En las redes sociales nada es lo que parece, sobre todo desde que los filtros llegaron a nuestra vida. Sólo hay que meterse en las historias de Instagram, probar un efecto de belleza y descubrir cómo nuestra cara se ve totalmente deformada. Ojos más grandes, labios más gruesos, mentón afinado, poros completamente difuminados y acné borrado. En pocas palabras, no somos nosotros.
Teniendo en cuenta lo controvertidos que son estos filtros, el organismo de control publicitario de Reino Unido ha decidido tomar cartas en el asunto. Concretamente ha prohibido a influencers cuando están publicitando un producto cosmético y la campaña es patrocinada.
La iniciativa de la ASA (Advertising Standards Authority) surgió cuando Sarah Pallari, una usuaria de Instagram, se hartó de ver cómo famosas e influencers utilizaban filtros de belleza para intentar vender cremas, maquillaje o productos supuestamente milagrosos, pero sin reflejar su verdadero rostro. “Antes editaba totalmente mis fotos, utilizaba filtros, pasaba cada minuto de mis días deseando parecerme a otra persona”, relataba. Y bajo el hashtag #filterdrop ha acabado movilizando una campaña que ha logrado resultados. “La cantidad de personas que ya no se compararán con un anuncio que no es alcanzable sin un filtro van a ser grande. Lo logramos. Estoy muy orgullosa", compartió en sus redes al conocer la campaña.
En Estados Unidos se ha llegado a crear el llamado ‘pack Kylie Jenner’ haciendo alusión a la hermana menor de Kim Kardashian. Consiste en rellenos para resaltar los pómulos, acentuar la barbilla y la mandíbula y engrosar los labios.
Lo preocupante es que cada vez más mujeres de entre 18 y 24 años se someten a este tipo de tratamientos, tal y como afirma la American Society for Aesthetic Plastic Surgery, y a menudo lo hacen motivadas por lo que ven en redes sociales.
En España la situación no es distinta. Según SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética), el 10,5% de las personas que se someten a una intervención de cirugía estética está influenciada por los filtros de Instagram y el 5% desean parecerse a una famosa o influencer.
Cada vez más psicólogos alertan del peligro de los filtros de Instragram y no es para menos. Algo inocente como un efecto que difumina nuestra piel puede causar expectativas totalmente falsas sobre la belleza.
De por sí, vivimos en una sociedad donde la publicidad destaca por su falta de veracidad. El famoso Photoshop borra acné, poros, arrugas, estrías, celulitis y hasta lunares. Y si bien esta herramienta antes era algo al alcance de unos pocos, ahora todos tenemos a mano un editor instantáneo de fotos que distorsiona nuestra imagen, pero también nuestra autoestima.
Este espejismo en el mejor de los casos puede provocar un sentimiento de malestar con nosotros mismos al hacernos fotos sin filtros o al mirarnos en el espejo, pero en ocasiones puede derivar en algo más serio. Se trata del trastorno dismórfico corporal, un problema psicológico que provoca una distorsión de nuestra autoimagen. Por ejemplo, creyendo que tus labios son más finos de lo que en realidad son, que tu cara es tan asimétrica que hasta llama la atención, o que tienes las ojeras demasiado pronunciadas cuando no es así.
Como vemos, es algo más serio que una inseguridad puntual y es necesaria terapia psicológica para superarlo.
Si eres de los que usan filtros de Instagram cada vez que sube una foto, te estarás preguntando hasta qué punto estás obsesionado. Para saberlo, coge el móvil, abre la aplicación de la cámara y hazte un selfie. Si te horroriza el resultado puede ser por dos cosas: acabas de despertarte y pareces un zombie de The Walking Dead (no te preocupes, a todos nos pasa) o estás guapísimo, pero no te reconoces sin filtros. Si esto es lo que te sucede, a lo mejor los filtros se han convertido en algo peligroso.
Para superar la obsesión, lo ideal es: