Entre las numerosas cuestiones que provocan incertidumbre entre los ciudadanos, nos encontramos con las playas. ¿Se podrá ir a la playa este verano? En caso de que así sea, ¿nos podremos bañar en el mar? Cientos de dudas invaden nuestras mentes, pero lo cierto es que por el momento las playas tan solo suponen debates y confusiones.
Lo que sí está claro es que la decisión será tomada por cada ciudad o municipio. Cada uno de ellos determinará la decisión final. En sus manos estarán también las actividades que se permitirán realizar en las mismas.
En caso de permitir finalmente que estén abiertas, las playas tendrían que ser desinfectadas con el ya conocido método del ozono. La técnica no deja residuos y es totalmente fiable, puesto que ya se ha probado en la limpieza de locales, vehículos o zonas con alto potencial de estar infectados.
Además, tendrán que establecerse una serie de medidas para evitar lo que ha ocurrido en otras playas del mundo, como en las de Florida, abarrotadas desde el día de su apertura a pesar de los avances del virus.
Sin duda, este verano no va a ser igual. Puede que poco a poco podamos recuperar ciertas actividades típicas del periodo vacacional, pero nunca como antes. Entre las opciones que se manejan en torno a las playas, nos encontramos con la posible existencia de turnos, respetando siempre un aforo máximo preestablecido.
Mamparas de plástico con sombrillas y tumbonas también están entre las posibilidades. Gracias a esta iniciativa se aseguraría el mantenimiento de las distancias de seguridad: cubículos de plástico que aislarían a los bañistas en cada tumbona.