Los psicoanalistas, estos profesionales que siguen la corriente fundada por el austriaco Sigmund Freud, construyen en nuestro imaginario una idea tan atrayente como denostada. Pensar en ellos es irse directo a los sofás, la interpretación de los sueños y los problemas maternofiliales. En España, los estudios de psicología apenas rozan esta tendencia (que rechazan algunos profesionales de la salud mental) pero según la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas (FEAP), existen unos 1000 psicoanalistas en todo el país.
Ellos dan servicio a los más de 20.000 pacientes que acuden a sus terapias, explican desde Diario de Sevilla. Pero ¿qué hace que una persona se lance en los brazos del psicoanálisis? ¿Cuál es el perfil del paciente estándar? Y, sobre todo, ¿cómo funcionan sus consultas? En Yasss respondemos a esta y a otras preguntas.
Cuando sufrimos una cardiopatía, pedimos cita con el cardiólogo, y cuando tenemos un problema en la piel, llamamos al dermatólogo. Sencillo, ¿no? Es una asociación tan simple, que parece sacada de un episodio de Barrio Sésamo. La cosa se complica cuando hablamos de esas molestias que aparecen en nuestro día a día, esas patologías y emociones que alteran por completo nuestra rutina, pero a las que restamos importancia porque están “dentro de nosotros”. Y aquí es donde entra el problema, porque tendemos a asumir que podemos con ello, que tan solo es “una mala racha”, como si no tener sarpullidos o fiebre hiciese del malestar algo controlable.
Los problemas relacionados con la falta de salud mental son cada vez más habituales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y, sin embargo, seguimos sin darles la importancia que merecen. Evidentemente, no todo el mundo cuenta con las herramientas para solucionar los problemas derivados de una deficiente salud mental, y por eso los profesionales de este campo son tan necesarios. Dependiendo de la patología o molestia que sintamos, así será necesario acudir a un psiquiatra, a un psicólogo o a la consulta de ambos.
Y, en este cuadro, ¿dónde entran los psicoanalistas? Los motivos de consulta más frecuentes son el malestar general, los problemas de pareja o en las relaciones sociales o un sentimiento de soledad o tristeza que se prolonga en el tiempo. Básicamente, los mismos que los de cualquier paciente de un psicólogo conductual o humanista. En realidad, lo que cambia no es el motivo de consulta, sino el enfoque de la terapia. Eres tú quien debes valorar cuál va mejor contigo.
Y ahora, la gran pregunta, ¿quién debería ir al psicoanalista? Freud, su promotor principal, diría que todo el mundo, porque de alguna forma todos estamos enfermos. El autor aseguraba que hay un malestar en la cultura, que el orden simbólico genera conflictos en el sujeto que este reprime. Pero lo cierto es que las sesiones no están al alcance de todos los bolsillos, y hay a quien no le apetece sentarse en un sofá para contar sus sueños a desconocidos.
Si tienes un sueño recurrente que te atormenta, te interesa el concepto del inconsciente o, en general, el enfoque del psicoanálisis, esta corriente puede ser interesante para tu terapia. Los psicoanalistas, explican desde la Sociedad Española de Psicoanálisis (SEP), tratan de dar a conocer a sus pacientes “las causas, en muchas ocasiones inconscientes, que nos llevan a sufrir”. Y ese dolor, añaden, “es universal o atemporal. Sin el autoconocimiento, nada de lo que venga de fuera podría ser valorado, amado, aprovechado o rechazado, si fuera el caso”.
Las sesiones de psicoanálisis buscan ayudar al paciente a entender su propio daño, el origen de este y de las tendencias que reprime. Hablando en plata, el profesional busca hacer consciente lo inconsciente y, para ello, necesita analizar los síntomas de estos bloqueos, habitualmente en forma de actos fallidos o sueños. En una sesión habitual el psicoanalista pide a su paciente que diga lo primero que se le ocurra sin censura, aunque a priori no venga a cuento, para que el profesional pueda interpretarlo después. Este método se llama asociación libre, y con él el psicoanalista trata de descubrir los bloqueos del paciente.
Habitualmente, quien acude a estos profesionales siente una molestia o tristeza que imposibilita su desarrollo ‘normal’, y pide ayuda a un psicoanalista porque considera que es el mejor enfoque para su patología. Esta terapia puede alargarse varios años, aunque todo depende de hasta dónde quiera o pueda llegar el paciente, y es un compromiso que exige paciencia y regularidad.