Rafael Vilasanjuan, Instituto Salud Global: “Empezamos a ver la luz al final del túnel del coronavirus”
El experto atribuye la sucesión de anuncios de vacunas a la batalla por la reserva mundial de producción
Vilasanjuan: “No es realista pensar que se haya vacunado a una parte sustancial de los españoles para el próximo verano”
“No es el final, ni siquiera el principio del final, tal vez sea el final del principio”. La célebre cita de Winston Churchill tras la victoria del Alamein podría invocarse esta semana en la lucha contra la pandemia. Aunque el contagio y los muertos superan cifras terribles, por primera vez en 10 meses se suceden las buenas noticias.
Tres proyectos de vacuna anuncian resultados prometedores, un estudio pionero apunta a que la inmunidad frente a la covid será duradera, se autorizan nuevas herramientas de autodiagnóstico, las farmacéuticas empiezan solicitan la autorización de emergencia de las primeras vacunas, los Gobiernos aceleran sus planes de compra y movilizan los planes de vacunación masiva.
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Por ahí empieza la conversación de NIUS con Rafael Vilasanjuan, director de análisis y desarrollo del Instituto de Salud Global de Barcelona, centro impulsado por La Caixa cuyo objetivo es trasladar a la sociedad el conocimiento generado por la ciencia, en especial en el ámbito de la salud.
NIUS: ¿Vemos la luz al final del túnel?
Rafael Vilasanjuan: Sí, empezamos a ver la luz al final del túnel. Sabíamos que la carrera científica puesta en marcha no tenía precedentes en la historia de la humanidad y, sí, esperábamos que hubiera vacunas, tratamientos y mejoras de diagnóstico. El panorama amplio nos dice que estamos lejos de controlar la pandemia, pero mucho más cerca de lo que nos parecía si no hubiera habido esta carrera científica. Ahora sí sabemos que a lo largo de 2021 vamos a disponer de dos, tres, cuatro vacunas.
Hablemos de las vacunas. Con la información que tenemos, parece que nos van a proteger de la enfermedad, de su variante más grave, pero ¿serán capaces de cortar el contagio?
Va a haber vacunas de los dos tipos. De Pfizer y Moderna tenemos comunicados de prensa, no informaciones científicas. Es probable que veamos caer la eficacia [del 95%] que se ha anunciado. Tenemos que ver los resultados sobre los 40.000 voluntarios de uno y los 30.000 del otro [al final de la fase III]. AstraZaneca sí ha anunciado en una revista científica que su vacuna es segura en la franja de población de más edad. Parece que en mayores de 65 años la efectividad es similar al resto de grupos de población y, sobre todo, parece segura para este tipo de población. Vamos a tener protección para un sector de la población crítico. La mortalidad de una persona de 80 años es 20 veces mayor que la de una de 60.
La eficacia que se anuncia, entonces, es en la reducción de la gravedad de la enfermedad, no en el contagio.
Eficacia del 90% en cortar la gravedad de la enfermedad. En la transmisión lo que dicen es que ha habido contagio en personas vacunadas, pero no han desarrollado gravedad en la enfermedad. En todo esto hablamos de estudios de 95 casos infectados. Sabemos que va a bajar la transmisión, pero no sabemos el porcentaje de efectividad a la hora de reducir la transmisión.
Cuando vimos el anuncio de Moderna, sabíamos que los demás iban a tardar poco en anunciar por una razón muy sencilla: la capacidad mundial de producción de vacunas es muy limitada.
Asistimos a una carrera desbocada entre vacunas. Como recuerdas, se anuncian resultados exitosos en notas de prensa, se dispara el valor en bolsa de las compañías. ¿A qué obedece todo esto?
Hay muchos intereses en juego. El principal no es la subida de valor en bolsa, que supongo que también. Los laboratorios pactaron con el regulador [la FDA, agencia de medicamentos de EEUU] hacer análisis interinos por la necesidad urgente. Así no hay que esperar al final de la fase III, porque entonces el regulador tardaría seis meses en decidir una autorización. Han pactado tener catas. Vamos a tener una cata cuando lleguemos a tantos infectados…
Por urgencia…
¿Por qué quieren eso? Por una razón. Desarrolladores y productores son agentes diferentes. Los desarrolladores de vacunas necesitan asegurar a los productores que ellos van a ser los primeros. El productor en ese momento sabe dos cosas: si tu efectividad es buena, yo voy contigo y produzco contigo. Y la segunda: como tu vacuna está avanzada, te van a dar dinero los países, vas a conseguir contratos que nos permitirán producir. Cuando vimos el anuncio de Moderna, sabíamos que los demás iban a tardar poco en anunciar por una razón muy sencilla: la capacidad mundial de producción de vacunas es muy limitada. Si sólo Pfizer hace un anuncio, en ese momento se pone a cerrar contratos con los productores y al final puede decir que tiene asegurados 1.000 millones de producción. ¿Qué significa que Pfizer tenga 1.000 millones? Que Moderna sólo puede llegar a 500, porque no hay más productores. Lo que está en juego es la compra de producción.
