La pandemia provocada por el coronavirus continúa hoy causando estragos. Tras casi dos años, desde que se notificase el primer brote en Wuhan el 31 de diciembre de 2019, la covid-19 continúa extendiéndose y ya son más de 258,1 millones de contagios y más de 5,1 millones de muertes las que ha provocado en todo el mundo.
Pese al positivo impacto de las vacunas, que todavía no han llegado a la población suficiente, el SARS-CoV-2 se sigue abriendo paso y tiene en estos momentos en Europa uno de sus más grandes epicentros. No en vano, la OMS alerta ya de un “invierno duro” y advierte de que, de seguir la misma tendencia de las últimas semanas, más de 700.000 ciudadanos en Europa podrían morir por covid-19 hasta primavera.
En este escenario, cuando la pesadilla parecía mitigar y pese a que las vacunas están demostrando que funcionan para reducir las hospitalizaciones y la letalidad, previniendo los cuadros más graves de la enfermedad, la pandemia resurge, reviviendo algunos de los momentos más duros.
En España, con casi el 90% (89,2%) de la población diana vacunada con pauta completa, –un dato que nos sitúa entre los mejores en lo que se refiere a la campaña de vacunación contra la covid–, el ritmo de incremento de los contagios es más lento, pero con la incidencia rozando ya los 150 casos por 100.000 habitantes y numerosas autoridades sanitarias alertando de la necesidad de imponer nuevas y firmes restricciones, también comienza a revivir el temor a una posible nueva ola; a la crudeza de una pandemia devastadora que nos ha afectado a todos los niveles y que ha tenido un impacto psicológico terrible que aún perdura.
En este contexto, echando la vista atrás y valorando lo transcurrido, no resulta sorprendente conocer que, –según el estudio desarrollado por la compañía de ciencia y tecnología Merck, con el apoyo técnico de GAD3, que lleva por título 'Encuesta Merck: La percepción de la salud de los europeos dos años después del inicio de la Covid-19'–, el estrés y la ansiedad, junto con el miedo y la incertidumbre, hayan sido las consecuencias psicológicas que más han impactado en los españoles.
Concretamente, –con datos resultantes de la macroencuesta del estudio, realizada a 6.000 personas de entre 18 y 65 años procedentes de diez países (Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa y Suiza)–, el 40% de los ciudadanos de España (frente al 30% de los europeos) considera que los ‘problemas psicológicos’ están en el primer lugar entre las consecuencias derivadas de la crisis sanitaria que más negativamente han afectado.
Justo después se encuentra el hecho de ‘no poder atender bien las responsabilidades familiares y laborales’, con un 32% (27% en Europa).
Detrás, y en este orden, se encuentran: ‘Haber estado contagiado o que un familiar hubiera estado contagiado’ (25% en España y 24% en Europa); Reducción de la vida sentimental/sexual’’ (19% - 16%); ‘Fallecimiento de un familiar o ser cercano’ (18%-13%); ‘Pérdida del empleo o del negocio’ (17%-13%); ‘Estrés por teletrabajo’ (16% - 18%); ‘Necesidad de cuidados a personas dependientes’ (11% - 9%).
Con todo, tras casi dos años de pandemia, es justamente España la que destaca también entre el resto de los países europeos en lo que se refiere a la percepción de la salud. Según el estudio, el 66% de los ciudadanos de España afirma que su actual estado de salud física es bueno o muy bueno, frente al 54% de los europeos.
Las cifras decrecen, no obstante, cuando aquello por lo que se pregunta es por la salud mental. En el caso de España, se reduce al 54% el porcentaje que considera que es buena o muy buena, frente al 45% de los europeos.
Ahondando en los resultados de la macroencuesta en lo relativo al apartado ‘Asistencia médica-Telemedicina’, sorprende el promedio relativo al número de visitas a la consulta médica. Según las respuestas a la pregunta ‘En el último año, ¿cuántas veces ha acudido al médico?’, el promedio de asistencia al médico es de 2,9 visitas en el último año.
Concretamente, la respuesta mayoritaria fue ‘dos veces’, con un 23% de las respuestas; seguido de un 19% que dijo ir cinco veces o más. Por su parte, un 12% optó por la respuesta ‘no he acudido al médico’.
En este sentido, la Atención Primaria, constatando la gran presión a la que se está viendo sometida desde que estallase la emergencia sanitaria, es la que más solicitudes ha acaparado.
Concretamente, ante la pregunta ‘¿Qué tipo de consultas ha necesitado?’ la respuesta ‘Atención Primaria’ se erige en el primer puesto con un 68% de las contestaciones. Le siguen ‘Médico especialista’, con un 45%; pruebas diagnósticas, con un 27%; consultas psicológicas, con un 10%; y ‘otros’ con un 3%.
