¿Cómo influye la alimentación en la salud de nuestra piel?
Los expertos en nutrición señalan que la piel ofrece mucha información no solo de alergias o intolerancias alimentarias sino también de posibles carencias nutricionales
Hay ciertos trastornos en los que uno o más componentes de los alimentos son fundamentales para el desarrollo de una patogénesis, según los expertos
La piel es el mayor organismo que tiene el cuerpo humano. Con una superficie que alcanza alrededor de 2 m², actúa de barrera contra agresiones mecánicas, químicas, tóxicas, calor, frío, radiaciones ultravioletas y microorganismos patógenos. También juega un papel importante contra la posible pérdida de agua y mantiene el equilibrio térmico, además de ofrecer una importante información sobre nuestro entorno como, por ejemplo, la temperatura. Asimismo, la piel posee una función de relación, porque a través de ella también transmitimos cuál es nuestro estado emocional: nos sonrojamos, palidecemos, etc.
Si esto no fuera suficiente, la piel, en ocasiones, nos descubre si nuestra alimentación es la adecuada. Entre las afecciones que puede sufrir la piel se encuentra el acné, el envejecimiento prematuro, la pérdida de cabello, la flacidez, la cuperosis o la alopecia repentina, entre otras. La mejora de muchas de ellas está asociada estrechamente con nuestra dieta.
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Carmen Gómez Candela, jefa de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario La Paz y directora del grupo NUTRINVEST de IdiPAZ y Universidad Autónoma de Madrid, manifiesta que “la piel es una parte del organismo que está formada por células y necesita las mismas características de alimentación saludable que cualquier otra parte del organismo. Los problemas intestinales repercuten de manera estrecha en la piel. Por eso, una alimentación saludable tiene beneficios frente a una no saludable basada en el consumo elevado de grasas saturadas, en un exceso de carga calórica, consumo de alimentos procesados, azúcares, etc”.
Marta Hermosín, médico, farmacéutica y especialista en Nutrición y Dermocosmética del Instituto de Dermatología Integral (IDEI), asegura que la piel ofrece mucha información: “A través de ella observamos no sólo las alergias o intolerancias alimentarias sino también las posibles carencias nutricionales asociadas, por ejemplo, a la falta de vitaminas, de omega-3 y, en concreto, de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga -como el ácido linoleico y el alfa linolénico de origen marino-, un subtipo de omega-3 que ayudan a disminuir la lipoinflamación, enfermedades inmunológicas, cardiovasculares o neurológicas”.
La doctora Cristina Pindado Ortega, dermatóloga miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), apunta que, aunque, la dieta desempeña un papel importante en muchas enfermedades relacionadas con la piel, los dermatólogos se enfrentan con frecuencia a la dificultad de desmentir mitos sobre consejos dietéticos para los pacientes: “A menudo están convencidos de que determinadas patologías de su piel están íntimamente relacionadas con sus hábitos dietéticos y mejorarán modificándolos, pero no es tan simple”.
Pese a esto, la doctora Pindado Ortega manifiesta que, efectivamente, hay ciertos trastornos en los que uno o más componentes de los alimentos son fundamentales para el desarrollo de esa patogénesis, “por ejemplo, la dermatitis herpetiforme, en la que una dieta sin gluten constituye la piedra angular del tratamiento. Otras enfermedades en las que la dieta tiene un papel esencial en su tratamiento serían los trastornos conocidos por deficiencia nutricional -pelagra, escorbuto, acrodermatitis enteropática…- o por exceso como la carotenemia-. Aunque también puede tener un papel en enfermedades como el acné vulgar, dermatitis atópica, psoriasis, urticaria o efluvio telógeno”.
El papel de la dieta mediterránea
Un gran aliado para ayudar a la piel a mantener su equilibrio y salud es la Dieta Mediterránea (DM). La jefa de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario La Paz asegura que “es el patrón que mejor funciona para la prevención de enfermedades cardiovasculares, cáncer, sobrepeso y obesidad, la demencia, y también en afecciones de la piel”.
La directora del grupo NUTRINVEST enumera algunos de los alimentos que están aconsejados consumir para mejorar la salud de la piel: “Los pescados, con un alto contenido en omega-3; frutas y verduras, que tienen Vitamina A, E, C, antioxidantes, algunos oligoelementos como el zinc, selenio; los lácteos y los alimentos fermentados, como los yogures, que aportan además bacterias saludables al intestino y está demostrado que inhiben estos procesos de inflamación. También, la ingesta de frutos secos, que tienen ácidos grados omega-3, proteínas de buena calidad y también contienen antioxidantes. Este sería el patrón ideal”.