"El mundo puede producir en un año en torno a 3.000 millones de dosis, eso servirá para vacunar a 1.500 millones de personas, el 20% de la población mundial.
¿El mundo no está preparado, entonces, para fabricar a una escala nunca vista y en un corto espacio de tiempo todas las vacunas que necesita?
La producción de una vacuna no es la producción de un tornillo. Hay una cosa que mucha gente no sabe. Una vacuna nueva requiere nuevas plantas de producción por bioseguridad. No puedes producir vacunas de covid donde se están produciendo vacunas de meningitis, porque puede haber una interacción de componentes virales, antígenos, etc., que no debería producirse. Antes del covid, el mundo producía en torno a 1.500 o 2.000 millones de dosis de vacunas al año y satisfacía la demanda global. Las vacunas del covid tienen que sumarse a esas. En estos momentos estamos pensando que se podrían producir grosso modo unos 3.000 millones de vacunas del covid al año. Ahora todos los países se han puesto a desarrollar capacidad de producción. Hasta ahora el principal productor mundial es India y el principal desarrollador es Gran Bretaña. EEUU puso en marcha la operación Warp Speed para producir entre 500 y 1.000 millones de vacunas para el covid. Otros países están incrementando también la capacidad de producción. Con todo esto, calculamos que puede haber un total de 3.000 millones de dosis al año, a lo mejor hay más.
Sin dejar de fabricar las vacunas que se venían produciendo.
Sería una auténtica barbaridad dejar la producción tradicional de vacunas porque enseguida tendrías el resurgir de la polio, de la meningitis, del sarampión. Serán 3.000 o 3.500 millones de dosis, no 7.000 millones. Si hay que poner dos dosis con estas vacunas, hablamos de 1.500 millones de personas, el 20% de la humanidad. Ahí es donde unas vacunas compiten con otras. La batalla en estos momentos no es si vamos a tener una vacuna. Claro que la vamos a tener. La batalla es quién va a producir más, quien va a tener la capacidad de vender más y de distribuir más. Esa es la batalla que ahora mismo se da. En marzo la duda era si conseguiríamos vacuna. Esa está superada. Sabemos que el 50% de las que llegan a fase III acaba siendo vacuna. Si tenemos ahora entre seis y ocho en fase III, tres o cuatro vacunas van a salir con seguridad.
¿Estos datos de los primeros proyectos de vacuna, supuestamente excelentes, pueden desincentivar el desarrollo de otras vacunas como las españolas?
En España no tenemos ninguna vacuna en fase I. Es probable que sea necesaria una segunda generación de vacunas. No desincentivará, puede que haya menos recursos si con la efectividad de las primeras vacunas acabamos con el covid-19, pero pensemos que puede haber un covid-25, por ejemplo. Si no hubiera habido un SARS I, no estaríamos viendo este desarrollo tan rápido.
Si no ponemos coto a la epidemia en los países pobres, tendremos que seguir con las fronteras cerradas. O salimos todos juntos o no saldremos.
Dicen los epidemiólogos que solo estaremos seguros si el covid desaparece de todo el mundo, ¿llegará la vacuna a los países pobres en medio de esta batalla por acaparar dosis?
Para eso hemos creado una plataforma internacional -que es donde yo estoy- que garantice que al menos todos los países puedan vacunar al 20% de su población. Es verdad que estamos luchando contra un nacionalismo de las vacunas. Estados Unidos quiere garantizarse antes sus 400 millones y Europa, los suyos y Gran Bretaña, los suyos. Pero también es verdad que si no ponemos coto a la epidemia en estos países tendremos que seguir con las fronteras cerradas. O salimos todos juntos o no saldremos.
