Así es la vida con vigorexia: consejos para superarla

  • La vigorexia es un trastorno mental por el que algunas personas se obsesionan con su aspecto físico

  • Pueden llegar a aislarse socialmente con tal de poder seguir con sus dietas bajas en grasas

  • Los vigoréxicos ven una imagen de sí mismos distorsionada y que no se corresponde con la realidad

El pasado 27 julio, el actor Miguel Herrán compartía una imagen en su cuenta de Instagram en la que mostraba su torso desnudo. Nada extraño, dado que este joven profesional de la interpretación suele hacerlo habitualmente. Sin embargo, lo que sorprendió a sus 14 millones de seguidores en esta red social es el texto que acompañaba a esa publicación, donde reconocía que había sufrido vigorexia en su juventud.

Herrán escribe que "por primera vez en mi vida me he mirado al espejo y me he aceptado. Creo que por primera vez tampoco me importa si esta foto no os gusta. Esta foto es para mí, para no olvidarme jamás de que el éxito personal está en la aceptación de uno mismo y no en la de los demás". Una imagen que ha cosechado más de 3 millones de 'likes' desde que se publicó.

Los problemas de Miguel Herrán con su físico le han acompañado con el paso de los años. Hace poco reconocía que durante el rodaje de 'La casa de papel' le pidieron que dejara de hacer deporte porque, en un momento dado, era capaz de romper el mono que lucía el atracador por el exceso de musculatura. Sin embargo, el actor no paraba porque, a pesar de que superó la vigorexia hace años, ese trastorno deja secuelas que son difíciles de borrar.

¿Qué es la vigorexia?

La vigorexia es un trastorno mental que sufren algunas personas que llegan a obsesionarse con su aspecto físico hasta niveles enfermizos. Comienzan queriéndose ver luciendo un cuerpo perfecto, pero la visión que tienen de sí mismos no es real y, de la misma manera que los anoréxicos se ven más gordos de lo que realmente están, las personas que sufren vigorexia se ven débiles por culpa de una visión distorsionada e irreal de su cuerpo.

Fue un psiquiatra, Harrison G. Pope, quien descubrió este trastorno mental en 1993 mientras investigaba los efectos que causaban los anabolizantes en los culturistas cuando se abusaba de su consumo. Al principio, denominaron a este problema como "anorexia inversa", para después recibir el nombre con el que es conocido hoy en todo el mundo. Sin embargo, la vigorexia no es una enfermedad ni afecta solo a los culturistas, sino que se trata de un trastorno que puede sufrir cualquier tipo de persona que se obsesiones con la práctica deportiva.

Síntomas de la vigorexia

Se calcula que la vigorexia afecta en España a uno de cada 2.000 hombres, aunque las cifras se disparan entre los usuarios habituales de los gimnasios, llegando a alcanzar aproximadamente a un 5 por ciento de este grupo social. Entre las mujeres las cifras son mucho más bajas, aunque también hay casos que pueden llegar a ser graves si no se consiguen detener a tiempo.

Los síntomas de las personas que sufren vigorexia son variados, pero algunos de ellos se repiten con mucha frecuencia: la obsesión por el ejercicio físico y el deporte alcanza niveles patológicos y derivan en una constante preocupación por la dieta y por el peso. De hecho, es habitual que estas personas pasen por la báscula más de una vez al día y pueden llegar a aislarse de sus amigos y familiares por el hecho de no tener que quedar a comer con nadie, de tal manera que puedan seguir sus planes alimenticios ricos en proteínas y bajos en grasas.

Consejos para superar la vigorexia

Los expertos coinciden en que, aunque la vigorexia se puede tratar y, de hecho, es importante ponerse en manos de especialistas lo antes posible, lo cierto es que la mejor herramienta para superar este trastorno es la prevención. Además, se estima que más de la mitad de las personas que sufren vigorexia presentan algún cuadro de depresión.

Para superar la vigorexia, lo mejor es contratar a un psicólogo con el que afrontar el problema. Sin embargo, los casos más graves suelen requerir un tratamiento con medicamentos, por lo que se necesita la colaboración de expertos en psiquiatría. El objetivo es que la persona recupere la confianza en sí misma y, de paso, se vea ante el espejo de forma real y no distorsionada.

Otros consejos para superar la vigorexia son ampliar las relaciones sociales, de tal manera que puedan aumentar su seguridad y autoestima; tratar de erradicar el perfeccionismo de su vida, no solo en cuanto al culto al cuerpo, sino en otras facetas de su día a día; o intentar ampliar sus hobbies para que no se reduzcan únicamente al gimnasio y al deporte: eliminar las obsesiones al mismo tiempo que se amplían los intereses en otras materias o temáticas es un primer paso para conseguir vencer este trastorno y retomar a una vida normal.