Puede que el coronavirus afecte a todos por igual, que no entienda de fronteras ni de clases sociales pero no todos tenemos a nuestro alcance las mismas herramientas para prevenir su ataque ni para luchar contra él. Es el caso de las miles de mujeres prostituidas que hay en España, las "grandes olvidadas" del estado de alarma. Es en este momento cuando más evidentes se hacen las diferencias y cuando los colectivos más vulnerables se vuelven extremadamente frágiles.
"Estamos hablando de víctimas de trata y explotación sexual, de mujeres en situación de invisibilidad y extrema vulnerabilidad", asevera en una entrevista la presidenta de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (Apramp), Rocío Nieto. "El encierro generado por la pandemia repercute de forma negativa en su situación, las invisibiliza aún más y dificulta su acceso a cualquier tipo de información", subraya.
Las mujeres prostituidas "son las grandes olvidadas" de esta crisis sanitaria. "Van a contagiarse" y ni siquiera van a saber lo que tienen, advierte la presidenta de Apramp. "Y entonces se convertirán en material desechable", augura en un tono muy crudo. Hay que tener en cuenta que son mujeres y niñas que habitualmente no tienen ninguna manera de comunicarse con las autoridades. El confinamiento solo agrava esta situación. Ni siquiera tienen acceso al sistema sanitario dado que la mayoría son inmigrantes en situación irregular y solo son asistidas en caso de urgencia, servicio que en ocasiones se les cobra, tal y como han denunciado diversas organizaciones en numerosas ocasiones.
Explica la presidenta de Apramp que, antes de decretarse el estado de alarma, lo habitual era que los lugares donde son explotadas abriesen y cerrasen con asiduidad, y que las redes de proxenetas las trasladasen de un lugar a otro para impedir que estableciesen contacto con personas que pudiesen ayudarlas. Ahora, durante el estado de alarma, "las entidades que trabajamos con víctimas de trata estamos intentando contactar con ellas, pero el aislamiento lo hace muy difícil". Desde el pasado 14 marzo están a merced de sus explotadores. "Muchas de ellas no saben en qué ciudad están y es posible que desconozcan qué es el coronavirus".
Según datos del Parlamento Europeo, unos 40 millones de personas en el mundo son víctimas de la prostitución. En Europa Occidental se calcula que son entre uno y dos millones. El 80 % son mujeres y niñas, en su mayoría de entre 13 y 25 años. La Fundación Scelles -observatorio internacional de lucha contra la prostitución- explica que se trata de un negocio mundial asociado al crimen organizado que genera unos beneficios mundiales de 100.000 millones de euros anuales, de 30.000 en Europa y de 1.800 en España. España es el primer consumidor de prostitución de Europa y el tercero del mundo. Entre un 20 y un 40 % de los hombres españoles reconoce haber pagado por sexo. Según datos del Ministerio del Interior, en España hay unas 12.000 víctimas de trata, aunque reconocen que la cifra real es muy superior, un negocio que mueve unos cuatro millones de euros al día.
Unas cifras que "son sólo son la punta del iceberg", remarca Nieto. En España las miles de mujeres que sufren este tipo de violencia de género afrontan el estado de alarma en una situación absolutamente precaria, sin medidas de protección y una economía tan frágil que, en ocasiones, las obliga a continuar prostituyéndose, según ha constatado Médicos del Mundo y explica Belén Matesanz, portavoz de esta organización.
Y como la mayoría de los lugares en los que son explotadas han cerrado se ven obligadas a seguir prostituyéndose en lugares como los polígonos y así poder hacer frente al pago de las habitaciones de los clubes, prostíbulos y pisos donde están confinadas y, en mucho casos, a las necesidades de sus hijos pequeños. La situación se agrava aún más para las que mantienen deudas con sus explotadores, que crecen a medida que se alarga el confinamiento. Según han narrado ellas mismas a estas organizaciones, son los encargados de esos lugares lo que les suministran los alimentos y productos básicos.
Organizaciones como Apramp o Médicos del Mundo las atienden telefónicamente porque el Covid-19 ha obligado a interrumpir la asistencia personal. A través de su aplicación para móvil "Iris", Médicos del Mundo, les ofrece, además, información sobre el coronavirus, medidas de prevención, de violencia de género y la normativa de convivencia ciudadana. Y la Policía Nacional mantiene operativos, las 24 horas del día, una teléfono y un correo de Lucha contra la trata, tanto para las víctimas como para cualquier ciudadano que quiera denunciar un caso: 900 10 50 80 y trata@policía.es. La llamada es confidencial y no queda registrada en la factura telefónica.
Las mujeres prostituidas necesitan alojamiento, comida, productos de higiene y material de prevención ante el Covid-19. La situación de peligro extremo que en estos momentos viven estas mujeres ha hecho que las organizaciones que trabajan con ellas exijan al Gobierno que las considere población vulnerable para que puedan acceder a las medidas de apoyo económico y los servicios sociales que se están poniendo en marcha.
Porque, explican desde Médicos del Mundo, su situación irregular hace que, además, el sistema las deje fuera de medidas como la prohibición de que se corte el agua, la luz o el gas a los hogares que no puedan abonar estos servicios. Urge, y no solo en época de crisis sanitaria, poner a su alcance políticas de apoyo con recursos habitacionales, económicos y de formación y empleo que les permitan salir de la situación de prostitución y violencia de género en la que están atrapadas.