El Murdoch Children's Research Instituto de Melbourne, en Australia, se encuentra probando una vacuna contra la tuberculosis para mejorar el sistema inmune de las personas en la lucha contra el coronavirus. Esta vacuna podría reaccionar ante una variedad de infecciones, entre ellas los virus, las bacterias y los parásitos.
Se trata de la famosa BCG, creada a finales del siglo XIX y que se puso a prueba por primera vez en humanos en 1921 después de la Segunda Guerra Mundial. Lleva el nombre de sus inventores, el Dr. Albert Calmette y la Dra. Camille Guerin, quienes la crearon a partir del mycobacterium bovis, una forma de tuberculosis que infecta al ganado.
En Australia se está usando para vacunar a los trabajadores sanitarios, que están en la primera línea en los hospitales de Melbourne, Adelaida y Perth. Para Nicolas Wood, especialista en inmunología del Hospital Westmead de Sidney, la vacuna puede resultar muy importante si hay un nuevo brote de infecciones: "Puede haber una segunda ola. Si esto sucede, la vacuna BCG podría proporcionar protección", afirmó.
Esta vacuna protege contra la tuberculosis, infección causada por la bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis que generalmente ataca a los pulmones, pero que también puede afectar a los riñones, columna vertebral, cerebro y otros órganos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja utilizar esta vacuna en países donde existe riesgo de contagio de tuberculosis durante la infancia. La recomendación es que todos los niños la reciban a los 2 ó 3 días después de su nacimiento. De esta manera, durante el primer año de vida se desarrolla protección contra esta enfermedad.