Y a este respecto destaca un dato: queremos un trato personal, cara a cara, aunque tenga que ser con mascarilla. El 52% asegura que el modo ‘presencial’ es el medio que los encuestados prefieren para realizar las consultas. Solo el 14% escogió la opción telefónica en primer lugar, y el 19% a través del móvil.
En lo que se refiere a la evaluación del colectivo sanitario, así como los investigadores y científicos, España, nuevamente, valora por encima de Europa, siendo un 85% el que valora como muy buena o buena la actuación de los farmacéuticos durante la crisis, frente a un 71% en Europa; un 84% el que valora como muy buena o buena la de los científicos o investigadores, por un 63% de Europa; y un 81% en lo que se refiere al personal sanitario, frente a un 70% del global europeo.
El estudio destaca, en esencia, el gran reconocimiento de los españoles al colectivo de los profesionales sanitarios. Y tiene claro en este sentido, tras las evidencias que ha dejado la emergencia sanitaria, en qué áreas del sistema salud se debería invertir: el 65% sitúa en primer lugar la ‘Medicina preventiva y salud pública’, seguido muy de cerca por la Atención Primaria, con un 63%, y la ‘Investigación y desarrollo de medicamentos’, en tercer lugar, con un 53%.
Después están, para esta pregunta con multirrespuesta: ‘Salud Mental’ (52%); Epidemiología (38%); otro (3%); No sabe / no contesta (3%)
En el caso de Europa, la escala de prioridades a la hora de reflexionar sobre las áreas del sistema de salud donde invertir más recursos no varía demasiado, con la salvedad de que sitúan antes el área de ‘Salud Mental’ frente al de la ‘Investigación y desarrollo de medicamentos’.
Preguntando a los encuestados cómo ha influido este último año a nivel emocional, la respuesta que más se encuentra es la relativa a un ‘mayor estrés y ansiedad’, con un 52%. Le siguen el sentimiento de miedo e incertidumbre (45%); la soledad (32%); y el insomnio (30%).
Además, un 18% contesta que ha necesitado ‘tomar algún fármaco para la ansiedad/depresión’, mientras sorprendentemente un 15% contesta que la pandemia no le ha influido emocionalmente, lo que contrasta directamente con el 13% que reconoce haber necesitado ayuda psicológica.
En la macroencuesta de Merck con GAD3, también piden a los participantes ordenar de mayor importancia qué es lo que más ansían recuperar entre seis opciones: ‘Ocio y eventos con público’; ‘Vida sin mascarilla y medidas de higiene’; ‘Trabajo presencial’; ‘Relaciones sentimentales/sexuales’; ‘Turismo’; y ‘Viajes por trabajo’.
Entre ellas, la ganadora, en el puesto número uno, es la ‘Vida sin mascarilla y medidas de higiene’, a la que un 28% la sitúa en ese primer puesto. En esa posición, por detrás están ‘Trabajo presencial’ (24%), ‘Ocio y eventos con público’ (19%); ‘Relaciones sentimentales/sexuales’ (14%); ‘Turismo’ (12%); y ‘Viajes por trabajo’ (3%).
Pese a los estragos causados por la pandemia y su terrible impacto, los encuestados, no obstante, sí encuentran algunos aspectos positivos a los que se han aferrado para resistir oleada tras oleada de coronavirus.
Entre ellos, los participantes de la macroencuesta destacan en primer lugar la convivencia familiar (42%), seguido de unos hábitos más saludables (38%), al tiempo en que también destacan en tercer lugar la solidaridad (36%) demostrada durante la emergencia sanitaria.
Además, un 36% ve como aspecto positivo el aumento de las actividades al aire libre, mientras un 29% señala a una mejora de hábitos alimentarios. En esta línea, el aumento de la práctica deportiva es otro punto que destacan (26%), seguido de la resiliencia (19%).
El 12%, por su parte, señala que no hay ningún aspecto positivo de la pandemia.
Por último, el estudio de Merck pone de manifiesto que el mayor temor sigue siendo el cáncer, muy por encima de la covid-19, y mucho más aún de otras como las enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares, respiratorias o autoinmunes.
Concretamente, en este caso a los encuestados se les pidió ordenar de mayor a menor miedo las siguientes: cáncer; enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer y de Parkinson; la covid-19; las enfermedades respiratorias; las autoinmunes; y las infecciosas, como las ETS o las gripes.
El 36% situó el cáncer en el número 1; una posición que el 17% reservó para la covid, mientras un 14% lo hizo para las enfermedades neurodegenerativas, –mismo porcentaje para el caso de las cardiovasculares–; un 8% lo hizo respectivamente para las enfermedades respiratorias y también para las autoinmunes, y solo un 7% colocó las enfermedades infecciosas en el primer lugar en esa escala de mayor a menor temor.