Es el miedo que hoy siente parte de la sociedad. El hecho de que las vacunaciones en los segmentos de sociedad más mayores ya esté dando sus frutos, y los contagios en las residencias de mayores han disminuido un 64 % en un mes coincidiendo con la campaña de vacunación, pasando de 1.299 casos en la tercera semana de enero a los 472 notificados durante toda la semana pasada presenta un nuevo temor. ¿Mutará el virus para dirigirse a los niños y jóvenes? No es una pregunta ilógico viendo el aumento de casos en niños en Israel y en norte de Italia.
Sanidad considera que lo idóneo es administrar la vacuna por edades e intenta ahora controlar la llegada de residentes de Brasil y Sudáfrica, ante el miedo a sus variantes. Por ello ha creado otros cuatro grupos prioritarios en la estrategia de vacunación: las personas de 70 a 79 años, las de 60 a 69 y los enfermos de alto riesgo de menos de 60, para las que ha reservado Pfizer y Moderna, así como otro de población general de 45 a 55 años a los que destinará AstraZeneca. Hay debate porque es en esta última en la que se tiene menos confianza en general.
Y el miedo ahora es que el virus, acorralada en el futuro en su progresión en personas mayores mute para tener más recorrido entre jóvenes y niños. De hecho, hoy mismo se ha sabido que casi 200 alumnos de las aulas de 3, 4 y 5 años han sido confinados para evitar contagios en el colegio concertado Santa María del Carmen de las Carmelitas de Elda. ¿Hay base para el miedo?
El miedo a no vacunar a los niños en el caso de que el virus mute es menor tras saber que estos están protegidos contra el Covid-19 grave porque su sistema inmunológico innato ataca rápidamente al nuevo SARS-CoV-2, según una investigación dirigida por el Murdoch Children's Research Institute (MCRI) en Australia.
El estudio, publicado en 'Nature Communications', incluyó un análisis de muestras de sangre de 48 niños y 70 adultos en 28 hogares de Melbourne infectados o expuestos al nuevo coronavirus. Las respuestas inmunitarias se controlaron durante la fase aguda de la infección y hasta dos meses después.
Por primera vez se han observado las razones por las que los niños tienen la enfermedad leve por Covid-19 en comparación con los adultos, y los mecanismos inmunológicos que sustentan esta protección. "Se desconocían hasta este estudio", ha señalado la doctora Melanie Neeland de MCRI. "Los niños tienen menos probabilidades de infectarse con el virus y hasta un tercio son asintomáticos, lo que es sorprendentemente diferente a la mayor prevalencia y gravedad observada en los niños para la mayoría de los otros virus respiratorios", ha añadido.
A su juicio, comprender las diferencias subyacentes relacionadas con la edad en la gravedad de Covid-19 proporcionará importantes conocimientos y oportunidades para la prevención y el tratamiento, tanto para COVID-19 como para posibles pandemias futuras.
Francesca Orsini y Alessandro Bartesaghi participaron en el estudio junto con sus dos hijas, Beatrice y Camilla, después de que todas dieron positivo a Covid-19. Ambas hijas, de seis y dos años, solo tenían una secreción nasal leve, pero Francesca y Alessandro tenían fatiga extrema, dolores de cabeza, dolores musculares y pérdida del apetito y del sentido del gusto. Francesca y Alessandro tardaron al menos dos semanas en recuperarse por completo.
El estudio mostró que los niños con COVID-19 tienen una respuesta inmune innata más robusta al virus en comparación con los adultos. "La infección por coronavirus en los niños se caracterizó por la activación de los neutrófilos, el glóbulo blanco especializado que ayuda a curar los tejidos dañados y resuelve las infecciones, y una reducción de las células inmunitarias de primera respuesta, como los monocitos, las células dendríticas y las células asesinas naturales de la sangre", ha explicado.
Esto sugiere que, según explica, "estas células inmunes que combaten las infecciones están migrando a los sitios de infección, eliminando rápidamente el virus antes de que tenga la oportunidad de arraigar realmente. Esto muestra que el sistema inmunológico innato, nuestra primera línea de defensa contra los gérmenes, es crucial para prevenir el Covid-19 grave en los niños. Es importante destacar que esta reacción inmunológica no se replicó entre los adultos en el estudio".
En el estudio también se ha observado que los niños y adultos que estuvieron expuestos, pero dieron negativo al coronavirus, también tenían respuestas inmunes alteradas. "Tanto los niños como los adultos habían aumentado el número de neutrófilos, hasta siete semanas después de la exposición al virus, lo que podría haber proporcionado un nivel de protección contra la enfermedad", ha señalado.
El estudio confirma una investigación anterior de MCRI que encontró que tres niños de una familia de Melbourne desarrollaron una respuesta inmune similar después de la exposición prolongada al coronavirus de sus padres. La investigación indicó que, aunque los niños habían sido infectados con el coronavirus, pudieron montar una respuesta inmune que fue altamente efectiva para detener la replicación del virus, lo que significa que nunca dieron positivo en la prueba.