Bien entrada la primavera, el tiempo sigue inestable. Aunque las temperaturas sean más cálidas, los cielos continúan nubosos, por no hablar de las tormentas que persisten en el este y el interior de la península. Buen tiempo para quedarse en casa, malo si necesitas unos rayos de sol para que tu cuerpo pueda sintetizar su dosis diaria de vitamina D.
Es cierto que el confinamiento y el mal tiempo podrían provocar a largo plazo una deficiencia de vitamina D, con consecuencias desastrosas para la salud que pueden empezar por una mala absorción del calcio y el fósforo y derivar en osteoporosis y osteomalacia entre otras enfermedades. Pero a falta de sol es posible prevenir un déficit de vitamina D mediante una dieta adecuada en la que se incluyan alimentos como el pescado azul, el hígado, los lácteos, los cítricos, la margarina, los cereales, el huevo o alimentos enriquecidos en vitamina D.
No obstante, incluso siguiendo estas recomendaciones, en torno al 80% de la población que vive en países del note padece un déficit de vitamina D y las causas pueden ser diversas, desde el tipo de piel, al consumo de ciertos fármacos como los corticoides o factores como el sobrepeso, la edad y los trastornos renales, hepáticos o de malabsorción intestinal.
Ante estas alarmantes cifras, cabe plantearse la conveniencia de prevenir el déficit de vitamina D mediante suplementos y aunque es un sistema muy recomendable, sólo debe hacerse previa prescripción y bajo control médico. Si bien la intoxicación es muy poco frecuente y requiere altas dosis de suplementos de vitamina D, la principal consecuencia es la acumulación de calcio en sangre (hipercalcemia) que puede provocar náuseas, desorientación, alteraciones del ritmo cardíaco, vómitos, malestar general y falta de apetito.
La única prueba que sirve para determinar si hay o no un déficit de vitamina D en el cuerpo es mediante un análisis de sangre que mida la concentración de 25-(OH)-D en el suero sanguíneo. No obstante, si bien en la mayoría de los casos un déficit de vitamina D no presenta ningún tipo de síntomas, cuando los niveles son muy bajos y prolongados en el tiempo puede provocar cansancio, dolor y debilidad en la musculatura inferior de la espalda y en las caderas, además de cierta propensión a sufrir fracturas. En los niños, los calambres musculares pueden ser el primer síntoma de raquitismo.
No obstante, convendría prestar atención a ciertas señales y solicitar un examen médico si se presentan síntomas como fatiga permanente, temblores, hormigueo, falta de energía, pesimismo, ansiedad, insomnio o somnolencia, deterioro de la coordinación, trastornos circulatorios, vómitos o deseo constante de comer dulces.
Si se tienen sospechas de un posible déficit de vitamina D y, dadas las circunstancias, acudir a un centro médico no es una opción, existe la posibilidad de solicitar un test en tu farmacia de confianza o hacértelo en casa de manera rápida y sencilla. Basta tomar una muestra de sangre de la yema del dedo y remitirla al laboratorio correspondiente para que sus profesionales determinen el nivel de 25-(OH)-D. En pocos días devuelven el resultado y unas recomendaciones adaptadas a las necesidades concretas reveladas por el test.