Perder el olfato por el covid también te puede dejar sin sexo
Un estudio relaciona la pérdida del olfato con la disminución del deseo sexual
La función sensorial disminuye con la edad y podría estar relacionado con la pérdida del deseo sexual
La pérdida del olfato es un síntoma típico del coronavirus
Otra mala noticia para los contagiados de covid19 se desprende de un estudio desarrollado en Estados Unidos que relaciona la pérdida del olfato con la disminución del deseo sexual.
La anosmia es uno de los síntomas más comunes entre los contagiados de coronavirus, un síntoma que suele perdurar varias semanas, incluso meses, tras haber superado la enfermedad. Además, parece estar relacionado con la levedad en los síntomas, ya que parece demostrado que a menor gravedad del paciente infectado de covid, mayor pérdida del olfato.
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Pero ese síntoma leve de la enfermedad, además de dejarnos sin olfato podría dejarnos también sin sexo. Y es que, según el estudio de investigadores de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, publicado en The Journal of Sexual Medicine, la anosmia estaría relacionada de manera directa con la pérdida del deseo sexual. En el estudio publicado, los investigadores examinaron a adultos mayores de 65 años, lo que significa que esta relación podría incrementarse al envejecer y podría ser menos evidente en los jóvenes.
En el estudio participaron 2.084 adultos mayores de 65 años, todos residentes en los Estados Unidos. Los investigadores midieron la sensibilidad olfativa de los participantes y recopilaron datos sobre la frecuencia de pensamientos sexuales y sobre actividad sexual a través de varios cuestionarios. Los resultados encontraron una relación entre la disminución de la función olfativa y una disminución de la motivación sexual y una menor satisfacción emocional con el sexo, pero no mostró una disminución de la frecuencia de la actividad sexual o del placer físico.
"Nuestra investigación muestra que una disminución en la función olfativa puede afectar el placer sexual en los adultos mayores", afirma el autor del estudio Jesse K. Siegel, de la Universidad de Chicago. Los responsables de dicho estudio apuntan a que esta relación podría deberse a vínculos neurológicos "conservados evolutivamente" entre el olfato y la sexualidad.