Además, continúa esta experta en nutrición, “es necesario beber suficiente cantidad de agua, porque es bueno, no solo para la piel sino también para el funcionamiento gastrointestinal, renal, etc. Beber en función de cada persona, pero más o menos garantizar los dos litros al día”. La doctora Cristina Pindado Ortega afirma que, “además de una dieta rica y variada, se debe evitar la fotoexposición solar sin protección y el tabaco”.
Los lácteos son uno de los alimentos que se incluye dentro de la DM, pero, en opinión de Marta Hermosín, “debido no sólo a la lactosa, sino a la caseína, entre otros, tiene unos efectos que no benefician a las pieles grasas”. Esta médica y experta en nutrición explica que “en la leche encontramos betacelulina, prolactina, somatostatina y varios grupos de hormonas, como la liberadora de hormona de crecimiento, hormona liberadora de gonadotrofinas, hormona luteinizante, hormona estimuladora del tiroides, insulina, IGF-1, etc. En el caso de la betacelulina (BTC), es muy estable y sobrevive al proceso de pasteurización, por lo que está incluso en el queso. Esta estimula los queratinocitos y puede obstruir la salida de grasa a través de los poros”.
Además, continúa la especialista de IDEI, “las hormonas de la leche reaccionan con la testosterona presente en el organismo, aumentando la producción de sebo en la piel, y la alfa lactoalbúmina favorece la comedogénesis (aparición de comedones), favoreciendo la 'tormenta perfecta' para el proceso inflamatorio e infeccioso del acné”. Aun con todo ello, la experta dice que, “aunque no es conveniente la eliminación radical de este grupo de alimentos, si fuera necesario, se recomienda disminuir su consumo y procurar buscar esos micronutrientes en otros alimentos para reforzar la ingesta de calcio con almendras, legumbres, espinacas y soja, entre otros, y evitar así grasas que propicien la aparición de acné”.
El comportamiento de la piel, a lo largo del tiempo
El comportamiento de la piel varía a lo largo de los años, e incluso de un día a otro. La genética, pero también la epigenética, el ambiente que rodea al sujeto, la microflora intestinal, etc, son elementos que afectan a la piel. Por eso, es necesario, según Marta Hermosín, “tener en cuenta todos estos factores y ajustar la dieta para que se convierta en un aliado para la salud de nuestra piel”.
Aun así, existen unos patrones fijos para cada etapa de la piel, opina esta experta en nutrición y dermocosmética. “En la adolescencia, la piel está en constante cambio por un tema hormonal y de crecimiento, y por ello la dieta debe ser muy variada y rica en frutas y verduras, para que la piel esté hidratada. En etapas adultas es necesario reforzar con omega-3 para combatir el estrés oxidativo y el envejecimiento de la piel. A partir de una edad será necesario una correcta ingesta en proteínas, en ubiquinol (la forma activa de la coenzima Q10), vitaminas grupo B6, para evitar el envejecimiento cutáneo, la pérdida de masa muscular y la flacidez. Los minerales ayudarán a mantener una piel oxigenada y vascularizada”.
La dermatóloga Cristina Pindado Ortega aconseja para combatir el acné consumir de manera regular alimentos como pescado, verduras y frutas con un índice glucémico bajo. Frente a la aparición de la flacidez y el envejecimiento, continúa esta experta, “solo una ingesta adecuada de proteínas puede mantener la renovación y reparación normales de los tejidos. La piel no es una excepción. Las proteínas de la dieta ingresan en el organismo y después de la digestión y absorción, participan como precursores en la síntesis y metabolismo de estos componentes de la piel. Los nutrientes antioxidantes alivian el daño oxidativo de la piel al eliminar los ROS (especies reactivas de oxígeno) celulares. Las vitaminas, como antioxidantes de la piel, se obtienen principalmente de frutas y verduras. Los antioxidantes más potentes para la piel son Vitamina E, Vitamina A, Vitamina C o el Resveratrol”.
Ahora, además, la aparición de la Covid-19 ha provocado un aumento en la prevalencia de la caída del cabello. La especialista de IDEI advierte de la importancia “de una detección precoz, antes de que el folículo piloso cicatrice y no haya capacidad de solucionar la regeneración”.
Finalmente, la alimentación de precisión se presenta como una futura solución para las patologías que afectan a la piel. En este sentido, la jefa de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario La Paz, declara la importancia de “conocer las características de la alimentación, obtener datos de la bioquímica que tiene el individuo, saber sus niveles de vitaminas, ver qué tipo de enfermedades dermatológicas tiene, algunas muy asociadas a la alimentación como la dermatitis atópica o la psoriasis, o enfermedades como las úlceras por presión que obliga a dar a los pacientes los nutrientes que necesitan, por ejemplo, incluir proteínas específicas para que cicatricen las heridas, sería de gran ayuda”.