El riesgo real de contagiarse por coronavirus a través de la ropa o el pelo
EL COVID-19 se transmite a través de gotitas
La OMS no tiene pruebas concluyentes de contagio por superficies
En caso de infección, la ropa debe lavarse a grandes temperaturas
Aprender a convivir con el coronavirus es vital hasta la llegada de la vacuna. Nos lo repiten una y otra vez las autoridades sanitarias, especialmente, tras iniciarse la desescalada y retomar de nuevo poco a poco el contacto social. La distancia social (en su defecto, el uso de mascarilla) y la higiene de manos son las medidas en las que se insiste, pero ¿qué sucede con la ropa o el pelo? ¿debo cambiarme y ducharme cada vez que llego a casa?
En su último informe, la Organización Mundial de la Salud (OMS) admitió no haber encontrado pruebas concluyentes de que el coronavirus pueda contagiarse a través de un contacto con una superficie artificial. Sin embargo, mantuvo su recomendación de desinfectar superficies y objetos, siempre que sea posible y para tranquilidad de la población. Recordaba que el virus podría sobrevivir hasta siete días sobre una superficie, según demostró un estudio, que precisaba que realizó sus pruebas un laboratorio, lejos de las condiciones del mundo real.
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De esta forma, subrayaba que "la enfermedad COVID-19 se transmite principalmente a través de un contacto físico cercano y por residuos respiratorios".
En España, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, también señalaba la excepcionalidad del contagio a través de una superficie: "Puede haber situaciones raras en las que hay infecciones tardías por una superficie, pero no es lo habitual. La transmisión en superficie es mucho menos eficaz que cuando tragamos o estamos en contacto con las gotas más gruesas". Asimismo, explicaba que la circulación del virus en este momento era “baja” en nuestro país.
Una cadena de eventos grande
Sobre los tejidos, no hay un estudio que haya demostrado la supervivencia del virus. Sin embargo, en el publicado por la revista médica New England Journal of Medicine –al que hacía referencia la OMS- se demostró que el coronavirus es más estable en plástico y acero inoxidable que en cobre y cartón, donde sobrevivía como máximo 24 horas. Esta superficie porosa supone que las pequeñas gotas de saliva del hipotético contagiado penetrarían en el material, dificultando la transmisión a nuestro organismo cuando, por ejemplo, recojamos un paquete.
Esta superficie, a falta de un estudio, es a la que se pueden asemejar los tejidos que componen nuestra ropa, por lo que se trataría de una en las que menos tiempo sobrevive el virus. A ello se refiere precisamente, un artículo del ‘New York Times’, que tras consultar a varios expertos, concluye que “tiene muy pocas probabilidades de alojarse en la ropa debido a la aerodinámica”.
Esto significa que a no ser que las gotitas sean lo suficientemente grandes (debido a un estornudo o que alguien escupa al hablar) las corrientes de aire las moverían y no acabarían en nuestra ropa. Además, de acabar precisamente aquí, para infectarnos, las gotitas tendrían que proceder de alguien que tuviese COVID-19, tocarlas y después trasladarlas a una de las partes de nuestro cuerpo por las que se transmite el virus. Todo ello, teniendo en cuenta la reducción significativa de partículas virales que habría habido en el proceso y, que actualmente se debe mantener la distancia social y llevar mascarilla. Y, lo mismo sucede con el pelo.
“Cuando repasas la cadena de eventos que deben ocurrir, hay muchas cosas que tienen que suceder de manera precisa”, señala a este diario Andrew Janowski, profesor de Enfermedades Infecciosas Pediátricas en el Hospital Infantil St. Louis de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington.
No obstante, la higiene y la limpieza nunca está de más. Y, si convivimos con una persona enferma, la situación cambiaría. Se debe tener más precaución. Lo recomendable, en este caso, es no sacudir las prendas que utilice, lavarlas con el agua a gran temperatura y secarlas completamente.