Estás viendo un video de YouTube con tu pareja y de repente salta una notificación. El icono te suena de algo... ¡Es Tinder! Sudores fríos, palpitaciones y unas ganas de llorar-gritar-meterte bajo las sábanas y no salir nunca emergen de tu cuerpo. Pero es peor cuando te enteras por terceras personas. El amigo de un amigo ha visto a tu pareja en Tinder y cuando te lo dicen intentas poner tu mejor cara de póker sin éxito. ¿Qué hacer en esta situación? ¿Es justo enfadarse? Y lo más importante, ¿mantener abierto tu perfil de Tinder se puede considerar infidelidad?
Es un error pensar que las relaciones afectivo-sexuales son o blancas o negras. Hay un enorme abanico de matices en lo que respecta a la definición que cada persona da al amor, al sexo o a la forma de vincularse con los demás.
Si no debemos imponer nuestra visión de las relaciones sobre los demás, tampoco nuestra opinión sobre lo que es o no es una infidelidad, y es que cada pareja define sus propios límites. Tontear a través de WhatsApp puede ser infidelidad para una persona, pero algo totalmente habitual en otra pareja sin que provoque ningún conflicto. Otras relaciones acuerdan que el sexo sin sentimientos con otras personas está permitido y no son “cuernos”, aunque muchos se lleven las manos a la cabeza ante esta decisión. Como vemos, todo depende de lo que los miembros de la pareja consensuan de forma libre y unánime, y no por el simple hecho de complacer al otro.
Sin embargo, las reglas de otras parejas no son una excusa para comportarnos como nos da la gana. Si tu pareja y tú tenéis una relación estrictamente monógama y habéis acordado no tontear ni salir con más gente, es normal que te moleste que tu novio o novia mantenga su perfil de Tinder abierto. Y es que aunque no sea una infidelidad per se, sí que puede suponer una traición a tu confianza.
Tienes pareja, una vida sexual increíble, compenetración, confianza e intimidad, pero aun así sientes la necesidad de mantener en tu móvil una aplicación para ligar. ¿Por qué?, cabría preguntarse. Y para responder a esta pregunta, hemos preguntado a varias personas con pareja monógama y la aplicación de Tinder en activo.
Raúl, de 26 años y con pareja desde hace seis meses, explica que “Tinder da un subidón de autoestima”. “Nunca quedaría con nadie ni tampoco he hecho sexting, pero me gusta gustar”, afirma.
En el caso de Sergio, de 29 años, Tinder es una herramienta para “hacer amigos”, relata. “Me lo hice cuando me mudé a Madrid y no lo he borrado porque sí que he conocido a gente con la que no he tenido nada. Mi novio lo respeta, aunque no lo entiende porque para él hay otras formas de hacer amigos y dice que Tinder es para lo que es”.
En el caso de Gemma, de 21 años, Tinder es “una aplicación para echarse unas risas con sus amigas”. No lo utiliza a solas, solamente cuando está con otras personas “para ver quién tiene perfil, hacer el tonto y tomárselo a cachondeo”, explica.
Es normal que nos molesten ciertos comportamientos de nuestra pareja, sobre todo aquellos que cruzan el límite de lo que hemos consensuado previamente, pero no podemos prohibir algo a una persona.
Entonces, ¿tienes que aguantar que haga algo que te duele? No, para nada. Lo recomendable es ser sincero, decirle qué te molesta y por qué te molesta, y que la decisión recaiga sobre tu pareja y no esté basada en una imposición tuya.
La gran pregunta es qué hacer si tú le dices a tu pareja que no te gusta que tenga Tinder y le entra por un oído y le sale por el otro o, peor aun, te miente contándote que lo ha borrado pero la aplicación sigue en el móvil.
Si eso ocurre toca tener una conversación incómoda, y es que vas a tener que dejar claros cuáles son los límites de lo que para ti es una infidelidad y tu pareja tiene que explicarte si está de acuerdo o no. El siguiente paso es llegar a un acuerdo con el que ambos os sintáis cómodos, y si en un futuro se incumple dicho acuerdo valorar si la relación va en el camino que te gustaría.
No tienes que aguantar faltas de respeto por amor, y que se incumplan las reglas que habéis creado en tu relación es una falta de respeto.