El síndrome de brugada es un trastorno genético poco común del sistema de conducción eléctrica del corazón (encargado de contraer el músculo miocardico y, por tanto, de hacer latir nuestro corazón). Esta afección se engloba en el grupo de las conocidas como canalopatías, según recoge la Fundación Española del Corazón.
Esta semana Carmen Borrego compartía en una exclusiva para la revista Lecturas que su hijo José María padece esta enfermedad. Este trastorno se caracteriza por provocar un latido cardíaco más rápido de lo normal en las cámaras inferiores del corazón (ventrículos), que impide que la sangre pueda circular con eficiencia.
Este tipo de arritmia recibe el nombre de fibrilación ventricular. A consecuencia de este deterioro, el paciente puede perder el conocimiento (sincope) y morir en pocos minutos (muerte súbita) si no se le reanima.
Actualmente no existe tratamiento para esta afección. Por ello, a muchos pacientes, como es el caso del hijo de Carmen Borrego, se les recomienda el implante de DAI (un desfibrilador automático implantable).
En concreto, este síndrome está clasificado como una canalopatía, es decir, una enfermedad producida por alteraciones de los canales iónicos cuya consecuencia es la predisposición a padecer arritmias. Las canalopatías son enfermedades eléctricas puras y característicamente no se asocian a ninguna cardiopatía estructural subyacente.
A pesar de la gravedad de la enfermedad, las personas que sufren el síndrome de Brugada pueden perfectamente llevar una vida normal, aunque es muy importante que se hagan chequeos médicos con regularidad para mantener bajo control la afección.