Las aulas, aunque tengan solo 20 alumnos por clase pueden ser un peligro de contagio, pese a la puesta en marcha de equipos Covid y las medidas de prevención y seguridad. Un equipo de investigadores del departamento de Organización de Empresas II de la Universidad de Granada ha comparado las previsiones del Gobierno y las comunidades autónomas para la vuelta a las clases en septiembre con los requerimientos técnicos y ha advertido de graves problemas de planificación.
Por ello los científicos han pedido "más rigor" en la planificación de la vuelta a los colegios en septiembre ya que, según un estudio sobre las relaciones sin mascarillas ni distancia suficiente, un grupo de 20 niños de una clase de infantil tendría contacto con más de 800 personas en dos días, y ello hacer prever el cierre de muchas aulas en otoño. "La clave no es abrir en septiembre sino tenerlas a los largo del curso y tener en cuenta un plan no presencial y que debe ser mejor que los realizados a lo largo de este curso", explica el catedrático de Organización de Empresas y coordinador de este análisis, Alberto Aragón, uno de los creadores de dicho estudio que destaca que "las denominadas burbujas sólo garantizarían la tranquilidad si estuvieran cerradas, pero cada uno de los niños" de esos niveles educativos y su docente "también conviven con los miembros de sus propias familias",
El estudio ha analizado el número de relaciones sin mascarillas y sin distanciamiento previsto en Educación Infantil y de los cuatro primeros cursos de Primaria según los datos de la ministra de Educación, Isabel Celaá, que indicó que tanto las clases como las familias funcionarán como una "burbuja" de tranquilidad.
El estudio ha tomado como media la familia formada por dos adultos y 1,5 menores, por lo que cada uno de los 20 alumnos tendría una exposición a un grupo de 74 personas en su primer día de clase.
"Si además los menores de esas familias también estuvieran en una clase distinta, se agregarían esas relaciones al conjunto alcanzando 808 personas implicadas ya el segundo día de clase", ha añadido Aragón, que ha dicho que en aulas con una ratio de 25 alumnos, como han anunciado algunas autonomías, supondría 1.228 contactos.
Los autores del estudio han considerado en un comunicado que cualquier planificación en una situación de incertidumbre como la actual debe considerar múltiples posibles escenarios y en cada uno de ellos deben definirse los recursos de los que se va a disponer. "Un sistema abierto de burbujas de convivientes como el que proponen el Gobierno y las comunidades solo puede tener una eficacia limitada para controlar el riesgo de contagios, pero es especialmente poco eficaz cuando el número de escolares en su núcleo es tan alto", han añadido.
Un contagio en una persona de ese colectivo conlleva un riesgo automático para todo el grupo, por lo que cabe esperar que cualquier situación de alerta implique el cierre del grupo o incluso de todo el colegio si han compartido espacios o docentes comunes. También han recalcado la necesidad de sumar horarios no presenciales y "colegios de guardia" que ofrezcan apoyo a la enseñanza remota.
Juan Gestal, epidemiólogo, ya destacó en Informativos Telecinco que una pregunta debe estar en nuestra mente en plena desescalada. ¿Qué pasa si una persona de esa burbuja tiene contacto con otras personas?
Si un día quedamos con siete amigos, y cada uno de ellos queda al día siguiente con otro grupo, y así un tercer día tendremos miles de contactos sociales en tres quedadas. Riesgo máximo. "La clave es no quedar con todos", señala Joan Carles March, de la Escuela Andaluza de Salud Pública.