“La salud mental es un derecho, no un privilegio” es la consigna que viernes tras viernes los psicólogos españoles están reivindicando en redes sociales. El 2020 ha sido decisivo para entender el enfado de estos profesionales. Por un lado, el coronavirus ha provocado un incremento de trastornos psicológicos como depresión, ansiedad generalizada o agorafobia. Sin embargo, los psicólogos clínicos, que son aquellos que trabajan en los hospitales públicos, no dan abasto.
Ha quedado claro que la salud mental es fundamental, pero las listas de espera en la Seguridad Social siguen siendo de meses. Además, España es uno de los países de Europa con menos psicólogos clínicos, concretamente 4,3 por cada 100.000 habitantes. Para hacernos una idea de lo insuficiente que es esta cifra, debemos tener en cuenta que la media de la Unión Europea es de 18 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes.
La indignación colectiva surgió a raíz del comunicado del gobierno a comienzos de noviembre. “Vamos a incrementar en 10.001 plazas las plazas de medicina, enfermería o farmacia”, anunciaba Pedro Sánchez. Estas declaraciones provocaron un clima de desesperación en los psicólogos españoles, que se unieron y bajo el hashtag #MásPlazasPIR solicitan un aumento del número de psicólogos en los hospitales del país.
“Las psicólogas no es que seamos las grandes olvidadas de este asunto, lo son los ciudadanos, que en una situación tan delicada como la que estamos viviendo, se les deja desprotegidos”, twitteaba Susana Ivorra, pero no fue la única. “Toda una pandemia hablando de la salud mental y ahora vuelve a quedar en el olvido”, compartía Andrea Sánchez. Incluso el ilustrador Occimorons dejaba clara su postura en una ilustración.
El momento escogido para esta reivindicación no ha sido casualidad, ya que a lo largo de este mes se espera que el BOE (Boletín Oficial del Estado) ponga una cifra a las plazas ofertadas en los exámenes de formación sanitaria. Aunque todos conocemos el significado de MIR (Médico Interno Residente), hay otros profesionales que también se examinan: enfermeras, psicólogos, farmacéuticos, químicos, radio físicos y biólogos.
Concretamente, en la convocatoria de 2020 se ofertaron 7.512 plazas MIR (es decir, de medicina), 1.463 EIR (enfermería) y 189 PIR (psicología). Los números no engañan, es insuficiente. La gran pregunta es, ¿cambiará esto en 2021?
Más allá de una moda pasajera, el movimiento #MásPlazasPIR busca ayudar a millones de personas que se han visto sobrepasadas por la pandemia.
Los hospitales están saturados. En las Islas Baleares, el Colegio Oficial de Psicólogos de Mallorca anunciaba listas de espera de tres meses para recibir tratamiento psicológico en octubre. A lo largo de noviembre, la consejería de Navarra también informaba que "la realidad es que la pandemia ha ralentizado, por no decir que ha paralizado en algunos aspectos las previsiones del Plan de Salud Mental". Esta situación no es excepcional, sino que se repite en el resto de comunidades autónomas del país.
“Trabajo en un hospital y veo todos los días a gente destrozada. Necesitan ayuda y terapia”, reivindica Noelia, enfermera en Madrid. “A corto plazo vemos secuelas muy graves por el coronavirus, pero a la larga todo los psicológico nos va a explotar en la cara. Lo peor de todo es que las listas de espera son eternas y tenemos que cambiarlo”.
España es uno de los países más afectados por la precariedad económica, habiendo 12 millones de personas en riesgo de pobreza. En otras palabras, no pueden costearse la terapia y necesitan un sistema sanitario público en el que encontrar apoyo psicológico.
Día tras día vemos como miles de personas con problemas urgentes tienen que esperar meses a que les atiendan porque no se pueden permitir tratamiento en la vía privada. “Perdí el trabajo por el COVID y estoy en paro. O pago un psicólogo o pago el alquiler”, confiesa Paula, de 27 años. “Fui al médico y me dijo que si quería ver al psicólogo tenía que esperar hasta agosto de 2021”.
“Hay una falta de psicólogos y un exceso de medicación”, señala Josep Carlos, psiquiatra. España es el décimo país del mundo en el que más antidepresivos se consumen según la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos).
En algunos casos el tratamiento farmacológico es necesario, pero la realidad es que se utiliza para paliar la falta de psicólogos en los hospitales del país. “Al final nos derivan al paciente a psiquiatría, y muchos médicos incluso recetan pastillas a gente que se beneficiaría más del tratamiento psicológico”, reflexiona. “Yo apoyo totalmente un aumento de las plazas PIR. En el área de Salud Mental tenemos que trabajar en equipo. No es justo que los psicólogos lo tengan tan difícil porque son necesarios”.
“Se gastan 22.000 millones de euros por no tener un sistema adecuado de intervención precoz”, señala Francisco Santolaya, presidente del Consejo General de Psicología. Pero, ¿cómo podría mejorar la economía española aumentando las plazas PIR?
Los psicólogos clínicos no solo tratan trastornos psicológicos, sino que también se encargan de la rehabilitación de personas que han padecido enfermedades graves como cáncer o accidentes cardiovasculares. Esto evita recaídas futuras y, en consecuencia, el gasto sanitario que suponen.
Por otro lado, la terapia para casos de depresión, ansiedad generalizada, fobia social o trastornos psicosomáticos reduciría las bajas laborales, ya que los problemas de salud mental son la segunda causa de absentismo laboral en España.
Desgraciadamente, las personas que padecen un trastorno psicológico se enfrentan a estereotipos muy negativos. Esta tendencia está cambiando con los años y en parte es gracias a todos los influencers, personajes públicos y profesionales que reivindican en voz alta la importancia de la terapia.
“Tuve un accidente y empecé a tener ataques de pánico. El médico ni siquiera me dijo que había psicólogos en el hospital. Directamente me dio pastillas. Al final me acabó atendiendo un psicólogo clínico, pero tuve que ser yo el que insistió una y otra vez hasta que me derivaron”, recuerda Marcos, un joven de 22 años. “Me aislé muchísimo. Le dije a mis compañeros que era por el accidente porque me daba vergüenza reconocer que no podía subirme a un coche ni un autobús”.
De momento, el hashtag #MásPlazasPIR ha sido trending topic en varias ocasiones. El siguiente paso es materializar este movimiento en más psicólogos clínicos y que la salud mental sea accesible para todos y todas.