Todos los días Arturo se levanta con dolor de cabeza. El joven de 26 años no entendía muy bien por qué. Lo relacionaba con el estrés que le provoca compaginar su trabajo y estudiar un máster, con que lleva tiempo acostándose más tarde porque no tiene tiempo, o con los cambios en su alimentación durante estos últimos meses.
Tras el dolor de cabeza llegó la sensibilidad dental. “No podía comer cosas muy calientes ni muy frías porque sentía un dolor brutal en los dientes”, explica a Yasss. “También se me engarrotaba mucho la mandíbula. Tenía días que me levantaba y no podía abrirla del todo, y si bostezaba me crujía y me dolía”, lo que le llevó a ponerse en manos de un profesional. “Fui al dentista y cuando le conté lo del dolor de dientes y de mandíbula y me vio la boca dijo: bruxismo”.
El caso de Arturo no es aislado. Según un estudio, el bruxismo nocturno afecta al 8% de la población general, siendo la cifra mayor en jóvenes de entre 18 y 29 años. Sin embargo, resulta más alarmante la prevalencia del bruxismo de vigilia, es decir, del rechinar de dientes cuando estamos despiertos. La Universidad de Cuenca realizó una investigación con sus estudiantes, encontrando que el 52,1% sufría este problema, que el 61,7% padecían ansiedad, y que hay una asociación del 64,4% entre bruxismo diurno y depresión.
El bruxismo es un trastorno que se caracteriza por rechinar los dientes o apretar fuertemente la mandíbula, pudiendo darse mientras dormimos o cuando estamos despiertos de forma involuntaria. A día de hoy el término está muy de moda ya que han aumentado de forma drástica los casos en las consultas de dentistas, médicos y psicólogos.
Al analizar su causa nos encontramos dos categorías:
No es casualidad que los casos de bruxismo se hayan incrementado justo ahora, después de una pandemia. Todos hemos vivido este año y medio con una gran incertidumbre, en parte por la situación sanitaria, pero también por aspectos económicos y sociales.
El miedo a perder el trabajo, la soledad, las dificultades para estudiar a distancia o la preocupación en torno a la alimentación durante el confinamiento han provocado un aumento de numerosos trastornos y problemas de salud mental: más trastornos de la conducta alimentaria, depresión, ansiedad, ideaciones suicidas y, como ya hemos mencionado, bruxismo.
Otros factores de riesgo que se han relacionado con el bruxismo son el consumo de tabaco, alcohol, drogas ilegales y cafeína, padecer otros trastorno del sueño y la edad, ya que es más habitual en niños, adolescentes y adultos jóvenes.
Seguro que en algún momento de tu vida has tenido dolor de cabeza o molestias en la mandíbula, pero, ¿cómo sé si es bruxismo o simplemente un problema pasajero? ¡Conociendo los síntomas claves!
Si además de estos síntomas llevas una temporada sufriendo estrés, estás más nervioso de lo habitual o padeces depresión, es muy probable que el bruxismo esté causando las molestias mandibulares y faciales. Eso sí, el diagnóstico debe hacerlo un profesional. De nada vale leer un post de Instagram o un artículo y autodiagnosticarte. Es necesaria una exploración clínica.
Si la causa es psicológica, es importante tratar la ansiedad, el estrés o los problemas que están provocando el bruxismo.
Mientras tanto, hay ciertas herramientas y recomendaciones destinadas a evitar el rechinar de dientes y sus consecuencias físicas: