Aprende a gestionar el 'silencio castigador', una técnica de manipulación muy habitual en las relaciones
El castigo del silencio, silencio castigador o la ley de hielo es una forma de reaccionar ante el conflicto ignorando a la otra persona y manipulándola
Marina Pinilla, psicóloga, comparte 15 señales de que estás siendo víctima del castigo del silencio
¿Cómo actuar cuando te aplican la ley de hielo? Te explicamos, paso a paso, cómo hacer frente a esta forma de violencia encubierta
Durante el último año hemos hablado hasta la saciedad de las red flags, esas señales de alarma que indican que debemos huir sin mirar atrás en una relación. Cada persona tiene sus propias red flags, pero hay algunas que son universales, es decir, que son intolerables: que haga bromas con tus inseguridades, que diga que exageras por mostrar tus sentimientos o que te haga dudar de algo que en un momento dijo o hizo.
Se trata de conductas tóxicas que pueden darse en el contexto de la pareja, pero también en otros. Esto es importante, ya que muchas veces pensamos que solo las relaciones amorosas pueden ser tóxicas y pasamos por alto comportamientos dañinos de amigos, compañeros de trabajo y, sobre todo, familiares.
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Uno de esos comportamientos es el castigo del silencio, una forma de manipulación que a menudo normalizamos desde pequeños.
Qué es el castigo del silencio
El castigo del silencio también se conoce como ley de hielo y es una forma de reaccionar ante los conflictos con intención de manipular a la otra persona.
Es cierto que hay momentos en los que es mejor contar hasta 10 y no reaccionar de forma impulsiva, pero el silencio nunca es una forma de solucionar una discusión. Se trata por lo tanto de una reacción de violencia encubierta que se justifica con frases como “me callo para no discutir” o “mejor no digo nada porque si no me voy a arrepentir”.
¿El resultado? Una actitud fría, distante y carente de empatía que puede durar desde minutos hasta días.
15 señales de que te están castigando con el silencio
Identificar la ley de hielo no es fácil ya que muchas personan la normalizan desde la infancia. En estos hogares, se manipula a los hijos alterando su capacidad de diferenciar una reacción saludable de una pasivo-agresiva. Por eso es importante conocer las señales del castigo del silencio:
- La otra persona no te habla tras una discusión.
- Aunque tú actúes de forma amable, cariñosa y conciliadora, te ignora.
- No responde a ninguno de tus mensajes y llamadas.
- Aunque estés llorando o muy angustiado, actúa como si le diese igual tu estado.
- Finge que no estás en la misma habitación.
- No quiere escuchar tu opinión ni tampoco tus opiniones, incluso cuando te expresas de forma coherente y tranquila.
- Cuando intentas solucionar la situación solo pone obstáculos.
- Si haces algo que no le parece bien actúa como si la traición fuese mucho mayor.
- Te exige que des todo de ti para solucionar el problema, pero esa persona no cede ni aporta nada.
- Parece que disfruta viéndote suplicar.
- Cada vez que haces algo que crees que está mal, te sientes muy agobiado al pensar que puede derivar en una discusión.
- La persona te culpabiliza y tú mismo acabas sintiéndote mal por lo ocurrido.
- Pides perdón por cosas que no has dicho.
- Acabas disculpándote tú por los errores de la otra persona.
- Para evitar este tipo de discusiones cedes más de lo que te gustaría.
Cómo “descongelar” la ley del hielo
En la mayoría de relaciones la ley de hielo aparece de forma muy sutil y por eso la víctima se acostumbra y acaba cediendo ante esta manipulación. Por eso es fundamental cortar de raíz esta conducta en cuanto detectas una señal de alarma.
El primer paso es explicar lo que sientes. Es posible que la otra persona no se dé cuenta de lo que está haciendo, así que puedes otorgarle el beneficio de la duda y compartir tus sentimientos: "No me gusta que reacciones ignorándome porque siento que me castigas con tu silencio y eso me hace sentir agobiado, inseguro y mala persona".
Tras expresar tus sentimientos y necesidades de forma asertiva, la otra persona puede reaccionar de tres formas:
- Te pide disculpas, reconoce su error y trabaja para mejorar. Es la respuesta ideal, pero también la más infrecuente.
- Te pide disculpas, reconoce su error, pero vuelve a castigarte con el silencio la próxima vez que algo le parece mal.
- Niega lo que estás diciendo, te hace pensar que son imaginaciones tuyas y se pone a la defensiva. Esto es lo que se conoce como luz de gas y, sin duda, es la reacción más frecuente en este tipo de dinámicas tóxicas.
Si se produce alguna de las dos últimas reacciones lo ideal es poner distancia de por medio tanto a nivel físico (dejando de quedar con esa persona) como a nivel psicológico si no es posible alejarte, por ejemplo, con tus padres o con un amigo que forma parte del grupo.
Finalmente es útil seguir ciertas recomendaciones para empoderarnos y poder hacer frente a la ley de hielo ante la mínima señal de que se está produciendo:
- Evita caer en sus provocaciones. Da igual que insistas, que actúes de forma muy racional o que llores. La otra persona te está manipulando y sólo quiere hacerte sentir culpable.
- No te responsabilices de sus reacciones. Cada persona es responsable de su conducta, pero tú no tienes la culpa de que tu pareja, amigo o familiar esté enfadado, distante o frío. Ha escogido reaccionar así, y si además has intentado hablar de forma coherente, poco más puedes hacer.
- Acepta la incertidumbre. Es muy probable que esa persona no te de explicaciones por su conducta, y si te las da tampoco te van a aportar calma puesto a que es una dinámica tóxica recurrente y no un problema aislado.
- Prioriza relaciones sanas. Rodéate de gente que te haga sentir a gusto incluso cuando tenéis una discusión.
- No perpetúes el castigo del silencio. Cuando pasamos mucho tiempo en una relación tóxica es habitual imitar este tipo de conductas. Identifícalas a tiempo, deconstrúyete y trabaja para mejorar, aunque necesites terapia psicológica para lograrlo.