La Real Academia de la Lengua define el concepto voz, en su primera acepción, “como el sonido producido por la vibración de las cuerdas vocales”. El habla se produce cuando el aire, proveniente de los pulmones, atraviesa las vías respiratorias (tráquea) y la caja laríngea (laringe) y hace vibrar las cuerdas vocales que producirán el sonido. Posteriormente, los músculos que controlan el paladar blando, la lengua y los labios se encargarán de convertir esos sonidos en palabras.
Cuando estamos delante de una persona su aspecto físico nos ayuda a predecir, más o menos, la edad que tiene. Pero, si nuestro interlocutor no está ante nosotros, ¿seríamos capaces de predecir de manera certera la edad que tiene? Parece ser que sí, que existen una serie de elementos, como la forma en que se expresa, cómo construye las frases, el léxico que emplea o su forma de pronunciar, que pueden ayudarnos a descifrarla con mayor exactitud.
Existen ciertas pistas que, de manera inconsciente, nos ayudan a acotar una franja de edad bastante precisa cuando escuchamos la voz de una persona. Javier Lage Fernández, de la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital HM Rosaleda, asegura que, obviando la edad infantil que tiene unas características vocales propias muy particulares y teniendo en cuenta que la voz a partir de la adolescencia y durante el resto de nuestra vida sigue modificándose, “tenemos en el subconsciente una base de datos de todas las voces que conocemos y a qué edad corresponden. Así que, cuando analizamos una voz, asociamos sus características sonoras con las ya conocidas”. Además, prosigue el doctor Lage Fernández, “también entra en juego el análisis del léxico y del uso del lenguaje, que cambia a lo largo de la edad. El uso de expresiones y modismos está más presente en la tercera edad, mientras que los jóvenes usan un lenguaje más coloquial”. Y no solo podemos identificar la edad de una persona escuchando su voz, sino también su personalidad, continua este experto de la Unidad de Otorrinolaringología. De este modo, “podemos distinguir a una persona extrovertida de una más tímida, diferencias culturales o de formación, estado de ánimo, etcétera”.
A las características anteriormente citadas, la doctora Elena Mora Rivas, facultativo Especialista del Área de Otorrinolaringología (ORL) del Hospital Universitaria Ramón y Cajal, enumera algunas otras que pueden ayudarnos a predecirla de manera certera: “en primer lugar, el tono vocal -cómo de grave o aguda es una voz- nos ayuda a identificar el sexo de una persona y con la edad, las mujeres suelen presentar un tono más grave y los varones un tono más agudo. En segundo lugar, el volumen o intensidad a la que se emite la voz disminuye con la edad, debido fundamentalmente a la disminución de la capacidad pulmonar, así como a la disminución de volumen de las cuerdas vocales, que dificulta la proyección de la voz”.
El paso del tiempo deja su impronta en la voz del ser humano. El experto de la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital HM Rosaleda describe como según vamos madurando, nuestra voz se modifica. Así, cuando somos bebés, “la laringe que está situada muy alta, casi a la altura de la base de la lengua, les confiere esa voz tan aguda. A lo largo de la infancia las cuerdas vocales van creciendo y la laringe baja su posición en el cuello, haciendo que descienda el tono de la voz y añadiéndole riqueza en armónicos (voz más resonante y redonda)”.
En la pubertad los caminos se separan por sexos: “el influjo de la testosterona en los niños provoca un aumento en la masa muscular de las cuerdas vocales y un crecimiento mayor. Las cuerdas vocales más gruesas y largas confieren la voz grave que desarrollan progresivamente los adolescentes. En las niñas, el efecto de los estrógenos provoca un aumento de la tensión en las cuerdas vocales, resultando en unas cuerdas más finas y tensas, lo que confiere la voz aguda típicamente femenina”.
Los cambios no finalizan con las modificaciones vocales producidas durante la adolescencia. El uso que se dé a las cuerdas vocales a lo largo de la vida -hábito vocal, necesidades laborales, abuso del tabaco y alcohol, práctica de canto- también produce una modificación en la sonoridad de la voz. Según, el doctor Lage Fernández, “el abuso vocal provoca un progresivo endurecimiento de la superficie de las cuerdas y disminuye los armónicos, dando como resultado una voz más áspera y tensa. El hábito de fumar provoca un edema y aumento de volumen, agravando el tono. Las voces más preparadas, con técnica vocal o cantada, consiguen más armónico, más sonoridad y volumen -voces más redondas y amplias-“.
A partir de la menopausia, existen cambios significativos en la voz femenina. En esta etapa de las mujeres, continúa el doctor Lage Fernández, “se pierde parte del colágeno y disminuye el volumen de las cuerdas. Eso provoca la aparición de la presbifonia, que comprende una serie de cambios como la pérdida de volumen, aumento del aire en la voz y cansancio y dolor al hablar largos periodos de tiempo. En edades más avanzadas, la voz se vuelve monótona, sin fuerza, débil y temblorosa”. En los hombres, los cambios no son tan llamativos, “aunque el descenso en los niveles de testosterona también se refleja a nivel vocal con una disminución de la masa muscular de las cuerdas vocales, que ocasiona una elevación del tono. En edades avanzadas la voz pierde mucha fuerza, y aparece el temblor y la ronquera”, sostiene este especialista del Hospital HM Rosaleda.
Las etapas de una persona en la que seríamos capaces de aproximarnos en la predicción de su edad serían aquellas que se encuentran en los extremos de la vida por sus características tan diferenciadoras; por ejemplo, la voz de un niño o una persona de la tercera edad son sencillas de identificar. Ahora bien, dentro del rango de edades entre la adolescencia y la vejez, continúa el otorrinolaringólogo del HM Rosaleda, “hay varios estudios que identifican claramente una mayor facilidad para distinguir voces de la misma franja etaria que el oyente, ya que nos relacionarnos más con personas de nuestra misma edad, y al escuchar la voz de alguien en nuestro mismo rango de edad, identificamos más claramente los patrones léxicos, el modo de expresarse y las características vocales típicas de nuestro rango de edad”. Las voces que ayudan menos a identificar cuál sería la edad son las voces patológicas. “Una voz muy ronca, por ejemplo; una mujer que es fumadora ha perdido casi todas las características propias de su edad y desarrolla un tono y una rugosidad muy llamativas, que pueden corresponder a una mujer de 40, pero también de 80 años”.