Pocos expertos están siendo tan implacables con la conducta del mundo político y científico como Richard Horton, editor de The Lancet, que no se calle en sus intervenciones televisivas en Gran Bretaña y que advierte que el coronavirus es el mayor fracaso de toda una generación ensimismada que dejó de escuchar a los expertos y los científicos, fatua y despreocupada, que solo se ocupó de la austeridad.
Porque como señala Horton en un artículo de opinión publicado en The Guardian, una pandemia como el coronavirus era esperable porque ya había habido y los expertos lo advirtieron pero parece que el dinero para la ciencia y la inversión en ella no es productivo para esta generación de líderes y de ciudadanos.
Y ahora, cuando vemos las fosas comunes gigantes en Nueva York, cuando la gente pierde sin decir adiós a sus seres queridos, ahora, aplaudimos a los que siempre están ahí: a los que salvan vidas arriesgando la suya, a los sanitarios. La pregunta es si nos acordaremos de ellos cuando todo esto haya pasado, que pasará, dejando secuelas terribles. Y Horton, como muchos otros, no tienen claro que sea así, que aprendamos.
Horton es duro en su artículo: “La respuesta global a Sars-CoV-2 es el mayor fracaso de política científica en una generación. Las señales eran claras. Hendra en 1994 , Nipah en 1998 , el SARS en 2003, M ERS en 2012 y Ébola en 2014; Todas estas grandes epidemias humanas fueron causadas por virus que se originaron en huéspedes animales y se cruzaron en humanos. Covid-19 es causado por una nueva variante del mismo coronavirus que causó el Sars”.
Continúa Horton dejando en evidencia a los que dicen que nadie podía pensar en que una epidemia de este tipo fuera posible. “Que las señales de advertencia pasaron desapercibidas no es sorprendente. Pocos de nosotros hemos experimentado una pandemia, y todos somos culpables de ignorar información que no refleja nuestra propia experiencia del mundo. Las catástrofes revelan la debilidad de la memoria humana. ¿Cómo se puede planificar un evento raro al azar, seguramente los sacrificios serán demasiado grandes? Pero, como argumenta la sismóloga Lucy Jones en su libro de 2018 The Big Ones , “los peligros naturales son inevitables; el desastre no es ".
Al igual que Bill Gates en su día, que ya predijo que la tercera guerra mundial sería contra un virus, el Instituto de Medicina de EEUU ya lo predijo en 2004. Evaluó las lecciones del brote de Sars 2003 , citando a Goethe dice Horton: “Saber no es suficiente; Debemos aplicar. La voluntad no es suficiente; debemos hacer." Llegó a la conclusión de que "la rápida contención de Sars es un éxito en la salud pública, pero también una advertencia ... Si Sars vuelve a ocurrir ... los sistemas de salud en todo el mundo se verán sometidos a una presión extrema ... La vigilancia continua es vital".
Horton deja claro que los políticos, después de haber ninguneado al Estado, ahora echan mano de él. Y lo mismo ocurre con los expertos cuyas recomendaciones – China no dijo que se lavaran las manos sus ciudadanos sino que aisló ciudades- ahora son el escudo de la falta de previsión y el ninguneo de un virus que no era la gripe. China no se tomó el coronavirus como si lo fuera pero Occidente miró para otro lado y se creyó inmune.
Horton concluye su artículo con una reflexión. “El Covid-19 ha revelado la asombrosa fragilidad de nuestras sociedades. Ha expuesto nuestra incapacidad para cooperar, coordinar y actuar juntos. Pero tal vez no podamos controlar el mundo natural después de todo. Quizás no somos tan dominantes como alguna vez pensamos. Si Covid-19 finalmente imbuye a los seres humanos con algo de humildad, es posible que, después de todo, seamos receptivos a las lecciones de esta pandemia letal”.