Las charlas para aprender habilidades sociales son algo tan habitual como recomendable siempre y cuando se lleven a cabo por un experto. El problema surge cuando combinamos a una líder sin formación, un grupo de personas desesperadas por obtener ayuda y un cúmulo de consejos machistas. ¿El resultado? El polémico ‘curso para ligar’ liderado por Álvaro Reyes que fue criticado hasta la saciedad durante el mes de diciembre.
Si bien el curso en sí se remonta a 2018, los vídeos sobre el contenido de las charlas no se han viralizado hasta finales de 2020. En ellos se pueden observar algunos consejos para ligar como entrar saludando a gente inexistente porque “tú mismo te estás convenciendo de que conoces a gente y te vas a dar permiso para interactuar” o dejar de lado el consentimiento. “No esperes su permiso”, aconsejaba el youtuber Álvaro Reyes en uno de sus videos. “Siéntete con derecho para hacer lo que quieres” porque, según él, “pedir permiso es síntoma de inseguridad”.
En los dos años desde que estos cursos se comenzaron a impartir la sociedad ha avanzado a pasos agigantados. En consecuencia, muchos usuarios de Twitter reprocharon los consejos machistas que se pueden ver en los vídeos. El problema es que parte de las críticas fueron dirigidas hacia los asistentes a dichos cursos, a los que se tachó de “patéticos” o “fracasados”.
No todos contamos con las habilidades sociales necesarias para ir a una fiesta sin sentir pánico, ligar en una discoteca o incluso sonreír a un compañero de clase. Para muchas personas, hasta las interacciones más simples son imposibles.
En estos casos tenemos dos opciones: pedir ayuda profesional o buscar en Google, algo que requiere menos tiempo.
Si tras poner en el buscador «cómo ligar» te topas con un vídeo de alguien que asegura haber sido como tú, pero que tras mucho esfuerzo ha superado sus inseguridades, es inevitable sentir simpatía hacia él. Poco a poco irás asimilando sus consejos como la verdad absoluta, e incluso pagando cientos de euros por acudir a sus charlas. Es un proceso de identificación con alguien que hace negocio a partir de tus inseguridades.
No debemos confundir los cursos para ligar con los talleres de habilidades sociales. En el primer caso, se trata de un negocio que puede resultar perjudicial. Pero, ¿por qué?
Las habilidades sociales son algo que aprendemos, aunque parezca que algunas personas las tienen de forma innata. En otras palabras, si se te da fatal ligar o hacer amigos, no te obsesiones con la idea de que será así toda tu vida. Puedes aprender herramientas y técnicas que te ayudarán a socializar.
Si intentas ligar con alguien considerando que te debe algo, ya sea porque le has invitado a una copa o porque ha sido amable en otra ocasión contigo, te darás de golpe contra la pared.
La base de una relación sólida es la empatía. Da igual si quieres conocer a alguien para ser su amigo, su ligue de una noche o su pareja. Siempre debes fundamentar tus interacciones en la reciprocidad y en el respeto mutuo.
Desde un simple “¿Qué tal has pasado las vacaciones?” hasta temas más profundos como “¿Si pudieses estudiar otra cosa qué sería?” o “¿Cuál es tu mayor miedo?”, hacer preguntas es la forma perfecta de conocer a una persona y de perder el miedo a socializar.
¡Ojo! Siempre son mejores las preguntas abiertas que las preguntas que se responden con sí o no.
Y si en el momento de la verdad te quedas en blanco, puedes ir apuntando en tu bloc de notas del móvil preguntas cuando se te vayan ocurriendo. Después solo tienes que memorizarlas y dejarte llevar. Al principio te sentirás raro, como si fueses un actor interpretando un papel, pero con el tiempo te acostumbrarás y te saldrá fluido.
A la hora de conocer gente no solo importa lo que dices, sino cómo lo dices. Es importante mirar a los ojos, adoptar una postura relajada y respetar el espacio personal de la otra persona. Es decir, no tocarla sin su consentimiento ni avasallarla en medio de la discoteca puesto que apenas os conocéis y puede resultar incómodo.
La única forma de perder el miedo a socializar es exponernos a este tipo de interacciones. A más contactos establezcas, más fácil te resultará.
Sin embargo, siempre habrá situaciones sociales que nos generarán un poco de malestar. Por ejemplo, los silencios. No pasa nada porque haya momentos en una conversación en la que nadie dice nada y tampoco es necesario que sueltes lo primero que te viene a la cabeza para llenar esos vacíos.
Otro aspecto social que nos incomoda mucho son las pausas terminales, que es ese momento en el que parece que la conversación no da para más y se va a acabar. Una forma de solventar las pausas terminales sin ansiedad y es sacar un tema nuevo conectándolo a algo que habéis hablado antes.
En algunos casos, es necesaria ayuda profesional. O bien terapia individual, o bien talleres o cursos grupales proporcionados por un psicólogo en los que se aprenden habilidades sociales.
Si ese es tu caso, no te avergüences ni pospongas la terapia. Cuanto antes pidas ayuda, antes encontrarás soluciones.