¿Le parece realista el objetivo anunciado por el presidente del Gobierno español, tener “una parte muy sustancial de la población española” vacunada para el verano próximo
No es realista. No parece que sea un cálculo hecho sobre la base de la información que tenemos. Pensemos que la capacidad de producción serían unos 3.000 millones de dosis para 1.500 millones de personas en un año. Divídelo por la mitad del año, porque estamos hablando del verano. Estaríamos en dosis para 750 millones de personas en todo el mundo. Lo lógico y razonable es pensar que vamos a vacunar a los grupos prioritarios de aquí al verano, y eso será un buen avance. Yo establecería un calendario de dos años para pensar en una cobertura universal en un país como España.
Europa ha seguido una estrategia de mitigación del coronavirus, “convivir con el virus”, frente a la estrategia de erradicación o supresión del virus en países de extremo oriente como China, Taiwán o Nueva Zelanda. ¿Cuál le parece más acertada?
Las estrategias de erradicación en las enfermedades son magníficas para conseguir objetivos de mitigación y son nefastas para conseguir la erradicación. En cualquier enfermedad, malaria, tuberculosis, se habla de erradicación y lo que se consigue es mitigar, que no te aumente el número de casos. No conozco ninguna enfermedad, salvo la viruela, que se haya erradicado. La polio es la próxima, pero está costando muchísimo. Erradicar las enfermedades a veces es una ilusión. No conocemos muchas cosas. Especialmente del covid. Lo que sabemos de esta enfermedad y lo que sabemos del virus es mucho menos que lo que no sabemos. Al final lo que buscas es mitigar. Fíjate que en Nueva Zelanda los casos han subido espectacularmente en el último mes. En China han hecho una estrategia rígida de confinamientos, una estrategia muy drástica que no sé hasta qué punto podríamos implementar en nuestros países.
No pensemos que esto nos ocurre una vez cada 100 años. Esto puede volver el año que viene. Porque la progresión que tenemos de enfermedades infecciosas, desde el sida hasta hoy, ha ido acelerándose.
A lo largo de esta pandemia hemos visto comunidades y países y que se presentaban como modelo de gestión frente a otros y de repente, sin dejar de aplicar la misma política, todo empeoraba en esos lugares modélicos. Dado que nadie estaba inmunizado ante este virus, fuera de un confinamiento absoluto, parece difícil que el coronavirus no te alcance tarde o temprano. ¿Hasta qué punto esto depende de la gestión y hasta qué punto del azar?
El azar existe, aunque no creo que sea el elemento determinante. Con una buena gestión tú puedes evitar que el azar genere escenarios horrorosos. El azar, por ejemplo, no se puede aplicar hoy a Dakota del Sur y Dakota del Norte. Allí no era obligatoria la mascarilla en las calles y en estos momentos son las peores regiones del mundo. La gestión está para evitar que el azar te lleve a escenarios de desastre. Pero es verdad que un virus funciona según sus reglas no según las humanas. En abril algunos virólogos pensaban que este virus podía acabar por sí mismo. Pero eso no quiere decir que no tomes medidas, porque a lo mejor no acaba por sí mismo.
En las últimas décadas hemos identificado uno tras otro nuevos virus emergentes: el virus del Nilo Occidental, el SARS I, el MERS, Zika, Chikunguya, SARS-CoV-2… ¿La amenaza de epidemias está aquí para quedarse?
No pensemos que esto nos ocurre una vez cada 100 años. Esto puede volver el año que viene. Porque la progresión que tenemos de enfermedades infecciosas, desde el sida hasta hoy, ha ido acelerándose. Antes de la aparición del SARS-CoV-2, un informe del Observatorio de Salud Global financiado por el Banco Mundial y la OMS decía que, por la progresión que tenemos, lo lógico era pensar que en 2020 íbamos a tener un virus global que rebajaría un 5% la economía mundial. Se ha equivocado sólo en el 5%, porque ha bajado más. En el resto han acertado. Incluso cuando dijeron que sería un virus respiratorio. Ese informe se publicó en septiembre y se debió acabar en junio. Cada vez se han acortado los plazos en los que han aparecido virus nuevos. Hay un mayor traspaso de virus de animales a las personas. Sabemos que hay una cantidad de virus enorme. Se calcula que solo los murciélagos tienen 300.000 virus que podrían pasar a las personas. A medida que ganamos terreno a zonas donde antes había vida salvaje, nos acercamos más. El ébola viene de la proximidad al ámbito de los simios, el sida también. Además, la globalización ha hecho que el virus pueda viajar rapidísimamente, cosa que antes no sucedía.