Antes -no hace demasiados años- poner nuestro móvil encima de la mesa durante una cena, era un símbolo de estatus.

“Ahora eso es un símbolo de poco estatus. Porque ahora, la gente importante atiende el teléfono cuando ese gesto no perturbe la conversación en la que está, ni a la persona que tiene delante”.

Aunque suscribo todas sus palabras, la cita no es mía. Quien habla es Andrés Martín Asuero, fundador del Instituto esMindfulness y probablemente uno de los mayores expertos en mindfulness de nuestro país.

Efectivamente, no hace falta ser un experto en mindfulness para darse cuenta de que en los últimos años nuestros hábitos de uso de las tecnologías y dispositivos electrónicos están cambiando mucho.

Sin embargo, sí hay que ser un experto en mindfulness, como Martín Asuero, para explicar que ese cambio tan sutil no es más que una pequeña muestra de algo mucho más grande que está ocurriendo en nuestra sociedad: el despertar de miles de conciencias sobre la importancia de la salud mental...Pero ¿qué tiene que ver todo esto con mindfulness? ¿Mindfulness no era algo de relajarse y estar en calma?

Todavía muchas personas relacionan ese término (en español, atención plena ) con la búsqueda de un estado de relajación o de calma.

Mindfulness no es eso. La atención plena es una cualidad de la mente que se puede entrenar. Lo interesante de esto, es que ahora, la neurociencia ha confirmado que hay ciertos circuitos neuroplásticos como el de la atención, la resiliencia o la amabilidad, que tienen que ver con mindfulness y que, si se entrenan, la salud de las personas, mejora.

Fruto de ese entrenamiento, la mente adquiere agilidad, capacidad de concentración, ecuanimidad, amabilidad…en definitiva, actitudes que nos permitirán lidiar con otro talante los desafíos de nuestra vida: en el trabajo, con la familia… “o con el proceso de envejecer y enfrentarnos a la muerte”, explica Martín Asuero.

Es cierto que todo eso suele favorecer una vida más tranquila, pero ese no es el objetivo del entrenamiento de la atención plena. Mindfulness tiene más que ver con aprender a relacionarnos con aceptación con lo que toque vivir en cada momento, con las emociones que toquen, con el sufrimiento, si es que toca sufrir. En definitiva, “mindfulness, a lo que te ayuda es a navegar mejor por la vida”.

Mindfulness tampoco es concentrarse mucho en una cosa. La confusión suele venir porque una práctica formal de mindfulness, normalmente comienza con unos minutos de concentración en algo concreto para estabilizar la mente, ya que su tendencia natural es a estar agitada. Pero, como explica Martín Asuero en el siguiente vídeo, mindfulness no es lo mismo que concentración. En todo caso podríamos decir que es más bien lo contrario.

Todas las personas tenemos mindfulness en mayor o menor medida porque, mindfulness, es una cualidad de la mente.Lo que ha ocurrido en los últimos años es que la combinación entre las corrientes contemplativas (principalmente el budismo) y la neurociencia, ha resultado ser de lo más atractiva para un mundo complejo y que está cambiando muy rápidamente.

"Esto ha permitido separar de los entrenamientos budistas, los elementos culturales o religiosos y hacer una especie de budismo para no budistas o entrenamiento laico para tener una mente sana" señala Andrés Martín Asuero.

A la pregunta de quién tiene que entrenar esa cualidad de la mente, la respuesta es que cada vez hay más programas específicos para aplicar mindfulness (al liderazgo, al tratamiento de adicciones, a la prevención de la depresión…), y que además están generando evidencia científica.

El pionero de todos ellos fue el de reducción de estrés basado en mindfulness, creado por Jon Kabat-Zinn en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts (EEUU) en 1979. Probablemente no haya nadie en nuestro país que conozca mejor este programa que Andrés Martín Asuero.

Quizás por ello, el Hospital Clínic de Barcelona ha contado con él para llevar a cabo el primer estudio sobre cómo la práctica de mindfulness puede ayudar a reducir el estrés durante el embarazo y cómo eso puede afectar al desarrollo del niño hasta los 3 años de edad. En el siguiente vídeo Andrés Martín Asuero nos cuenta en qué consiste este estudio que se está llevado a cabo con 1.200 mujeres.

En contra de lo que mucha gente cree, mindfulness tampoco promueve la felicidad. En todo caso, el bienestar.

Mindfulness es un componente neutro, que nos permite darnos cuenta de las cosas. Es algo tan sencillo como que "cuando las personas nos damos cuenta de lo que nos sienta bien, tenemos tendencia a hacerlo más y cuando nos damos cuenta de lo que nos sienta mal tenemos tendencia a hacerlo menos", explica Martín Asuero.

Y eso, poco a poco, va reorganizando la vida de cada uno. “Mindfulness sería como poner luz en algo. Si pongo luz en mi casa, mi casa no va a estar más limpia por eso...Pero si tengo luz, puedo ver mejor dónde es más necesario limpiar...podré limpiar mejor y probablemente eso me lleve a sentirme más a gusto en mi casa.”