Inmersos ya en el verano todos queremos lucir un buen aspecto, lo que incluye tener unas uñas de pies y manos impecables que nos permitan ponernos nuestras sandalias favoritas sin avergonzarnos. Y es que, como sucede con la piel, las uñas de los dedos dicen mucho acerca de nuestro estado de salud. Pero, ¿qué son las uñas? Pues son unas placas córneas, duras, brillantes y lisas que cubren y protegen la parte superior de la punta de los dedos de manos y pies. Se forman principalmente por células muertas endurecidas que contienen queratina, lo que confiere a la uña su propiedad de dureza, y crece a lo largo de toda la vida.
De forma fisiológica, las uñas experimentan un crecimiento variable en función de la edad, disminuyendo la velocidad de crecimiento a lo largo de los años. Hay distintos factores que pueden influir en la velocidad de su desarrollo, como el uso de determinado tipo de calzado, una buena o deficiente vascularización en los dedos o microtraumatismos que puedan ralentizar el crecimiento y la estimulación celular.
Si una uña de la mano se desprende, tarda en formarse de nuevo alrededor de tres meses. Sin embargo, las uñas de los pies tienen un crecimiento mucho más lento, pudiendo tardar de seis meses a un año, por lo que en muchas ocasiones es necesario recurrir a procesos de reconstrucción para mantener la protección de los dedos y la estética de nuestros pies.
Los principales problemas de las uñas tienen que ver con su color, forma, textura o espesor, y sus tratamientos son los siguientes:
Es una afección por hongos de la uña. Para su diagnóstico hay que realizar un cultivo micótico, y si el resultado es positivo se establece un tratamiento tópico mediante la aplicación de laca de uñas, y se valora un posible tratamiento con láser. La técnica del K-láser recurre a una fuente de alta temperatura que hace desaparecer tanto el hongo como las esporas mediante luz pulsada, evitando la necesidad de tomar medicación.
Es uno de los problemas de las uñas que más molestias y dolor puede provocar al paciente. Se realiza un tratamiento de extracción de espícula (fragmento de uña clavado), en el que se valoran otras soluciones para tratar de evitar la reincidencia del problema. Uno de ellos es la Ortonixia, con el que se trata de reeducar el crecimiento de la uña recuperando la forma curva y la dirección natural de su desarrollo mediante la colocación de láminas de plástico, resinas o pequeños ‘brakets’ que generan tracción sobre la uña. Durante el periodo de colocación de estos minúsculos dispositivos pueden quedar disimulados ya que se cubren y se pintan con esmalte si se desea. En caso de continuas recidivas o casos más complejos se valora la posibilidad de cirugía.
En ocasiones se producen alteraciones en el crecimiento y el grosor de la uña, para lo que se realizan tratamientos de cortes y fresados.
Las uñas pueden verse alteradas o deterioradas por la presión continuada de determinados tipos de calzado, golpes o traumatismos, que pueden llegar a provocar su fragmentación o caída, por lo que en ese caso se puede recurrir a la reconstrucción de la uña con geles o resinas.
Son un problema bastante común que ha incrementado con el auge de los hábitos deportivos y uso de calzado incorrecto, cuya principal causa son los traumatismos directos. En muchos casos, la uña se recuperará de forma natural sin tratamiento, pero en otros más severos puede desprenderse de la piel. Si el traumatismo ha sido reciente o el hematoma aun está líquido debe hacerse una fenestración en la uña, es decir, un especialista hará un orificio en la placa ungueal para drenar ese hematoma.
Son depresiones a través de la uña. Pueden presentarse después de una enfermedad, una lesión de la uña, eccema alrededor de la uña, durante quimioterapia para el cáncer y cuando no se está recibiendo la nutrición suficiente.
A menudo son el resultado normal del envejecimiento. También pueden deberse a ciertas enfermedades y afecciones.
Es una forma anormal de las uñas de los dedos de la mano, La uña tiene crestas levantadas y es delgada y cóncava. Este trastorno está asociado con una anemia ferropénica.
Corresponde a vetas o puntos blancos en las uñas que se deben a menudo a medicamentos o enfermedades.
Corresponden a la presencia de pequeñas depresiones en la superficie de esta. Algunas veces, la uña también presenta desmoronamiento. La uña puede aflojarse y algunas veces desprenderse. Estas lesiones están asociadas con la psoriasis y la alopecia areata.