsejamos tomarla en el desayuno o a media mañana porque sacia y ayuda a la digestión.
La quinoa posee todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas para la vida, además de no contener gluten, según apuntan desde la FAO. Y eso no es todo: contiene un índice glucémico muy bajo, por lo que no tendrás que deshacerte de ella si estás a dieta.
Hay tres tipos de quinoa: la roja, la blanca y la negra. Generalmente, se cuece y se deja reposar un poquito, y se utiliza como acompañamiento o mezclada con verduras.
El bulgur es popular en las gastronomías de Oriente Medio y zonas de África, y se obtiene a partir de la cocción de los granos tiernos de trigo. Después, se escurre y se deja reposar, como la quinoa. Eso sí, no es apto para celíacos porque contiene gluten.
Por lo demás, tiene un alto valor nutricional y es tremendamente versátil. Se utiliza en recetas con verduras, en guisos, sopas y potajes, así como en ensaladas frías y templadas, o en hamburguesas, tortitas, etc. Si te gustan las legumbres, prueba a añadir bulgur en tu próxima receta.
El arroz salvaje es algo diferente del que conocemos. El grano es más alargado y duro que el tradicional y tiene un color más oscuro… Y su cocción lleva más tiempo. Pero además de las diferencias en la manera de cocinarlo y en su aspecto, el arroz salvaje tiene unas propiedades muy diferentes. Tiene el doble de proteínas y más fibra que el arroz blanco, además de minerales como el hierro o el calcio. Su sabor tiene un toque parecido al de la nuez que va muy bien como guarnición.
Además de tener un bajo contenido en carbohidratos, lo cual lo hace estupendo para las dietas, el arroz salvaje ayuda a controlar el colesterol y alivia los problemas de estreñimiento.
Tomando cebada obtenemos hasta 11 veces más calcio que al tomar un vaso de leche, y contiene ocho aminoácidos esenciales. Es buenísima para los problemas intestinales, y lo mejor es que puede consumirse de muchas maneras: en ensaladas, sopas, estofados, como guarnición, o en su forma líquida, como bebida. También puede tomarse tipo avena –con fruta y leche o yogur– en el desayuno.
Por último, aunque menos popular, el amaranto (o huautliuy), muy arraigado entre los aztecas, con un aspecto entre cereal y mini-palomita. Es una fuente maravillosa de aminoácidos y nos aporta minerales y fibra, por lo que ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre, además de ser estupendo para el tránsito intestinal. Por si fuera poco, contiene una proteína llamada amarantina que disminuye la presión arterial. Ah, y es apto para celíacos. Como curiosidad: los astronautas de la NASA suelen llevar amaranto en sus misiones por su alto valor nutricional, su fácil digestión y su bajo peso.
Suele verse en granos o polvo y se utiliza para elaborar dulces artesanales, granola, harinas integrales, panes o aceitas, además de papillas de bebé o barritas energéticas, entre otros.